Esta casa de campo del siglo XVIII está en un pueblo histórico protegido en el condado de Perthshire, Escocia. Completamente abandonada, el estudio Loader Monteith la ha transformado en el nuevo hogar de una pareja jubilada que la compró en 2019. Aquí viven ahora felices (¡cómo no serlo en un sitio así!), cuidando de su jardín junto al río y disfrutando del paisaje y la naturaleza escocesa. “El lugar es increíblemente hermoso, y trabajamos para diseñar una casa cómoda que aproveche la belleza de las Highlands”, dice Matt Loader, fundador de Loader Monteith.

La casa está en un pueblo de las Highlands, Escocia

La casa está en un pueblo de las Highlands, Escocia

Jim Stephenson
Una casa con más de 200 años de vida en las Highlands escocesas

La casa tiene cerca de 240 años –se construyó en 1789– y era la típica casa de piedra enlucida en blanco habitual en la arquitectura rural escocesa. Pese a su distribución desordenada y evidentes problemas, como falta de aislamiento y daños por agua, los clientes, Jim y Frances, la compraron porque vieron que tenía potencial para transformarse en un hogar cálido y cómodo para disfrutar de su jubilación. Además, les encantó porque está entre los lagos y montañas de las Highlands y, sobre todo, porque la familia, que vive en Glasgow y Edimburgo, está cerca.

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La escalera se ha reubicado

La escalera se ha reubicado

Jim Stephenson

La planta baja, que constaba de varias habitaciones oscuras y cerradas típicas de una casa de campo de aquella época, ha pasado a tener una disposición mucho más fluida. Lo que los arquitectos han hecho es reubicar la escalera y eliminar tabiques para que desde la parte delantera de la casa se pueda ver el jardín y el río.

Toda la planta baja se ha rediseñado para abrirla al exterior

Toda la planta baja se ha rediseñado para abrirla al exterior

Jim Stephenson

Ahora sí, los dueños disfrutan de un interior más luminoso y una mejor circulación y relación entre los diferentes usos. Desde la zona de trabajo y la sala de estar, en la parte delantera, se ve la amplia cocina, que se abre a la terraza y el jardín. Los armarios abiertos y una isla de cocina más baja se han diseñado a medida para Frances y son el centro neurálgico de la casa.

El dormitorio disfruta de vistas al valle. El suelo es de roble

El dormitorio disfruta de vistas al valle. El suelo es de roble

Jim Stephenson

En la planta superior, el dormitorio principal, de paredes blancas y suelo de roble, disfruta de vistas al valle. En el cuarto de baño destaca la bañera bajo la claraboya. Esta planta se completa con dos dormitorios adicionales, una ducha y un acogedor rincón para tomar el té.

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El salón-comedor es ahora un ambiente diáfano

El salón-comedor es ahora un ambiente diáfano

Jim Stephenson
Conexión total con el jardín

La conexión del interior con el jardín era un aspecto clave del proyecto. La nueva ampliación en la parte trasera (de dos plantas) tiene ahora un salón-comedor diáfano que se abre al patio y al jardín a través de grandes puertas correderas acristaladas. En esta nueva ampliación también hay sitio para un dormitorio con un gran ventanal con vistas al valle.

Por fuera, la ampliación está protegida por una original marquesina de aluminio perforado que proyecta una luz moteada y proporciona privacidad a la terraza. En la pérgola están grabados los nombres de los nietos de Jim y Frances.

En la fachada trasera se ha colocado una original marquesina de aluminio perforado

En la fachada trasera se ha colocado una original marquesina de aluminio perforado

Jim Stephenson

La marquesina tiene un ancho que va disminuyendo: 1,5 metros de profundidad en un lado y unos 80 centímetros en el lado sur, lo que permite que el sol entre en la casa durante el día. “Una de las mejores cosas de la casa, que hemos descubierto al empezar a vivir aquí, es la sensibilidad del diseño a las variaciones de la luz a lo largo del día y de las estaciones”, dice Frances.

El salpicadero de la cocina está hecho de una única pieza de piedra que ha pasado de generación en generación en la familia.

El salpicadero de la cocina está hecho de una única pieza de piedra que ha pasado de generación en generación en la familia.

Jim Stephenson
Un hogar hecho para disfrutarse otros 200 años (al menos)

Los materiales se han seleccionado para que resistan el paso del tiempo. El suelo de roble, que se extiende por toda la casa y añade calidez, es un ejemplo. Hay otros. El salpicadero de la cocina está hecho de una única pieza de piedra que ha pasado de generación en generación en la familia. Los clientes también encargaron una mesa exterior, con el sobre de mármol y ruedas, hecha con material de desecho. Finalmente, los arquitectos han implementado mejoras relativas a la eficiencia energética. Muy bien aislada, la casa consume ahora poquísima energía.