Sensaciones, detalles, opiniones… Lo pueden llamar como quieran, pero en realidad son pifias, falta de control, de dominio del juego, de presencia en campo rival y una debilidad defensiva atroz. Ni con cinco zagueros en línea el Hércules es capaz de contener a su adversario. Y así, por más que se quiera circunvalar el desastre, se acabará consumando porque la realidad es tozuda y no perdona los errores de bulto.
Tercera derrota seguida y nuevo sistema probado. Esta vez con tres centrales –Bolo, Sotillos y Retu reconvertido–, y dos carrileros, Samu Vázquez y Javi Jiménez. ¿El resultado? Más presencia del equipo de Torrecilla en campo ajeno, pero mayor sensación de bloque diluido sin control del centro del campo y con exceso de idas y venidas en recorridos muy largos que, en el comienzo de la temporada, matan de cansancio al más pintado, en este caso Roger Colomina.
Nuevo tropiezo y nueve de doce puntos al limbo. Los blanquiazules caen a zona de descenso por primera vez con el extremeño en el banquillo y se activan las alertas en la víspera de la visita del Alcorcón al Rico Pérez. De momento, una buena mayoría de los 800 herculanos presentes en Cartagonova ya reclamó, de pura impotencia, la dimisión del preparador cacereño. Es la chispa que puede provocar el incendio en siete días si algo no cambia, si no se atisba la presunta fortaleza de una plantilla aparentemente mejorada que sigue peligrosamente la dinámica derrotista con la que se cerró la campaña anterior, la que acabó con el cuestionamiento, a todos los niveles, de la idoneidad de mantener al técnico.
La primera parte, en mitad de un desgobierno general que hace atractivos los encuentros al espectador, pero echan por tierra el trabajo de los entrenadores, la ganó Kevin Sánchez, incontenible por la derecha como lo fue Bebé en Ibiza o Rastrojo en el tropiezo contra el Algeciras. Como ese viernes, se puede esconder el fiasco en una tarjeta roja, esta vez, al contrario que la de Rentero (que fue justo al comienzo), a falta de diez minutos para el final. El marcador era de empate a uno, y esa inferioridad, esa concesión postrera, no la perdonó Javi Rey.
Reacción inmediata
El preparador del Efesé metió de golpe la artillería que le quedaba: Pablo De Blasis, Alfredo Ortuño y a Nacho Sánchez. Entre los tres acabaron de hundir atrás a un Hércules ya muy fatigado, casi resignado a su mala suerte después de que Retu, con una amarilla vista justo tras el descanso, decidiera colgarse de Diego Gómez después de comerse un engaño monstruoso en el centro del campo.
No pensó el lateral, para qué, hizo lo primero que se le pasó por la cabeza y dejó a su equipo en inferioridad cuando ya estaba con el resuello justo. A esas alturas, eran papel mojado el tanto de Sotillos, culminando una acción individual de Javi Jiménez por el carril zurdo, siendo el más listo, metiendo lo justo el pie; y también el que valió para contrarrestar la ventaja, el de Chiki, cabeceando a placer en el área pequeña después de que el expulsado se olvidara de seguirle para enfado morrocotudo de Bolo, que se lo recriminó sobre la hierba.
El reparto de puntos se antojaba el desenlace más lógico para el duelo de rivalidad en mitad de las fiestas de Cartagineses y Romanos, uno sin un dominador evidente, pero con más peligro local por la mayor calidad de sus aproximaciones, con más sello de gol que las alicantinas que, o se limitaban a disparos lejanos o no acertaban a encontrar rematador cerca de Lucho García.
Pero abrirle la puerta al despropósito en este club que ha convertido la desgracia en sello identitario es arriesgarse demasiado. Y justo fue así. Primero Samu se dejó un balón atrás y facilitó una contra que no terminó en gol de milagro y, sesenta segundo después, la inconsistencia en la medular dio pie a la internada de Perejón, incombustible, que tuvo tiempo de levantar la cabeza y ver la entrada en el área del hermano de Juanto. Cualquier otro delantero habría querido finalizar la acción, cubrirse de la gloria que le niega su entrenador, pero él, recién llegado al partido, con las piernas descansadas y la mente fría, optó por descargar atrás viendo la llegada de De Blasis.
El argentino, con 37 años y muchas batallas ganadas, armó la pierna y envió el balón a la escuadra apoyándose en la madera. Otro veterano que recupera súbitamente su juventud frente al Hércules de Torrecilla. Igual es casualidad, pero sí no lo es, se repite un patrón peligroso: todo el mundo parece mejor de lo que es cuando tiene enfrente a la defensa blanquiazul.
Con el «derbi» languideciendo de alegría en la grada visitante, aún tuvo tiempo el sub-23 Diego Gómez de redondear la victoria con un disparo franco, seco, cruzado, justo desde la zona abandonada por Retuerta. Cuando el lateral se marchaba del campo, solo, sin que nadie le arropara ni le diera consuelo, le dedicó una «peineta» al público más cercano. Los ataques de orgullo sirven de poco fuera del césped… solo para quedar retratado.
FC Cartagena 2 -1 Hércules CF
Ficha técnica
► CARTAGENA: Lucho; Nacho, Imanol, Rubén Serrano, Dani Perejón; Fidalgo (Ortuño, min. 82), Larrea (Alcáñiz, min. 67); Ander Martín (Diego Gómez, min. 67), Redondo (De Blasis, min. 82), Kevin Sánchez (Nacho Sánchez, min. 82); Chiki.
► HÉRCULES: Carlos Abad; Samu Vázquez, Sotillos, Retu, Bolo, Javi Jiménez; Carlos Rojas (Jeremy de León, min. 73), Roger Colomina (Mangada, min. 70), Ben Hamed (Ropero, min. 92), Oriol Soldevila y Fran Sol (Slavy, min. 70).
► GOLES: 0-1, min. 32: Sotillos. 1-1, min. 38: Chiki. 2-1, min. 88: De Blasis.
► ÁRBITRO: Abraham Domínguez Cervantes (Málaga). Amonestó a Nacho Martínez y Dani Perejón, del Cartagena; y a Sotillos y Retuerta , al que expulsó por doble amarilla en el minuto 80), ambos del Hércules.
► INCIDENCIAS: partido correspondiente a la jornada 4 en Primera RFEF disputado en el estadio de Cartaganova, en Cartagena, con poco más de 7.000 espectadores en la grada, cerca de un millar de ellos desplazados desde Alicante.
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