Cada dos años el mundo del deporte centra sus ojos en un torneo muy especial, la Ryder Cup. Golfistas europeos y estadounidenses se miden en un enfrentamiento apasionante en el que los primeros cada vez se muestran más inspirados. Con este modelo de competición, desde … 1979 ha ganado Europa 12 veces por nueve de sus rivales y en diez de las últimas catorce. El capitán del viejo continente en la cita de este viernes en Nueva York, donde tratará de repetir el éxito de Roma de 2023, vuelve a ser Luke Donald (Hemel Hempstead, Inglaterra, 47 años), que atiende a ABC por cortesía de Rolex, marca vinculada al golf desde 1967 y de quien el jugador es uno de sus testimoniales.

-¿Qué hace tan especial este torneo?

-Me encanta lo que representa la Ryder Cup. Es un ambiente lleno de energía en el que realmente sientes la presión y lo mucho que se vuelcan los aficionados. Juegas por algo que no es más que un pequeño trofeo de oro pero que significa mucho para nosotros. De hecho, mis mejores recuerdos como profesional vienen de cuando participé en la prueba como jugador.

-¿Por qué es tan importante para los europeos?

-Porque tenemos una lucha que viene de antaño, de lo que sembraron hombres como Seve Ballesteros y Nick Faldo y que se ha ido transmitiendo de unas generaciones a otras. Una vez que entras al vestuario y experimentas las historias, los vídeos y los mensajes de los que han estado antes te transformas. Es muy inspirador, nosotros vivimos para ello.

-Después de cuatro ediciones victoriosas como golfista, hace tres años le eligieron como capitán de una forma un tanto sorprendente. ¿Fue fácil para usted aceptar?

-Es cierto que mi llegada fue un poco abrupta, porque quien iba a ser el líder para Roma, Henrik Stenson, tuvo que renunciar al marcharse al LIV Golf. Pero después de haber disputado quince partidos como seleccionado, de haber ganado el 70 % de los puntos jugados, y de haber sido vicecapitán en dos ocasiones, sabía perfectamente dónde me metía y no lo dudé ni un momento. Y luego, después de lo vivido en Italia con el gran triunfo que tuvimos, la continuidad me costó menos.

-Sí, se podría decir que fue una confirmación por aclamación, porque en la misma rueda de prensa posterior sus propios jugadores exigieron que repitiera a voz en grito.

-Me habría gustado disponer de un par de semanas para pensarlo, pero cuando tienes al equipo queriendo que vuelvas después de una victoria increíble, no quería defraudarlos. Así que…

-Lo que pasa es que en esta edición el ambiente será muy diferente. ¿Jugar en campo contrario le asusta?

-Es un gran reto para mí personalmente porque sólo un capitán de Europa ha ganado fuera en casa en los últimos veinte años. Fue José María Olazábal y yo tuve el honor de estar a sus órdenes en Medinah y de vivirlo por dentro. No cabe duda de que es un desafío muy diferente, mucho más difícil, y eso siempre es divertido.

-¿El público neoyorquino es tan temible como para tener que preparar alguna estrategia especial?

-Bueno, nosotros, sabemos que va a ser un ambiente muy duro porque los aficionados suelen ser ruidosos. Ellos apoyarán a sus jugadores y serán muy ruidosos, así que vamos a tener que estar preparados para eso. Pero, por otro lado, Nueva York es un lugar increíble, un crisol cultural internacional y seguro que vamos a tener también un montón de apoyo hacia nuestro bando.

-Ha mencionado la dirección de Olazábal en 2012 y usted le ha querido tener a su lado en sus dos capitanías. ¿Hasta qué punto es importante tenerle en el vestuario?

-Es fundamental. Nadie siente la Ryder Cup más que él, lo que significa representar a tu país, a tu continente y lo que supone intentar ganar contra equipos americanos muy fuertes. Y luego, su pasión, su narración y su comportamiento tranquilo van a ser muy útiles para el equipo.

-Ese peso no deja de ser un eslabón más de la aportación española al equipo, que se inició en 1979 con Antonio Garrido y Severiano Ballesteros, hasta sumar un total de doce seleccionados. Y la imagen de Seve sigue cada año muy presente.

-Sí, Sevy es nuestra figura icónica a la que siempre admiramos. Inició la tendencia de cambiar las tornas, cuando luchábamos por vencer a Estados Unidos, y creo que con su energía y su pasión nos dio la oportunidad de triunfar contra conjuntos estadounidenses muy fuertes. Desde que Europa forma parte de la Ryder Cup dominamos en el marcador, así que su influencia fue enorme. Por eso seguimos manteniendo su imagen en el vestuario y sus vídeos en las charlas de motivación.

-En su etapa de jugador formó una gran pareja con Sergio García. ¿Cómo fueron aquellos días?

-Sergio y yo hemos convivido muy de cerca en gran parte de nuestras carreras. Incluso, de aficionado, yo recuerdo que una de las mayores victorias que tuve fue ganarle a Sergio en un partido de Inglaterra contra España en Woodhull Spa. Era un chico muy prometedor que con 12 o 13 años ya estaba en el equipo nacional, con un tremendo talento y que sabíamos que iba a ser grande. Luego eso evolucionó hasta jugar juntos en la Ryder y en llegar a ganar cinco de los seis partidos que jugamos juntos. Sergio fue un gran compañero, con mucha energía. Creo que su pasión y mi calma nos hicieron un buen dúo. Nos divertimos mucho en el campo de golf ganando esos enfrentamientos.

-El último en llegar ha sido Jon Rahm. ¿Es un digno heredero?

-Por supuesto. Entiende la historia de lo que significa la Ryder Cup y seguir los pasos de grandes jugadores hispanos como Seve, José Mari y Sergio para dejar también su aportación en la historia del torneo. Es uno de los mejores del mundo y tenerlo de nuestro lado es muy positivo.

-A pesar de haber nacido en Hemel Hempstead de padre escocés y madre inglesa, podría decirse que sus raíces golfísticas las tiene en España. ¿Qué recuerda de ellas?

-Es verdad, aprendí mucho golf en España porque mi familia compró una multipropiedad en La Manga cuando yo tenía unos siete años y allí se forjó mi amor por este deporte. Salía con mi padre y mis dos hermanos a jugar al golf y me enamoré del juego. Había algunos hoyos cortos, otros largos y pasaba horas y horas allí. En esos momentos, obviamente, yo no pensaba en hacerme profesional, pero sí que me imaginaba embocando un ‘putt’ decisivo para ganar el Masters o el Open Británico al igual que hacían Faldo y Ballesteros, mis grandes ídolos de la infancia. Fueron momentos muy felices.

-¿Trabajaba algún golpe en concreto como ellos?

-Sí, claro, me encantaba todo lo que hacía Seve, su habilidad para subir y bajar la bola desde cualquier sitio y su imaginación. De repente, cuando estaba practicando en mi club de vuelta a casa, me ponía en posiciones incómodas e intentaba hacer esas cosas con la bola, fingiendo ser tan inteligente como él para ganar un grande. Sevy fue una gran influencia para mí desde niño.

-Y luego ha seguido con esa gran relación con España.

-Por supuesto, jugué mucho allí cuando estuve en el Circuito Europeo, es un país con una comida increíble, una gran cultura y grandes campos de golf. Jugué varias veces en Valderrama y gané en Madrid en 2010 y en Sevilla en 2004. ¡Qué buenos recuerdos!

-El cierre de ese trayecto puede ser la celebración de la Ryder de 2031 de nuevo, en Gerona. ¿Cree que España será una buena sede?

-No me cabe ninguna duda. Además de que el campo el campo es estupendo y que ya ha acogido numerosos torneos, está toda la historia de la que hemos hablado y la capacidad de su país para organizar grandes eventos. Creo que es una decisión muy acertada.

-Si se analizan sus logros, usted es uno de los mejores golfistas de la historia, pero quizá no ha tenido el reconocimiento de otros. ¿Tiene esa percepción?

-Siempre hay que ser uno mismo, tratar de ser auténtico. Yo soy un poco más introvertido, más tranquilo y sólo iba a lo mío. Por eso quizá no estaba tan a punto para el gran espectáculo. Pero creo que he logrado mucho en mi carrera para el talento que tenía. Tuve que trabajar muy duro para ello. Por supuesto que lamento no haber ganado nunca un ‘major’, pero hice muchas otras cosas realmente increíbles, como ser número uno del ránking mundial y encabezar las listas de ganancias a ambos lados del Atlántico. Eso sin hablar de mi carrera en la Ryder Cup, que para mí, fue increíble. Algunos de mis momentos más divertidos en los campos de golf los he podido compartir en equipo. Eso siempre lo recuerdo como mi momento culminante.

-En los últimos años se centró en el PGA Tour y se marchó a vivir a Florida. ¿Llegó a sentirse extraño allí al haber defendido con tanta fuerza a Europa en la Ryder?

-No, en absoluto. Yo sangro por llevar la bandera europea en la Ryder Cup, pero a la vez vivo en los EE.UU. porque es donde juego predominantemente y me resulta mucho más fácil viajar desde allí. Conocí a mi mujer en la universidad y el golf universitario fue genial para mí. Realmente me ayudó a florecer como jugador y como persona. Estoy muy a gusto allí.

-Precisamente hablando de ella, de Diane, ¿la va a seguir teniendo a su lado en Bethpage?

-Por supuesto. Para cualquier persona la familia es siempre importante y nosotros tratamos de ajustar el equipo de la Ryder Cup como si fuera una familia más. Queremos crear un grupo muy unificado donde nos reunimos y compartimos nuestras historias y nuestros talentos. Y como todas las esposas también están allí esa semana queremos que la experiencia sea increíble para todos.

-¿En qué consiste su tarea en concreto?

-El papel de Diane como capitana es asegurarse de que el ambiente sea bueno y de que todo salga bien. A partir de ahí el nivel de exigencia es absoluto. Ella fue fundamental para cuidar de las esposas y de las familias en Roma, haciéndoles vivir una semana en Roma que nunca olvidarán. Tuvo una gran influencia en la cena de gala, organizando dónde se reúnen los equipos y todos los detalles que uno pueda imaginar. Si las esposas y las novias están contentas, los jugadores también lo están y se eso al final se nota en los resultados. O sea que podemos decir que su papel es crucial.

-Otra de las constantes de su trayectoria ha sido la fidelidad con sus patrocinadores. ¿Por qué elige a unos y no a otros?

-Me encantan las relaciones duraderas, que no sean sólo un acuerdo de patrocinio al uso. Por ejemplo, en el caso de Rolex han estado involucrados con el golf durante casi 60 años, la mitad de ellos con la Ryder Cup. Me encanta el hecho de que estén en esto a largo plazo y de que podamos crear ese ambiente familiar del que hemos hablado antes. Lo importante son sus grandes ideales y que lo que hacen en el golf es realmente especial. Voy a poner un ejemplo. Una de las cosas más interesantes de la semana de la Ryder es que nos regalan a cada uno un reloj que tiene un grabado en la parte posterior con la fecha y el lugar. El que estoy usando ahora es el de 2010 de Celtic Manor. Fue una victoria increíble y cada vez que lo veo me acuerdo de lo que pasó y me motivo para intentar vencer de nuevo e inspirar a la próxima generación.