Hablamos con uno de los responsables de Superflua, editorial especializada en narrativas periodísticas y ensayos sobre el mundo de la moda.

Pau Masaló (Les Planes d’Hostoles, 1983) y Martín Torres (Terrassa, 1975) son los responsables de sacar a la Luz, en 2018, Superflua, una editorial independiente perfecta para todos los que quieren conocer y entender cómo funcionan los entresijos de la moda. Si bien su catálogo se ha centrado hasta ahora en el ensayo periodístico sobre la industria de la moda a través de su colección «Moda y memoria», hace pocos meses sacaron a la luz una nueva colección “Un arte de vida”, en la que se abren al ensayo cultural y donde prometen trabajar otros ámbitos no lo suficientemente conocidos, como la sociología de la moda. Esa renovación nos pareció una ocasión inmejorable para acercarnos y conocer de cerca uno de los proyectos editoriales más singulares de la actualidad. Un caramelo para todos los que nos preguntamos de dónde nacen las tendencias, los estilos y los consumos.

El nombre que habéis elegido para la editorial me parece todo un acierto y me tiene obsesionado, ¿me podéis explicar un poco cómo surgió la idea y qué enfoque queríais darle al nombrarla así?

Cuando nos decidimos a montar la editorial, buscábamos un nombre que se distinguiera de lo habitual y resultara llamativo. Cuando empiezas de la nada debes llamar la atención como sea para hacerte un hueco. Como inicialmente publicábamos solo libros sobre moda, utilizamos la fama de frivolidad que tiene esta para jugarla a nuestro favor e ironizar con el nombre de la editorial, que, en cambio se distingue por publicar textos muy “serios” sobre el tema.

Con la moda me pasa que me parece mucho más interesante leer sobre ella que consumirla. Esta no parece la postura más habitual en el mundo de hoy. ¿A la gente en general le interesa saber por qué lleva lo que lleva?

Lo habitual es que a la gente (o al público/consumidor) le interesa más la ropa que la moda. Vaya, lo contrario que a ti. Aunque sí es cierto que parece que cada vez hay una mayor preocupación en los procesos de producción de la ropa, por un lado, y por el otro un cierto interés en su semiótica o significados, referentes, etc. Dicho lo cual, ese interés o preocupación solo afecta a una minoría.

Me llama la atención que, en la época actual, en la que probablemente el poder industrial de la moda sea mayor que nunca, no parece que exista el mismo interés por sus entresijos, sus principales nombres y sus mayores ideas. ¿Compartís esa sensación o en la editorial os habéis encontrado con todo tipo de públicos?

Compartimos tu percepción… Hace ya algunos años (a partir de finales de los noventa) que la moda funciona como una “fábrica de sueños” a la manera de Hollywood; esto es, es una industria que crea un imaginario irreal destinado a despertar el deseo de compra de los consumidores. La moda ahora es entretenimiento (showbusiness). Lo que sucede en la trastienda de la industria solo le interesa a la gente del propio sector o a los iniciados. El resto se queda con el espectáculo. Esta deriva que ha tomado la moda provoca que cada vez sea menos interesante, y tengo la impresión de que en la generación más joven ya no funciona el sistema de marcas y diseñadores estrella que se sigue perpetuando. Así que, en cierto modo, la imagen que esta industria crea es algo superflua (perdón por el chiste) y no merece el interés de muchos.

A veces el discurso que hay alrededor de la moda parece excesivamente simplista. O es algo que destroza el mundo, como la fast-fashion, o algo que simplemente utilizamos para estar “in” y marcar estatus, o una frivolidad con la que queremos gustar y gustarnos en lugar de pensar en lo “verdaderamente importante”. ¿Se ha olvidado el plano cultural y la perspectiva de época que da la moda? ¿El consumo masivo la ha despojado de toda profundidad?

Lo cierto es que las marcas suelen recurrir a su patrimonio y legado para construir una narrativa (controladísima, por supuesto), pero de algún modo eso conlleva la difusión y cuidado de la historia cultural relacionada con el origen de la marca. Las biografías y el legado de los grandes diseñadores (desde Worth o Patou hasta Demna) forman parte de la historia cultural (que es una rama de la historiografía), porque explican y reflejan el contexto histórico en el que surgieron y se desarrollaron. Y eso también se refleja en las exposiciones sobre moda, muy populares, en las que las prendas suelen contextualizarse con el momento creativo de su época.

La colección de libros que os ha acompañado desde el principio, «Moda y memoria», estaba dedicada al periodismo de moda, a las biografías… En ella, había nombres tan dispares como Dapper Dan o André Leon Talley, pasando por otros mucho más populares como Saint Laurent o John Galliano. ¿Qué criterio hubo a la hora de elegir las voces y los protagonistas de esos libros?

Nuestra intención es dar a conocer aspectos o personajes relevantes de la industria de la moda, que están infrarrepresentados en la oferta editorial. Por ejemplo, no existía ninguna biografía de Saint Laurent en español hasta que la publicamos nosotros. Buscamos que sean libros amenos, escritos al modo de la crónica periodística, con un punto de vista crítico y que aporten información veraz y de calidad.

La moda siempre tiene un elemento constitutivo que parece relacionarla únicamente con “lo nuevo”. En esa efervescencia, ¿cuál pensáis que es el factor común que hace que un nombre perdure? ¿Cómo han conseguido todos esos nombres de la colección “Moda y memoria” sobrevivir a esa aceleración natural de la moda?

Bueno, no te creas, a veces nos encontramos con ese problema: un libro interesante pero cuyo tema ya está un poco desfasado. En el caso de nuestra colección de moda, creo que lo que hace perdurables los títulos es que los temas que tratan han sido y son tan relevantes, han tenido tanta influencia, que los hace imprescindibles para conocer el medio. La moda en sí es un fenómeno que solo vive en el presente, pero, por supuesto, tiene una historia y se conforma según esa trayectoria pasada (como cualquier otra actividad).

Habéis sacado una nueva colección, «Un arte de vida», dedicada al ensayo cultural. ¿Qué os ha hecho moveros a nuevos ámbitos?

La narrativa sobre moda es una temática muy nicho y el número de lectores interesados es reducido, así que teníamos que abrirnos a nuevos intereses. Siempre hay títulos o autores con los que tenemos afinidad, ahora podremos incluirlos en la nueva colección y esperamos llegar a más lectores. Las empresas culturales independientes, como la nuestra, son pequeñas y precarias, tenemos que aprovechar que somos una editorial relativamente conocida para ampliar nuestro catálogo. Al final, es una cuestión de supervivencia.

El primer libro de esta colección se llama Françoise Sagan a toda velocidad, una biografía de la escritora francesa. Una autora, por lo que he podido curiosear, hundida en un cierto exceso. ¿Qué os hizo fijaros en ella para abrir la nueva colección?

La autora de la biografía de Sagan es Marie-Dominique Lelièvre, de quien hemos publicado otros dos títulos, uno de los cuales inauguró la editorial. Para nosotros tenía un cierto sentido simbólico contar con ella para la nueva colección. Françoise Sagan fue (y es) una autora muy popular en Francia, con un gran éxito internacional, la novela Buenos días, tristeza. En España no es una autora muy conocida, a pesar de poseer un gran encanto e inteligencia (y una obra bastante amplia). Este título nos permite mantenernos fieles a Marie-Dominique; es una biografía, un género que nos gusta mucho, y es nuestra aportación en español para dar a conocer mejor a Sagan y la cultura literaria y social francesa.

Me habéis chivado algunos de los nuevos títulos que saldrán tras el verano. En ellos se puede notar un punto en común con la moda. Un interés por el estudio de la imagen y de la sociedad. Después de todos estos años como editores, ¿es la moda el síntoma más claro para entender con el que leer y entender cada época?

Seguramente, la disciplina que mejor ayuda a entender cómo funciona el mundo sea la Economía. En este sentido, la moda no deja de ser una herramienta al servicio del comercio y del capitalismo. Es un fenómeno tan importante, con tantas implicaciones, que es uno de los factores decisivos que conforman la sociedad, desde el aspecto cultural hasta el laboral y económico, y cada vez fagocita más sectores, como el del arte y, últimamente, el pensamiento. Así que hay que estar muy atento y saber interpretar las señales que emite la moda, son un aviso de hacia dónde nos dirigimos.

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