La adaptación a novela gráfica de La trilogía de Nueva York, la aclamada obra maestra del recientemente fallecido Paul Auster,
da un giro radical a los mecanismos tradicionales de la novela policíaca —entre sus muchas influencias estaba Raymond Chandler— con todo tipo de trucos posmodernos. En la primera de estas adaptaciones, Quinn, un escritor de novelas policíacas, se ve envuelto en un misterio de la vida real. En la segunda, un detective privado llamado Blue cae en la locura, fatalmente desconcertado por el caso en el que está trabajando. En la tercera, otro escritor —que puede ser o no Auster— sufre un bloqueo creativo, una situación que tal vez resuelva al esclarecer la desaparición de su amigo de la infancia, Fanshawe. En resumen, una deliciosa obra donde sus creadores se han mantenido muy fieles al material original.