El reconocimiento de un Estado palestino, en la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York, iniciativa de Emmanuel Macron, divide profundamente a Francia y Europa, sin que se conozca el «camino práctico» que permitirá hacer realidad un Estado reconocido pero inexistente, de aleatorias … fronteras por conocer, al final de largos e inciertos procesos por negociar.
Macron ha conseguido el apoyo del Reino Unido, Canadá, y Australia. Aliados sólidos, pero distantes. «Ese reconocimiento da alas al Gobierno de Benjamin Netanyahu», ha declarado el filósofo Luc Ferry, agregando: «Es una catástrofe que atiza los extremismos y »legitima« el terrorismo islámico de Hamás».
En Alemania, principal aliado estratégico de Francia, el canciller Friedrich Merz, ha rechazado en varias ocasiones el proyecto macroniano. «Actualmente, no consideramos que se cumplan en absoluto los requisitos para el reconocimiento estatal». Rechazo total en el corazón del difunto «motor» de la construcción política de Europa.
En Italia, otro aliado histórico en la construcción política de Europa, Giorgia Meloni rechaza de manera frontal el proyecto macroniano: «El reconocimiento del Estado de Palestina, sin que exista un Estado de Palestina, puede incluso ser contraproducente. Si se reconoce sobre el papel algo que no existe, se corre el riesgo de que el problema parezca resuelto, cuando no lo está».
La UE ya está dividida ante las proporciones y alcance del apoyo militar a Ucrania, ante el intento de invasión colonial de Putin. Macron ha abierto un nuevo frente de divisiones estratégicas.
La «evolución» del pensamiento macroniano sobre el proceso del reconocimiento y su alcance práctico, ha abierto un grave arco iris de dudas e interrogantes sin respuesta, muy graves para el futuro «práctico» del proyecto.
Tras la matanza de Hamás del 7 de octubre de 2023, Macron lanzó con mucho aparato publicitario un proyecto muy ambicioso: construcción de una coalición internacional para combatir «en todos sus frentes» el terrorismo islámico de Hamás. Proyecto que tuvo un eco sencillamente nulo, cuando Hamás ha seguido utilizando a los rehenes y al pueblo gazatí como «escudos».
Más tarde, a mediados de abril, cuando el presidente francés anunció la versión original de su proyecto de reconocimiento de un Estado de Palestina, Macron presento una serie de «condiciones previas»: liberación de los rehenes secuestrados por Hamás; reforma de la Autoridad Nacional Palestina (ANP); desarme de Hamás, reconocimiento de Israel por parte de los países árabes…
Seis meses después, Hamás sigue utilizando los rehenes con fines terroristas; la ANP sigue igualmente desacreditada, tras largos años de guerra civil con Hamás; el desarme de Hamás es un «ambición» sencillamente ilusoria; el reconocimiento de Israel por parte de los países árabes continua en el limbo diplomático.
Abás, desacreditado
Macron ha esgrimido su correspondencia con Mahmud Abás, presidente de la ANP, para «avalar» el «embrión» del futuro y todavía incierto Estado palestino. Abás ha presentado al presidente francés una relación de ambiciosos proyectos, que solo tienen un punto débil: Abás está totalmente desacreditado, lleva más de veinte años sin celebrar elecciones en el seno de su organización, ha sido denunciado en el Parlamento Europeo por sus declaraciones antisemitas, y, algo mucho peor: buena parte de los millonarios fondos de ayuda europeas al pueblo palestino han desaparecido en un laberinto de corrupciones internas. Mal ejemplo de futuro Estado.
Tras el diálogo personal del presidente de Francia con el muy desacreditado presidente de la ANP, se abre un nuevo frente de diferencias, nacionales y europeas.
En Francia, la alcaldía de París, socialista, ha denunciado el anti semitismo de Abás, estimando que se trata de un mal interlocutor para construir el futuro del pueblo palestino. Entre las fuerzas políticas nacionales, solo La Francia Insumisa (LFI, extrema izquierda) acepta al dirigente palestino como una personalidad creíble. Cuando Francia es víctima de un crecimiento llamativo y violento del anti semitismo, se trata de unas relaciones políticas sencillamente «infumables» para la mayoría social.
En Alemania, Italia y otros países europeos, en el Parlamento Europeo, el presidente de la ANP tampoco tiene amigos sólidos. Nadie olvida que Abás y Hamás han estado en guerra civil, palestina, con muchos muertos, durante bastantes años.
«La gesticulación diplomática de Macron solo tiene un resultado práctico, alentar a los extremistas y la violencia», comenta Nicolas Baverez, historiador emérito, agregando: «El proyecto macroniano es una formidable recompensa para Hamás, que, derrotado militarmente, recibe el regalo de una victoria política y diplomática, permitiéndole justificar todas las masacres del 7 de octubre». «Al mismo tiempo, continúa Baverez, Macron da su visto bueno a las posiciones de las extremas izquierdas y sus estrategias de insurrección, legitimando las llamaradas antisemitas, convirtiendo a los judíos de Francia en víctimas del comportamiento de Netanyahu, abandonados al odio y designados a la opinión antisemita que no ha dejado de crecer en Francia y Europa».