Si alguien espera utilizar con los nuevos AirPods Pro 3 de Apple la nueva función de traducción simultánea, más vale que se arme de paciencia. Quizás llegue algún día, pero en la Europa comunitaria no puede utilizarse por ahora esta innovación porque la Comisión Europea quiere que sea interoperable para terceros y la complejidad técnica para ello es enorme. La exigencia se hace en aplicación de la Ley de Mercados Digitales (DMA). En un reciente encuentro con periodistas en Cupertino (California) en el que participó La Vanguardia , el vicepresidente de marketing mundial de Apple, Greg Joswiak, consideró que los requerimientos de Bruselas son injustos respecto a otras compañías.
Ayer mismo se anunció que la Comisión Europea ha rechazado una solicitud que hizo Apple para que estuvieran exentas de ese requerimiento de interoperabilidad cinco características de conectividad de los iPhone.
“Las medidas de la Comisión Europea –apuntó la compañía en un comunicado– siguen socavando la privacidad y la seguridad de los usuarios en Europa, amenazan la experiencia altamente integrada que tanto gusta a nuestros usuarios y obligan a Apple a ceder nuestra propiedad intelectual a nuestros competidores de forma gratuita”.
Entre las medidas que les exige la Comisión, está “dar acceso a terceros a la lista completa de redes wifi a las que se ha conectado cada usuario, además de descifrar el contenido confidencial de sus notificaciones”. Una de las compañías que ha pedido acceder a este tipo de datos es Meta, con más de una docena de esas solicitudes.
Para Joswiak, la interpretación de los principios normativos que hacen los reguladores europeos no solo socavan la privacidad y seguridad de sus productos: “han obstaculizado nuestra capacidad de innovar. Nos han obligado a regalar nuestra tecnología, y las repercusiones de esto se hacen más evidentes cada día”.
“Lo que se nos pide a nosotros no se aplica a Samsung, a empresas chinas ni a otras de EE.UU.”, dice Greg Joswiak
Apple considera que lo que se les pide a ellos –iOS es minoritario respecto a Android y macOS respecto a Windows– “no se aplica a Samsung y no se aplica a las empresas chinas. Ni siquiera a otras empresas tecnológicas estadounidenses”, se lamenta Joswiak.
“Por decirlo suavemente, esto no es un terreno de juego nivelado. Es un terreno de juego muy inclinado”. remata el alto directivo de Apple.
Entre las funciones que no se pueden utilizar en Europa, está el duplicado del iPhone en el Mac, para operar el teléfono desde el ordenador. Funciona en todas partes menos la UE desde hace un año. Paradójicamente, hace años que Samsung dispone de esta función en sus televisores y ordenadores.
En Apple explican que al debaten con los reguladores sobre el problema les han hecho propuestas insólitas, como invitar a sus competidores con un año de antelación a conocer los principios generales de lo que están diseñando y luego trabajar con ellos para que funcione mejor en sus respectivos dispositivos.
La traducción simultánea es un ejemplo de la complejidad de abrir sus sistemas: los AirPods y el iPhone combinan sus micrófonos, mientras que la conversión entre idiomas la hace un modelo de IA interno en el teléfono, sin conexión exterior. Intentar llevar esto a sistemas de la competencia puede ser un quebradero de cabeza.
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Apple asegura que entiende que debe hacer cambios en respuesta a lo que les exige la normativa, aunque considera que, las interpretaciones sobre las normas generales que hacen los reguladores son tan extremas que se lo pone muy difícil.
La compañía cree que Bruselas quiere convertir iOS, el sistema operativo del iPhone en Android. Y acudir a los tribunales europeos para que interpreten la normativa es un proceso lento e incierto. La frustración crece en Cupertino.