Con tres cuartos de plaza se lidiaron cinco toros y dos erales de Cubero Pallarés, de buena presentación y juego desigual para Molina, Tristán Barroso y Juan Zamora. 

Abrió la tarde Molina con un toro bien presentado, con cuajo, al que recibió con un manojo de verónicas suaves y templadas, rematadas con una bonita media. Tras un puyazo medido y bien cogido de Agustín Moreno, quedó tardo en el tercio de banderillas, bien lidiado por Caco Ramos y banderilleado por Arenas y Víctor que tuvieron que saludar. Llegó con buen tranco a la muleta, sobre todo por el pitón derecho, muleta que le ofreció Molina con temple y ligazón, cuajando una faena maciza que llegó con fuerza al tendido. Se atascó con la espada y quedó todo en una ovación.

El cuarto de la tarde tuvo muchas teclas desde el principio. No pasaba en el capote, quedándose muy corto por el pitón derecho, condición esta que se agudizó en la lidia, costándole lidiarlo a José María Arenas, que sacó oficio para lidiarlo, haciéndose con él, debiendo llegarle mucho los banderilleros en dos pares que pusieron con mucha efectividad Caco Ramos y Víctor Manuel Martínez en sendos pares de mucho mérito. Molina se fajó con el de Cubero, atacándole y anticipándose, logrando una faena de mucha clase y torería, con pasajes templados y de buena factura, finalizando con naturales de uno en uno, en perfecta colocación y en la distancia correcta. Una faena construida con valor y técnica, que remató de pinchazo, estocada atravesada y descabello, cortando una oreja.

uno más. Recibió al sobrero de regalo con una larga cambiada de rodillas en el tercio, recibiendo un puyazo bien cogido de Agustín Moreno, bien lidiado por Caco Ramos y tres excelentes pares de Arenas y Víctor Manuel, que saludaron. Comenzó toreando en redondo de rodillas, aunque pronto el toro cantó la falta de casta, debiendo hacerlo todo el torero, muy metido con él y consiguiendo sacar agua del pozo casi seco. Molina pinchó antes de cobrar una estocada.

El segundo de la tarde, también con cuajo, no tuvo la condición del primero, manseó en todos los tercios, esperando en banderillas, poniéndole solo dos pares, llegando a la muleta con una embestida sosa y noblona, saliendo desentendido de la suerte. Faena correcta, que no llegó a coger altura por las condiciones del animal. También se atascó con la espada, recogiendo una ovación.

Tristán Barroso tuvo como segundo de su lote a un toro descastado, topón aunque noble, que se limitó a pasar. Esperó en banderillas, aunque no apretó, llegando a la muleta sin clase ni entrega, debiéndolo poner todo el torero que derrochó ganas y poco más pudo hacer. Se atascó de nuevo con la espada y descabello, silenciándose su labor.

El alumno de la Escuela Taurina de Albacete, Juan Zamora, tuvo como primer enemigo un eral alto y destartalado, sin demasiada fuerza, que no se centró en el capote, bien lidiado por Javier Perea y llegándole mucho Javier Esperanza y Ramón Martínez. En la muleta no fue fácil, al tenerlo que llevar a media altura para que no claudicara, por lo que embestía rebrincado. Muy metido en la faena, Zamora anduvo suelto y confiado, estando por encima del novillo. Pinchazo y estocada, dos orejas. 

El sexto fue un buen novillo con un excelente pitón derecho, por el que lo cuajó muy templado y variado, con tandas largas, ligazón y gusto. Antes lo banderilleó, llegando al tendido con fuerza. Se le pidió el indulto que concedió el presidente, paseando las dos orejas y rabo simbólicos.