Se ha escrito mucho sobre el final del soporte gratuito de Windows 10, ya que el sistema operativo de Microsoft se despedirá el próximo 14 de octubre. Como consecuencia directa de ello, la firma norteamericana lleva meses avisando a sus usuarios al invitarles a dar el salto a Windows 11, el eterno sucesor que no termina de convencer a la comunidad. Por desgracia para esta, dicha falta de confianza podría terminar volviéndose en su contra.
Al finalizar el soporte gratuito de Windows 10 en apenas unas semanas, esto obliga a millones de usuarios a plantearse la migración. Desde sus comienzos, Windows 11 ha sido criticado por lo exigentes que son sus requisitos mínimos, ya que la necesidad de contar con TPM 2.0 o procesadores modernos termina cerrando la puerta a muchas actualizaciones. Así, los analistas han estudiado la situación y, según sus estimaciones, es probable que más de 100 millones de personas se vean obligadas a comprar una nueva CPU.
A bote pronto, esta noticia es positiva para empresas como AMD o Intel especializadas en este campo, ya que cuentan con un parque potencial de clientes gigantesco. Jon Peddie Research, una empresa de análisis de mercado con más de 20 años de experiencia, señaló que el mercado de hardware gaming podría crecer un 35% en 2025, una situación que nos llevaría a alcanzar 41.600 millones de euros en ventas. De hecho, va incluso más allá al asegurar que el mercado se podría mantener por encima de los 40.000 millones de euros hasta 2028. ¿El problema? Microsoft no vería ni un céntimo.
Windows 11 no reporta grandes beneficios a Microsoft
A pesar de que la marca podría obtener ingresos en el terreno de las licencias, muchos usuarios optan por versiones pirata que provocan que la marca no llegue a generar tantos ingresos como debería. De esta forma, lo más probable es que los usuarios de Windows 10 estén buscando la forma de dar el salto a su sucesor, ya que múltiples encuestas revelan la importancia del sistema operativo a escasas semanas de despedirse. A pesar de ello, la mayor parte de su capital irá destinado a nuevos componentes, ya que es la única forma de cumplir con los requisitos tan exigentes de Microsoft.
Durante unos meses, la marca permitió instalar Windows 11 en ordenadores no compatibles, pero esta situación cambió pocas semanas después. Ello, sumado a que existen muy pocos programas que exijan el nuevo sistema, siendo Final Fantasy XIV un ejemplo perfecto, da pie a que los usuarios no tengan prisa a la hora de actualizar. Por desgracia para Microsoft, dicha falta de rapidez se suma a una suma astronómica de dinero que no irá a parar a sus arcas, sino a la de empresas como AMD, Intel o Nvidia que se han especializado en la venta de tarjetas gráficas o procesadores.
Imagen principal de Gamercomp (Unsplash)
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