El fenómeno ha dejado en evidencia los límites de los modelos actuales. A diferencia de los cometas del sistema solar, de los que ya se conocen patrones de comportamiento, 3I/ATLAS procede del espacio interestelar y responde a dinámicas que los astrónomos apenas empiezan a descifrar. Su visita es única y, a juzgar por los datos, también impredecible.
Un brillo fuera de todo pronóstico © International Gemini Observatory/NOIRLab/NSF/AURA/Shadow the Scientist.
Desde principios de septiembre de 2025, el cometa ha multiplicado por 40 su luminosidad. Los cálculos previos lo situaban en magnitudes mucho más débiles, pero la realidad superó las simulaciones. El aumento podría deberse a una liberación repentina de gas y polvo o a procesos internos propios de un objeto que se formó en condiciones muy distintas a las de nuestro sistema solar.
Lo llamativo no es solo la intensidad, sino también la rapidez con la que se produjo el cambio. Esa aceleración pone en jaque las proyecciones sobre cómo evolucionará su visibilidad en las próximas semanas.
Una atmósfera verde e inusual
El cometa muestra una coma verde de unos cinco minutos de arco de diámetro, un rasgo asociado a la presencia de moléculas como el carbono diatómico que brillan bajo la radiación solar. Sin embargo, lo más sorprendente es la orientación de su cola: en lugar de alejarse del Sol, como ocurre normalmente, apunta hacia él.
Esa rareza añade un nuevo interrogante sobre la dinámica del objeto y sobre la interacción entre su núcleo, los gases expulsados y el viento solar.
El encuentro con Marte © Marshall Eubanks de Space Initiatives Inc.
El momento clave será el 3 de octubre, cuando 3I/ATLAS pase a solo 29 millones de kilómetros de Marte. Varias sondas que orbitan el planeta rojo —entre ellas la Mars Reconnaissance Orbiter y las misiones europeas Trace Gas Orbiter y Mars Express— aprovecharán el sobrevuelo para registrar datos inéditos.
La comunidad astronómica en la Tierra también prepara telescopios para acompañar la campaña marciana, en busca de información que ayude a comparar este visitante con los cometas “domésticos” del sistema solar.
Un laboratorio natural interestelar
Cada medición de 3I/ATLAS ofrece pistas sobre cómo se comportan los cometas formados en otros sistemas estelares. Su composición, sus estallidos y su atmósfera verde son piezas de un rompecabezas que podría ampliar lo que sabemos sobre la química del universo temprano.
Lo que está claro es que no hay reglas claras para estos objetos. 3I/ATLAS recuerda que el cosmos aún guarda sorpresas capaces de desafiar nuestras predicciones más seguras.