Kimi Antonelli, con solo 18 años, vivió este sábado uno de los momentos más duros desde su llegada a la Fórmula 1. El italiano, considerado el futuro de Mercedes, acabó visiblemente afectado tras quedarse fuera en Q1 en Spa. Su emoción desbordada frente a las cámaras refleja el peso de una presión que empieza a pasar factura.
Un talento al límite
La Fórmula 1 siempre ha sido un entorno hostil para los errores, pero en los últimos años se ha vuelto aún más exigente para los jóvenes talentos. Antonelli lo está comprobando en carne propia. El italiano, gran apuesta de futuro para Mercedes, se quedó fuera en Q1 en la clasificación del Gran Premio de Bélgica. Mientras su compañero George Russell se colaba entre los seis mejores, él volvía a quedarse atrás… y no lo pudo ocultar.
Las imágenes de Antonelli con los ojos vidriosos, secándose las lágrimas mientras atendía a las televisiones, dieron la vuelta al paddock. En una categoría donde la frialdad ha sido históricamente norma, su reacción emocionó tanto como preocupó. “Es un momento difícil para mí con el coche, estoy sufriendo para encontrar confianza. Solo necesito encontrar la luz al final del túnel de nuevo”, explicó con sinceridad.
El joven italiano ya venía arrastrando sensaciones negativas en las últimas citas del calendario. Desde la séptima carrera de la temporada, solo ha puntuado en una ocasión: con un meritorio podio en Canadá. Desde entonces, sus resultados han ido cayendo en picado, en paralelo a los rumores que siguen situando a Max Verstappen como posible fichaje estrella de Mercedes en 2026.
Presión extrema y dudas crecientes
Las comparaciones con Russell son inevitables. El británico ya suma un triunfo este curso y es cuarto en el campeonato, mientras Antonelli es séptimo y empieza a generar dudas incluso dentro del equipo. El propio piloto reconocía en Sky Sport Italia que no se siente cómodo con el monoplaza: “Últimamente el coche es muy nervioso en las entradas. Nunca consigo alcanzar la velocidad que quiero. Me obliga a cambiar mi estilo de conducción y eso me hace ir más lento”.
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La lluvia prevista para la carrera de hoy podría ser una oportunidad para redimirse, pero no oculta el problema de fondo. Antonelli está desbordado emocionalmente, y cada fin de semana sin resultados agranda el ruido en torno a su figura.
Por ahora, Mercedes le mantiene su respaldo públicamente, pero la imagen de su joven promesa llorando en Spa deja claro que la presión está alcanzando niveles peligrosos. La F1 no espera… y Antonelli lo sabe mejor que nadie.