Josie nos abre las puertas de su proyecto más ambicioso, una casa solariega en La Mancha reconvertida en templo del arte y del oficio

“Para conocer a la gente hay que ir a su casa”, dilucidaba Goethe. Nuestros hogares hablan de quiénes somos, de nuestras filias y fobias y también de aquello que queremos proyectar. Pero, a pesar de todo, son muy pocas las viviendas que acaban convirtiéndose en manifiesto. Villa Josie ha adquirido el estatus, después de tres largos años de una complejísima reforma, de una gran performance vital. Villa Josie no es una casa cualquiera; es una suerte de “utopía solariega”, con ciertos “aires quijotescos” también, como admite su propietario, el televisivo José Fernández-Pacheco, comúnmente conocido como Josie –estilista, comunicador y esteta empedernido–, que ha transformado este caserón manchego del siglo XVIII (heredado de sus tías abuelas) en un templo donde la artesanía clásica y la contemporánea dialogan a la perfección con un despliegue de mobiliario de estilo alfonsino.

El patio interior de columnas con paredes verde jade, con pavimento de baldosa original de terrazo Tutti-Fruti y columnas y jambas pintadas de jabelga color piedra, todo de Croma Natural Paint. El arrimadero es verde Azuer, en honor al afluente del Guadiana que pasa por Manzanares, creado por MC Pinturas. Al fondo, sobre la consola isabelina, retrato de Úrsula Clarke por Hipólito Hidalgo de Caviedes. Las plantas son de Vivercid con macetas de cerámica esmaltada de Terracota Mérida; los mecanismos eléctricos pertenecen a la colección Garby colonial, de Fontini; mientras que el atrezo floral en la escalera es de Floreale.

© Pablo Zamora, realización: Cito BallestaLa utopía solariega de Villa Josie

Ubicada en Manzanares, Castilla-La Mancha, en el corazón de una tierra que fue rica en vino y esplendor, y que guarda aún el eco de la oligarquía agro-alimentaria que levantó construcciones como esta con columnas de piedra, patios empedrados, bodegas y almazaras que luchan contra el olvido y la especulación; Villa Josie reúne todo esto en su interior. “Aquí he huido del Madrid de los cogollos, del cuchitril a precio de palacio, del ruido, del geranio en el balcón”, relata con convicción.

En su alcoba, cama alfonsina vestida con antiguas batistas de algodón de Viuda de Tolrá y sábanas finas heredadas de sus tías abuelas. Los almohadones en satén de algodón orgánico con remates de hilo carmesí, de Gayle Warwick para Hahn Design, tienen el anagrama de Villa Josie bordado. Por su parte, la colcha es una pieza única de Ábbatte, con urdimbre de lino verde bosque, trama de lana merino gris y uniones zigzag de alpaca en azul petróleo. Sobre el arrimadero, pintado de blanco antiguo por MC Pinturas, paredes encaladas con azul Moonstone, de Croma Natural Paint. Los mecanismos eléctricos de porcelana blanca son de la colección Garby Colonial de Fontini. El tríptico que descansa sobre el cabecero es obra de Mario Antón, y está suspendido en una pareja de varillas de latón envejecido de Ferretería Ortiz. A la izda., el atrezo floral del jarrón de plata y cristal tallado es de Floreale; a la dcha., las zapatillas turcas amarillas son de Sabah.

© Pablo Zamora, realización: Cito Ballesta‘Festina Lente’

Aquí, entre mosaicos hidráulicos, paredes de jabelga, frescos alegóricos y un ejército de golondrinas, ha encontrado un punto de inflexión existencial adornado con un nuevo lema de vida: festina lente (‘apresúrate lentamente’, en latín), una locución que inspira la obra que el artista Juan Monzón Gasca proyecta con técnicas de pintura medieval de temple al huevo en el techo del salón rojo del siglo XIX que corona la planta de arriba, la de invierno. Tal ha sido la conexión entre Josie y el artista, que el antiguo tendedero de la casa es hoy el estudio de pintura de Monzón, donde prepara y estudia las pruebas de color para el fresco del salón. Entre otros, los surtidores de agua torneados a mano en terracota de la gran alberca del jardín, repleto de 40 variedades de rosas diferentes, o el emblema de Villa Josie, pintado en el mobiliario alfonsino y en los platos o bordado en la ropa de cama, son obra del artista zaragozano.