Madrid
Es una reunión complicada la Asamblea de la ONU, en su 80ª convocatoria. El organismo pasa por una de las mayores crisis de su historia, con centenares de trabajadores muertos en los conflictos abiertos, sin posibilidad de entregar ayuda humanitaria a miles de afectados por los conflictos y con un recorte de fondo superior al 35% tras la retirada de las partidas de Estados Unidos.
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António Guterres, el secretario general, ha recordado por qué se creó la ONU. «Para ayudar a los pobres, a los desfavorecidos, para que exista una legalidad internacional bajo la que se cobijen todos, para evitar que los grandes y poderosos abusen de su poder. Pero nos encontramos en un mundo que invierte 1 dólar en la paz, frente a los 750 que invierte en la guerra. Un mundo que, como dice Lula da Silva, se focaliza en los conflictos, en las matanzas de civiles, en los abusos de poder, en extrapolar el control, más que en luchar contra el cambio climático», ha dicho.
Y después ha llegado Trump, con su discurso preparado, pero el teleprónter, el aparato que les permite leer lo que traen escrito sin necesidad de papel, se ha estropeado justo cuando empezaba. Trump venía con el discurso espeso: empezó, como viene siendo habitual, cargando contra la administración demócrata de Biden, a la que llamó incompetente, inepta, corrupta y estúpida. Y menos mal que llegó, porque en apenas ocho meses, según él, ha conseguido salvar la economía, salvar al país de una invasión de inmigrantes ilegales, y traer miles de millones en inversiones internacionales que van a conseguir poner a Estados Unidos en órbita comercial.
«Simplemente, liberen a los rehenes», ha dicho Trump mientras ha criticado el reconocimiento del Estado de Palestina, en una escueta referencia al conflicto de Oriente Próximo. Ahora, como para alentar la continuación del conflicto, algunos miembros de este organismo buscan reconocer unilateralmente un estado palestino. «Las recompensas serían demasiado grandes para los terroristas de Hamás, por sus atrocidades. Esta sería una recompensa por estas horribles atrocidades, incluyendo el 7 de octubre», ha señalado Trump.
«Todo el mundo dice que debería recibir el Premio Nobel de la Paz por cada uno de estos logros»
Y alardeando de sus esfuerzos diplomáticos en todo el mundo, Donald Trump ha enumerado los siete conflictos que dice haber detenido: Camboya y Tailandia, Kosovo y Serbia, Congo y Ruanda, Pakistán y la India, Israel e Irán, Egipto y Etiopía, y Armenia y Azerbaiyán. «He puesto fin a siete guerras interminables. Dijeron que eran interminables», ha añadido. «Terminé siete guerras y en todos los casos fueron devastadoras y miles de personas murieron.»
Ha afirmado también que ningún presidente o primer ministro «ha hecho jamás algo parecido». «Y lo hice en solo siete meses, nunca había sucedido antes. Nunca había sucedido nada parecido. Me siento muy honrado de haberlo hecho; es una lástima que yo haya tenido que hacer estas cosas en lugar de que las hicieran las Naciones Unidas y lamentablemente, en todos los casos, las Naciones Unidas ni siquiera intentaron ayudar en ninguno de ellos», ha dicho.
«Todo el mundo dice que debería recibir el Premio Nobel de la Paz por cada uno de estos logros, pero para mí, el verdadero premio serán los hijos e hijas que vivan y crezcan con sus madres y padres, porque millones de personas ya no mueren en guerras interminables y sin gloria. Lo que me importa no es tanto ganar premios como salvar vidas», ha sentenciado.