La vida da muchas vueltas. Las diferentes circunstancias personales y profesionales motivan en algunos casos a emigrar y afrontar nuevos retos, sin saber qué deparará … el futuro. Bien lo sabe Víctor Ciavattini, preparador físico del CB Araba asentado en la capital alavesa desde hace cuatro años. El ‘coach’ nacido en la ciudad argentina de Córdoba comenzará en poco más de un mes su tercera temporada en el cuadro vitoriano, tras ganar el pasado 13 de julio con la selección española de baloncesto la final del Europeo sub’18 a Finlandia por 81-72. «Fue una experiencia muy linda», rememora.
Ciavattini se licenció en Ciencias de la Actividad Física y realizó varios postgrados relacionados con la prevención y readaptación de lesiones deportivas, antes de llegar en 2012 a la Universidad de Barcelona para estudiar varios másteres de entrenamiento. Fue mientras se formaba en la ciudad condal cuando le llegó la oportunidad de formar parte del staff del Sant Adriá, donde ha permanecido gran parte de su trayectoria deportiva. «El entrenador, que desconocía el basket femenino, buscaba un preparador físico. Vio mi currículum, le gustó y me puse manos a la obra», indica Ciavattini en referencia a Fabián Téllez, quien también estuvo en la cantera del Baskonia.
«Teníamos a tres o cuatro jugadoras de cada categoría jugando en la selección y acabamos subiendo a Primera División. Fue una locura»
Víctor Ciavattini
Preparador físico del CB Araba
Su progresión con las chicas del cuadro catalán fue de tal magnitud que el club se convirtió en referencia de cantera femenina en España. «Teníamos a tres o cuatro jugadoras de cada categoría jugando en la selección y acabamos subiendo a Primera División. Fue una locura», relata. Esta eclosión, propiciada por su metodología de trabajo, propició que Ciavattini recibiese la llamada de la selección española, con la que hasta la fecha ha disputado múltiples campeonatos de Europa y Mundiales desde categoría sub’14 hasta sub’20. «Esta oportunidad me ha permitido conocer a todos los entrenadores y entrenadoras de la Liga F», apunta.
Su extenso periplo por distintas competiciones a nivel internacional le llevaron a Ciavattini y a su mujer Noelia a querer mejorar su inglés, por lo que se marcharon a Australia, donde, por desgracia, les pilló la pandemia del coronavirus. «Nos confinaron en casa. Pensaba que iba a ser cosa de una semana, pero al final fue lo que fue», señala el argentino. Pese a estar fuera de las canchas y sin mucho que hacer, el preparador no dejó de lado su pasión por el baloncesto. «Justo cuando me contactaron los Melbourne Tigers para trabajar con ellos me llamaron de la selección para hacer un staff en la Alquería del basket en Valencia. Fue muy duro tener que dejar a mi mujer allí sola», confiesa.
Desembarco en Araski
Tras un curso entrenando en tierras riojanas al Campus Promete y ya reunido con Noelia, Ciavattini llegó a Vitoria en 2021 al fichar por el Araski, donde se volvió a reunir con Made Urieta. «Coincidimos en 2018 en el Mundial sub’18 de Bielorrusia. A día de hoy seguimos teniendo una gran relación», manifiesta. Pero su cabeza necesitaba descansar. Después de muchos veranos sin parar con los distintos combinados nacionales, que se terminaban juntando con la pretemporada del club del que formaba parte, le hicieron dar un paso al lado de la élite. «Empalmaba casi 30 días seguidos con la selección. Llevaba tanta tralla que ya no sabía ni lo que hacía. Ganar te da mucha dopamina y satisfacción, pero mentalmente estaba agotado. Había dejado de disfrutar», comenta Ciavattini, que además acababa de ser padre por aquel entonces.
Sobre el CB Araba
«Es el club ideal para esto. Entiendo mi rol y sigo trabajando a tope de forma profesional y en pequeñas dosis. He encontrado mi sitio»
Víctor Ciavattini
Preparador físico del CB Araba
La gran exigencia del baloncesto profesional y la paternidad le llevaron a fichar en la campaña 2023-24 con el CB Araba, donde se siente «plenamente feliz» trabajando con el club alavés de formación. «Es el club ideal para esto. Entiendo mi rol y sigo trabajando a tope de forma profesional y en pequeñas dosis. He encontrado mi sitio», explica. Uno de sus últimos éxitos fue el campeonato de Euskadi conseguido por el equipo junior en abril contra el Easo, que, en un principio, no anunciaron en sus redes sociales. «Me molestó que no lo hiciesen porque quizás el año que viene lo gana el San Viator o el Baskonia. Hay que vender el producto», reprende en tono cariñoso.
Actualmente el preparador sudamericano compagina su labor en el parqué con sus cursos de hábitos saludables. Una estabilidad que a sus 40 años le permite disfrutar de forma plena tanto de su vida personal como profesional.