La derrota en el Congreso, no por no ser esperada, ha supuesto un duro revés para Carles Puigdemont. Perder esa votación le ha mandado una señal clara de que su margen de influencia sobre el Gobierno de Pedro Sánchez empieza a resquebrajarse. La proposición de ley para delegar en la Generalitat competencias sobre inmigración, acordada entre Junts y el PSOE, ha sido rechazada en la Cámara Baja por 177 votos frente a 173. Más allá de que la medida no salga adelante, es una demostración de que los siete diputados de Junts son irrelevantes si el resto del bloque de investidura no rema en la misma dirección.
La alianza circunstancial entre PP, Vox, UPN, Podemos y dos diputados de Sumar (Jorge Pueyo y Alberto Ibáñez) ha bastado para tumbar una medida clave para Junts. Desde el inicio de la legislatura, Puigdemont había vendido su capacidad de presión como una herramienta para arrancar concesiones. Pero el fracaso de esta iniciativa demuestra que sus votos solo pesan cuando logran un consenso mínimo con otros grupos.
Más aún, el rechazo ha provocado grietas dentro del bloque de investidura. Podemos ha sido tajante: “Es una ley para decidir qué administración ejerce el racismo”, ha dicho el diputado Javier Sánchez. En su opinión, la propuesta no responde a una lógica competencial, sino a un pulso electoral entre Junts y Aliança Catalana, dejando de lado los derechos de las personas migrantes. Otro ejemplo es que dos diputados de Sumar hayan decidido romper la disciplina de voto para oponerse. Desde el PSOE era el ministro Patxi López el que se justificaba echando balones fuera y planteando que ellos ya habían hecho su parte y no todo estaba en sus manos.
Durante los últimos días son varios socios del Gobierno los que han empezado a deslizar sus dudas sobre la legislatura, todo con la sombra de unos Presupuestos que parecen imposibles de sacar adelante.
La caída de esta propuesta, que formaba parte del intercambio para asegurar el apoyo de Junts a los Presupuestos debilita a Puigdemont y evidencia la fragilidad del Gobierno, que sigue encontrando, y cada día más, dificultades para sacar adelante las votaciones en la Cámara.