La relación entre Manolo Valdés(el escultor) y Benlliure (la galería) viene de largo, de hace ya 30 años, de cuando el nombre de uno de los artistas valencianos más internacionales de las últimas décadas se asociaba a los grandes collages y a las pinturas que reinterpretan a Velázquez, Matisse o Picasso.
“Entonces ya compartíamos con él una visión: el arte debía ser a la vez intelectualmente exigente y materialmente seductor”, explica Óscar Segrelles, tercera generación de la familia que dirige la histórica galería de la calle Cirilo Amorós. “Con el tiempo -añade el galerista-, hemos visto cómo su trabajo se expandía hacia la escultura, alcanzando una escala monumental que lo ha convertido en un referente tanto en el espacio expositivo como en el urbano”.
Piezas únicas y ediciones originales
“Perfección imperfecta” es la primera muestra de esculturas de Valdés tras el anuncio de la creación en 2026 de un espacio dedicado a su obra en el Parc Central de València. La exposición que Benlliure inaugura este viernes, reúne ocho piezas de distintos tamaños recién salidas de los talleres de Valdés en Nueva York y Madrid. Varias de ellas son piezas únicas y otras, ediciones originales. En ellas, el escultor valenciano presenta una serie de cabezas coronadas por tocados y peinados de diversa índole.
“El rostro, generalmente sereno y frontal, funciona como un lienzo tridimensional donde se superponen capas de historia, memoria y experimentación -señala Benlliure-. Los tocados, en cambio, son campos de libertad formal: pueden evocar plumas, abanicos, peinetas o composiciones abstractas, y en ellos se evidencia la voluntad de romper la simetría, de permitir que la materia hable por sí misma”.

Valdés reinterpreta sus icónicos rostros en «Perfección imperfecta». / Fernando Bustamante
En una época en la que la tecnología permite pulidos impecables y acabados idénticos, Valdés reivindica en este proyecto la singularidad que solo la imperfección puede ofrecer. Tal como señalan los galeristas, en las esculturas que forman “Perfección imperfecta”, la imperfección “no es un defecto” que deba corregirse, sino una “condición esencial”.
Las superficies —bronce, resina, cristal de Murano, mármol, alabastro, acero o aluminio— muestran texturas irregulares, marcas de herramientas, pequeñas asimetrías. “Son huellas que revelan el proceso, que recuerdan que detrás de cada pieza hay una mano y un tiempo”, subraya Óscar Segrelles en el catálogo de la exposición.

“Perfección imperfecta” es la primera muestra de esculturas de Valdés tras el anuncio de la creación en 2026 de un espacio dedicado a su obra en el Parc Central. / Fernando Bustamante
Una historia compartida
Para la Galería Benlliure, esta exposición es también un capítulo más en una historia compartida. “Desde nuestras primeras colaboraciones antes del año 2000 hasta hoy, Valdés ha sido uno de los artistas que mejor ha representado nuestra vocación de unir calidad, historia y contemporaneidad”, señalan.
Cuenta Vicente Segrelles (padre de Óscar y responsable de la galería junto a su hermano Alejandro), que, aunque su familia lleva mostrando y vendiendo piezas de Valdés desde hace más de tres décadas, fue en 2009 cuando la galería montó por su 25 aniversario la primera exposición individual dedicada exclusivamente a su obra.
Supuso, además, el regreso artístico del antiguo componente del Equipo Crónica a València tras una década sin exponer. En 2023 Benlliure organizó otra muestra en la que confrontaba la obra gráfica original de Valdés con la de otro artista valenciano de alcance internacional, Juan Genovés.
Y en 2024 tres de sus óleos y una “Menina” escultural formaron parte de la muestra con la que Benlliure celebró su 40 aniversario junto a piezas de Barceló, Botero, Carmen Calvo, Chillida, Equipo Crónica, Genovés, Manuel H. Mompó, Rafa Macarrón, Fernando Zobel, Manuel Millares, Antonio Saura, Jaume Plensa y Andreu Alfaro.
“Para quienes hemos caminado junto a Valdés durante décadas, esta exposición es un motivo de orgullo y celebración -señalan los responsables de Benlliure-. Y para quienes se acerquen por primera vez a su obra, una puerta abierta a un universo donde lo imperfecto no es un obstáculo, sino la condición misma de lo perfecto».

Escultura de Manolo Valdés en «Perfección imperfecta». / Fernando Bustamante
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