El arte de la crono tiene un rey actual: Remco Evenepoel

Qué forma de rodar, que manera de ejecutar la crono perfecta, acoplado, sin moverse, derrochando vatios y categoría, Remco Evenepoel es tricampeón del mundo.

La contrarreloj siempre ha tenido un punto especial.

CCMM Valenciana

Ese momento en el que el ciclista se queda solo, sin rueda que chupar, sin excusas, solo él contra el tiempo.

Para muchos puede ser aburrida, pero para los que amamos el ciclismo es la esencia pura: la verdad sin maquillajes.

En los últimos años, el foco estaba puesto en Filippo Ganna, un tipo que parecía hecho en un laboratorio para volar en cronos. Estética, potencia, aerodinámica… el pack completo. Pero lo suyo fue más 2020-2021, cuando dominaba casi sin oposición.

Hoy el que manda es Remco Evenepoel.

El belga tiene esa mezcla de potencia bruta y mentalidad ganadora que lo convierte en referencia absoluta. Si hay una crono decisiva, sabes que estará en lo más alto o muy cerca.

Pero claro, este camino viene de muy atrás.

El pionero fue Jacques Anquetil, “Monsieur Chrono”.

El francés no solo coleccionó victorias en el Gran Premio de las Naciones, que era como el mundial oficioso, sino que además puso de moda esa postura elegante y perfecta sobre la bici.

Antes de él, Fausto Coppi ya había demostrado que ir solo contra todos podía ser un arte, y después llegaron colosos como Merckx y Hinault, que te destrozaban tanto en montaña como en cronos kilométricas de 70 u 80 kilómetros.

Otro que merece mención es Francesco Moser, un todoterreno que también brillaba contra el reloj.

La lista sigue con nombres míticos: Sean Kelly, Luis Ocaña, Felice Gimondi… todos ellos sabían lo que era medirse solos con el crono.

Y en los 90 llegó una auténtica revolución con Thierry Marie y Chris Boardman, que innovaban con manillares y bicicletas futuristas, y sobre todo con Miguel Indurain.

Big Mig era un rodillo humano: te metía minutos y minutos en cronos eternas, dejando sentenciados Tours y Giros en un par de tardes.

Luego vinieron Ullrich y Olano, ciclistas que en el día bueno eran imparables. Y más tarde llegó la época dorada de tres monstruos: Wiggins, Cancellara y Tony Martin. Cada uno con su estilo, pero todos auténticas máquinas.

Después Tom Dumoulin llevó la especialidad a la perfección… hasta que entramos en la era Ganna, y ahora, en la del imparable Evenepoel.

El problema es que las grandes vueltas han ido arrinconando la disciplina.

Ahora les meten 20 ó 30 kilómetros y gracias.

Una pena, porque la contrarreloj es el espejo real del ciclista: ahí no hay estrategias ni trenes, es tú contra el reloj. Y esa verdad, amigos, es lo más puro que tiene este deporte.

Imagen: SWpix