Si una fotografía es un punto de vista, Francesc Catalá Roca fue capaz de cambiar la perspectiva de Botines. Considerado uno de los mejores fotógrafos del siglo XX, este catalán que no se consideraba un artista consiguió humanizar el edificio que Gaudí diseñó en León. Ahora, el Museo Casa Botines Gaudí exhibe cuatro de sus imágenes. Fotos en blanco y negro que el artista catalán tomó la primera vez que viajó la ciudad, en 1959. Nacido en Tarragona, al igual que Gaudí, a Catalá-Roca siempre le interesó la arquitectura de su paisano. Su legado supera los 200.000 negativos, depositados en el Archivo Histórico del Colegio de Arquitectos de Cataluña. Supo captar de manera original tanto Botines como el Palacio Episcopal de Astorga.
Para algunos críticos, Catalá Roca ha sido el testigo perfecto de una época. Un fotógrafo que reinventó el encuadre y supo ver como nadie el alma de los edificios. No en vano se inició en la fotografía retratando edificios. Amigo íntimo de Miró, la sombra de Catalá-Roca se ha agrandado en las últimas décadas. Sus instantáneas tienen un auténtico valor etnográfico. Maestro de muchos de los grandes fotógrafos actuales, el maestro catalán aportó una nueva forma de contemplar la realidad.
Hijo de fotógrafo y padre de fotógrafos, pateó España en los cincuenta y sesenta, en Vespa y un Seat 600, para «enfocar» un país que distaba mucho de la imagen oficial. Según los expertos, su obra es la piedra angular de la fotografía documental en España. Sus imágenes están a la altura de la fotografía de postguerra de artistas tan reconocidos como Henri CartierBresson, cuya grandeza residía en otorgar el valor a la imagen sobre todas las cosas.
A la presentación de la «miniexposición» de Botines ha asistido Andreu Catalá, hijo de Catalá-Roca, que se ha convertido en principal valedor de la memoria de su padre, al que se ha referido como «un fotógrafo muy bueno en arquitectura, muy bueno haciendo paisajes y retratos, muy bueno con cámara de placas y con Leica». José María Viejo, director general de Fundos ha definido a Català-Roca como «mucho más que un cronista visual del siglo XX español: fue un constructor de atmósferas, un testigo silencioso que entendió la fotografía no como estridencia, sino como un testimonio».