‘First dates’ no se ha tomado vacaciones de verano y continúa cada noche mostrando divertidas citas entre solteros que acuden al programa de Telecinco en busca del amor. Este fue el caso de este martes 29 de julio, en la que un funerario de Madrid concentró el protagonismo.
Se llama Luis y tiene 28 años. Se presentó con esta máxima: «Como me aburras, hasta luego». En su primera intervención ante Carlos Sobera hizo un acto de sinceridad: «Llevo una cobra real tatuada en el pecho. Antes de que me piquen, ataco yo. He sido muy mala persona y me he portado muy mal cuando no lo tenía que hacer. He tenido tres parejas y he sido yo más el cabrón de la relación».
A continuación, este madrileño reveló qué deseaba encontrar en su pretendiente: «Estoy buscando una persona a la que le guste viajar, que tenga tiempo de calidad y una solvencia económica. Estoy harto de mantenidos, de gente que no tiene dinero».
Pero antes de ver a su posible pareja, habló sobre su labor profesional con Carlos Sobera, que quedó alucinado ante algunas de sus palabras: «Trabajo en una funerario atendiendo a los familiares. Es un trabajo entretenido. En momentos duros ves peleas, amores, reconciliaciones, separaciones de familias, ves el momento de verdad de la persona. Soy una persona con poca empatía. Para mí la muerte es un acto más, no significa nada dramático. Igual que naces, mueres».
Al encuentro de Luis acudió Adrián, de 31 años y operario de producción procedente de Éibar. Su tarjeta de presentación chocaba con los deseos del funerario: «No quiero que tenga mucho dinero porque el dinero corrompe a la gente. La gente con dinero se vuelve paranoica. Quiero una persona normal, de clase media y humilde».
Sin embargo, a primera vista, ambos se gustaron. «Me ha parecido simpático, no paraba de sonreír. Que sea funerario no me sorprende», dijo Adrián. «Me ha parecido muy interesante, sus cejas, es rubio, su manera de comportarse», replicó Luis.
Al sentarse en la mesa para compartir un ágape, la conversación dejó a las claras que no congeniaban. «Me encanta la música electrónica e ir a los festivales», dijo Luis. «A mí el rollo rave no me gusta», contestó Adrián para disgusto de Luis.
Tampoco sintonizaron cuando la charla se trasladó al terreno sexual y sentimental hasta que Luis explotó: «Antes de venir a una cita sé lo que quiero. No se puede hacer daño a la gente. Mejor quédate en tu casa».
Llegado el momento de decidir si la cita seguía adelante más allá del programa, Adrián sorprendió con una respuesta positiva: «No veo por qué no tendría una segunda cita. Es cuestión de conocerlo y ver si hay compatibilidad».
Fue Luis quien echó un jarro de agua fría y sentenció que no: «Yo lamentándolo mucho como pareja no tendría una segunda cita. Necesitaría haber conectado desde un principio. He visto la conversación muy forzada. Es un témpano de hielo».