La firma Gras Reynés Arquitectos acaba de finalizar las obras del nuevo colegio Montesión en Son Moix. Este mismo mes los alumnos y profesores han iniciado sus clases en el recién estrenado edificio, que se ha convertido ya en un ejemplo de la arquitectura moderna. El presupuesto de este nuevo inmueble, situado en las inmediaciones de Son Moix, tiene un presupuesto de 7,6 millones de euros.
Esta ‘mudanza’ llega después de que la Compañía de Jesús tomara la decisión de trasladar la actividad educativa de este el histórico inmueble de la calle Montesión, en el Casc Antic de Palma, al centro de Son Moix. La Compañía de Jesús lo había ocupado desde hace 450 años pero ahora se someterá a una rehabilitación para convertirse en un centro asistencial para personas mayores.
Mientras tanto, este curso 500 alumnos de Bachillerato y ciclos formativos han dejado las aulas «para trasladarse al nuevo edificio, diseñado en consonancia con los modernos métodos pedagógicos», señala Guillermo Reynés.
El nuevo centro se ha acomodado entre los pabellones educativos de Montesión que ya existían previamente. «Los dos pabellones originales han sido sucesivamente ampliados y reformados para adaptarse a los cambios en los sistemas educativos y a las demandas de las normativas más exigentes», explica el arquitecto.
El nuevo pabellón cuenta con una superficie de 6.200 metros cuadrados y se sitúa en la parte alta de la parcela, lo que le permite un acceso independiente por la calle Andalucía. Aprovechando la obra, se han reorganizado los accesos, mejorando la conectividad del Camí de Son Rapinya.
Gras Reynés ha propuesto una rambla de uso interno con zonas verdes que conectan los diferentes espacios. El nuevo edificio cuenta con cuatro pisos. La planta baja actúa como un espacio de transición entre el boulevard y las plantas superiores y cuenta con una cafetería. Una gran escalera une los dos volúmenes del edificio y las zonas de circulación se conciben como un ágora, espacios que no serán solo de tránsito sino de encuentro e interacción entre alumnos y personal docente. Desde allí se accede a las aulas, que se sitúan en las fachadas para optimizar la iluminación natural y la ventilación.
Para el diseño de las clases «se han tenido en cuenta las necesidades del programa docente», señala Reynés, por lo que se permite «la agrupación o división de espacios. Los ambientes son amplios y versátiles, alineados con los nuevos métodos educativos que priorizan el trabajo práctico, experimental y colaborativo». Unas lamas de acero en la fachada responden a las necesidades de iluminación y ventilación. Se trata de un edificio que cuenta con la máxima calificación energética.