Sí, hay que decirlo rotundamente, los agonistas del GLP-1 funcionan para adelgazar; pero no, no deberían ser considerados como la solución fácil o rápida para bajar kilos con fines puramente estéticos. Son tratamientos crónicos, con efectos adversos, contraindicaciones y un coste económico. Además, su … mal uso está perjudicando el acceso de pacientes diabéticos.
Estas advertencias son de sentido común, pero muchas personas sienten que son una agresión ¿Sentimiento de culpa?¿Desinformación?¿Proteger la mano del amo que te da de comer? Vamos a ver con datos la cara oculta de esta familia de medicamentos, pero antes ¿son todos iguales?
Listado de los principales medicamentos agonistas del GLP-1
Los agonistas del receptor GLP-1 son medicamentos que imitan a la hormona intestinal GLP-1 (péptido similar al glucagón tipo 1). Al unirse a su receptor, estimulan la secreción de insulina cuando sube la glucosa, reducen el apetito, ralentizan el vaciado gástrico y disminuyen la secreción de glucagón. Se usan en diabetes tipo 2 y obesidad. Estos medicamentos no tienen siempre el mismo principio activo:
Tabla comparativa de los principales medicamentos agonistas del GLP-1 del mercado
Si te estás preguntando cuáles son los que más se usan ahora en pérdida de peso, frente a los que solo están aprobados para diabetes esta es la respuesta:
Aprobados (o más usados) para pérdida de peso
Semaglutida → Wegovy® (aprobado en EE.UU. y Europa para obesidad; también se usa off-label con Ozempic®).
Liraglutida → Saxenda® (aprobado para obesidad, aunque menos potente que semaglutida).
Tirzepatida → Mounjaro® (aprobado para diabetes, en proceso de aprobación para obesidad en la UE; ya aprobado en EE.UU. como Zepbound® para pérdida de peso).
Usados solo en diabetes tipo 2
Exenatida (Byetta®, Bydureon®).
Dulaglutida (Trulicity®).
Lixisenatida (Lyxumia®).
En la práctica clínica, para pérdida de peso, la estrella hoy es la semaglutida (Wegovy®), seguida de la tirzepatida (algo menos extendida en Europa). La liraglutida también se utiliza, pero con menor eficacia y, además, requiere inyecciones diarias.
¿Qué beneficios tienen bajo una prescripción de uso adecuada?
Como decíamos al principio, sí, su eficacia en la pérdida de peso está demostrada: en ensayos de semaglutida 2,4 mg (Wegovy), la pérdida media ronda ~15% del peso entre 68–104 semanas cuando se combina con dieta y actividad física; tirzepatida (Zepbound/Mounjaro) llega incluso a cifras superiores en algunos estudios. (New England Journal of Medicine, Nature, JAMA Network).
En adolescentes con obesidad, la semaglutida también muestra respuesta relevante ≥10% de pérdida en un 62% vs 8% con placebo (New England Journal of Medicine).
No menos importante son los beneficios cardiometabólicos (HbA1c, TA, lípidos) que acompañan a parte de esa pérdida, cuando hay indicación médica por diabetes u obesidad (Harvard Health).
Así que sí, que quede por escrito y antes de cualquier pega, una vez más, que funcionan bien, pero en pacientes bajo prescripción médica y bajo un plan integral (nutrición, ejercicio, seguimiento). No son la panacea y tienen su precio, no solo económico.
Primera letra pequeña: la tasa de rebote al dejar de consumirlos
Este es el mensaje sobre el que no se insiste demasiado cuando solo se hacen las buenas promesas: si los dejas, gran parte del peso vuelve.
Con la semaglutida, tras retirarla, los participantes recuperaron ~2/3 de lo perdido en un año (PubMed).
En el caso de la tirzepatida, tras 36 semanas de pérdida (~20,9%), quienes pasaron a placebo recuperaron ~14 puntos de peso en 52 semanas; equivale aproximadamente a 2/3 de lo perdido (PMC, JAMA Network).
Tasas de rebote recogidas en diferentes estudios
Estos datos son muy importantes ya que no podemos considerar estos medicamentos como una herramienta ‘de tres meses’. Hablamos de un tratamiento crónico si quieres mantener su efecto. Ese detalle cambia el balance riesgo-beneficio y el coste frente al uso estético esporádico.
Efectos adversos y advertencias reales que no se incluyen en las campañas de marketing
Las molestias gastrointestinales no son raras: náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal, estreñimiento (≥5%). Las etiquetas de la FDA lo reflejan y en el año 2023 añadieron el «íleo» (obstrucción intestinal) como otro posible riesgo (diaTribelearn, Healthline).
El vaciado gástrico lento que con llevan supone cierto riesgo perioperatorio. La ASA en 2023 recomendó pausar el uso(días/semanas según pauta); en 2024 la guía multisocietaria matizó que la mayoría pueden continuar con el tratamiento salvo pacientes de alto riesgo (ASA).
Conviene tener precaución en diabéticos con retinopatía: el rápido control glucémico puede empeorar transitoriamente la retinopatía, por lo que conviene vigilarla si ya existe al empezar el tratamiento (Acceso a Datos de la FDA).
Wegovy indica interrumpir el tratamiento al detectar un embarazo y cesar 2 meses antes si se está planificando/intentando uno (Acceso a Datos de la FDA)
Aunque poco frecuentes en este caso, pero relevantes, hay in incremento de riesgo frente a otros fármacos para pérdida de peso de gastroparesia / pancreatitis / obstrucción (PMC, JAMA Network Open; base observacional, no causal).
Es decir, que no sale gratis, no son inocuos. En personas que buscan un atajo estético, estos riesgos deberían pesar más porque no existe la ganancia terapéutica primaria (p. ej., control glucémico).
Qué vas a perder además de la grasa corporal
Diferentes revisiones y metaanálisis han hallado pérdida de masa magra (peso del cuerpo descontando la grasa que incluye músculos, huesos, órganos y agua) variable entre estudios; suponiendo en algunos, hasta un 30–40% de la pérdida total. La evidencia es heterogénea pero creciente, sobre todo teniendo en cuenta que las consecuencias reales a largo plazo todavía no han llegado (PubMed, dom-pubs.onlinelibrary.wiley.com)
Resumiendo: sin una ingesta suficiente (tu apetito disminuirá) y sin entrenamiento de fuerza (no sería suficiente en ningún caso pasear), te arriesgas a acelerar dramáticamente la sarcopenia y acabar con peor salud metabólica a medio plazo.
De la teoría al mundo real: seguridad y mercados ‘oscuros’
Ante la demanda desmedida, llegan los espabilados: la FDA (ago-2025) ha lanzado una advertencia sobre la semaglutida/tirzepatida no autorizadas vendidas online ya que su calidad y dosis son desconocidas (FDA).
La AEMPS (Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios) ha hecho una alerta de suministro y pide la prescripción prioritaria diabéticos; el uso estético agrava el problema (AEMPS).
Su coste (y quién lo paga)
Como venimos advirtiendo, estas consideraciones valen cuando el uso es para fines estéticos, algo que ocasiona que casi siempre la prescripción o compra del medicamento no esté cubierta por la seguridad social:
El Wegovy (semaglutida para obesidad) no está financiado por el Sistema Nacional de Salud cuando su uso es para el control de peso; los rangos publicados de precios están entre 180–290 €/mes según presentación; Mounjaro/Zepbound en clínicas privadas tiene un rango entre 270–358 €/mes (Fuentes de mercado/medios; precios pueden variar por dosis/CCAA/actualizaciones: Farmaindustrial, infobae).
Antes de que nadie se lleve las manos a la cabeza y acuse al autor de mentiroso porque él o ella lo adquiere por mucho menos, recordemos que si está prescrito con receta por un médico para tratamiento de diabetes, puede estar cubierto por la seguridad social.
La variabilidad de precios es muy alta (algo que también da una idea del negocio que supone), tanto que en Estados Unidos, el precio de Ozempic puede llegar a un precio de 867 euros por dosis, algo que llevó al senador Bernie Sanders a reunirse con el director ejecutivo de Novo Nordisk,Lars Fruegaard Jorgensen, para discutir los elevados precios de los tratamientos contra la diabetes y la obesidad. En contraste, en Canadá, el mismo tratamiento tiene un precio de aproximadamente 138 euros.
Teniendo en cuenta que lo tendrás que utilizar toda la vida ante las enormes tasa de rebote que se producen y que antes hemos mencionado, las cuentas salen claras: es un dineral.
La realidad frente al ‘hype’ de las promesas fáciles
El ‘hype’ es un término anglosajón que se usa mucho en publicidad, medios y tecnología. Se refiere a cuando algo recibe mucha atención, expectativas o promoción, a veces desproporcionadas respecto a lo que realmente ofrece.
Un ejemplo sencillo: cuando sale un nuevo móvil y todo el mundo habla de él como si fuera revolucionario, aunque al final solo tenga mejoras pequeñas. Ese ruido mediático y entusiasmo exagerado es el ‘hype’.
Que te digan que vas a adelgazar sin esfuerzo es puro ‘hype’, pero la realidad es otra:
Si aún así te planteas su uso estético, sigue esta ‘guía responsable’
1. Evalúa la indicación real (IMC, comorbilidades) con un profesional; fuera de esta indicación, el balance riesgo-beneficio cae.
2. Desde el primer día combina con un entrenamiento de fuerza planificado y una correcta ingesta calórica en general y de proteína en particular.
3. Avisa si tienes prevista alguna cirugía; sigue las pautas de la ASA/multisocietarias.
4. Nunca compres compuestos no aprobados o en tiendas online que desconozcas su fiabilidad.
5. No consumirlos en caso de embarazo (ni si lo estás buscando en los próximos 2 meses).
6. Asume la cronicidad/coste del tratamiento: si no puedes mantenerlo o no te compensa en salud. Recuerda que es peor el rebote.
7. Vigila posibles efectos gastrointestinales/retina/riñón y no minimices las posibles náuseas intensas, el dolor abdominal prolongado o visión borrosa aguda; consulta a tu médico ante cualquiera de estos síntomas.
Conclusión
Los agonistas del GLP-1 han supuesto un gran un avance clínico para diabetes y obesidad. Marcarán un antes y un después, pero convertirlos en producto estético de moda es mala medicina y mal civismo: cuestan, tienen riesgos y dejan sin medicación a quien la necesita.
La alternativa madura no es demonizarlos, sino usarlos donde toca, como toca y el tiempo que toca, dentro de un plan serio de salud (nutrición, entrenamiento de fuerza, descanso adecuado y seguimiento).
Y a la industria lanzarle un mensaje claro de exigencia por parte del consumidor: menos «milagros», más transparencia sobre cronicidad, rebote, riesgos y acceso.