Que el mundo sea un lugar cada vez más peligroso no parece estar disuadiendo a los inversores, que siguen llevando a Wall Street en volandas, pulverizando un máximo histórico tras otro. El rally experimentado en los últimos meses por las acciones estadounidenses es tal que la preocupación ha pasado de ser que estén caras a que se esté formando la enésima burbuja. Uno de los indicadores más seguidos para calibrar este riesgo, bautizado con el nombre de la leyenda de la inversión Warren Buffett, está resquebrajando su techo.

Cuando el pasado 2 de abril, el infame Día de la Liberación, Donald Trump anunció lesivos aranceles para el resto del mundo, las bolsas mundiales, con la estadounidense a la cabeza, sucumbieron. El S&P 500, índice de referencia en EEUU, sufrió su quinta caída porcentual más pronunciada en dos días desde 1950, mientras que el tecnológico Nasdaq, dominado por el crecimiento (acciones growth) entró brevemente en una tendencia bajista (la primera en tres años). Todo cambió una semana después. El 9 de abril Trump anulaba los aranceles recíprocos y anunciaba una tregua para negociar un pacto comercial país a país. Desde ese momento, Wall Street ha sido un cohete en propulsión.

Esta subida ha hecho engordar la capitalización bursátil de todas las acciones de EEUU (si se emplea el compendio de Bloomberg bajo el índice WCAUUS) hasta equivaler a un 232% del PIB del país. Ese es precisamente el ratio que mide el ‘indicador Buffett’, el número de veces que el PIB está dentro del valor de toda la bolsa (ahora mismo 2,3). El oráculo de Omaha (se retirará a sus 94 años como CEO de Berkshire Hathaway a finales de año) siempre ha defendido esta métrica para auscultar el estado general del mercado.

Según la ‘doctrina Buffett’, un indicador por debajo del 70% del PIB (o 0,7 veces el producto interior bruto) refleja un mercado barato. Una métrica entre el 70% y el 90% reflejaría un mercado razonablemente valorado. A partir del 115% se está ante un mercado muy sobrevalorado y a partir del 135% (1,35 veces el PIB de EEUU), se habla abiertamente de peligro de burbuja. El actual nivel del 232% supera ya el máximo histórico de 2021 (un 217% del PIB) y deja muy lejos el ya peligroso 150% que precedió al pinchazo de la burbuja puntocom a comienzos de los 2000.

Si el ‘indicador Buffett’ parpadea en rojo, también lo hace el otro indicador ‘estrella’ para saber cuánto de caro está Wall Street. Cuando la mayoría de los inversores piensan en el término «valoraciones», probablemente les viene a la mente la tradicional relación (ratio) precio-beneficio (PER por sus siglas en inglés). El PER de una acción se calcula dividiendo su precio por sus beneficios por acción (BPA) de los últimos 12 meses. Si bien el PER funciona muy bien para evaluar negocios maduros y consolidados, a menudo no da en el blanco con las acciones de crecimiento y durante las recesiones.

Es por eso que se echa mano del indicador del PER Shiller del S&P 500, también conocido como CAPE (Cyclically Adjusted Price-to-Earnings Ratio) y desarrollado por el economista Robert J. Shiller, premio Nobel de Economía en 2013. Es una evolución del PER tradicional, diseñada para corregir sus limitaciones en contextos económicos cíclicos. Consiste en una herramienta de valoración basada en los beneficios medios ajustados a la inflación de los últimos 10 años. El uso de los datos históricos del BPA de una década garantiza que los acontecimientos impactantes y las recesiones no alteren significativamente los resultados.

Si se echa la vista atrás hasta enero de 1871, el PER Shiller del S&P 500 ha registrado una media de 17,28. Al cierre de la sesión del 18 de septiembre, el PER de Shiller alcanzó las 39,86 veces (los beneficios en el precio), su nivel más alto durante el actual mercado alcista y el tercero más alto en los 154 años analizados.

Históricamente, un PER Shiller superior a 30 ha sido un presagio de la llegada de un mercado bajista (caída del 20% tras el último máximo). Incluyendo el presente, ha habido seis ocasiones en las que el ratio CAPE ha superado los 30. Tras las cinco ocasiones anteriores, el S&P 500, el Dow y/o el Nasdaq Composite acabaron cayendo entre un 20% y un 89%.

Más allá de la fiabilidad de estos indicadores, cuya mejor reivindicación es la historia, los trazos del cuadro general son claros. El dominio de las grandes capitalizadas tecnológicas es abrumador (las ‘siete magníficas’: Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Meta, Tesla y Nvidia) hasta representar más de un tercio de la capitalización total del S&P 500. Una dinámica ha generado debates sobre el riesgo de concentración en el mercado, ya que el rendimiento del índice está fuertemente influenciado por el desempeño de estas compañías. De hecho, cualquier indicador prospectivo del índice responde a lo que hagan estas empresas.

La euforia con los avances de la Inteligencia Artificial (IA) y la perspectiva de recortes de los tipos de interés están siendo la gasolina que alimenta a estos gigantes de Wall Street. ¿Por qué el sector tecnológico es tan vulnerable al aumento de los tipos de interés? Torsten Slok, estratega de Apollo, lo explica: «En primer lugar, las empresas tecnológicas cotizan en bolsa con la expectativa de generar flujos de caja en un futuro lejano, lo que las hace más vulnerables a los cambios en la tasa de descuento. En segundo lugar, las empresas tecnológicas suelen necesitar financiación para proyectos plurianuales, lo que también las hace más vulnerables al aumento de los tipos de interés. En tercer lugar, cuando los tipos de interés son altos, la propensión al riesgo de los inversores es baja, ya que estos pueden obtener mayores rendimientos con los valores de renta fija».

Mortonson (Robert W. Baird): «El rally parece extremadamente efímero y arriesgado, y toda la especulación de las multitudes de Reddit y Robinhood lo convierte en una especie de casino»

Una cesta de empresas tecnológicas no rentables seguida por UBS ha subido un 21% desde finales de julio, en comparación con el avance del 2,1 % de sus homólogas tecnológicas rentables y el avance del 5,9 % del índice Nasdaq 100. Esta subida ha llevado al grupo, que incluye empresas menos conocidas como SoundHound y Unity Software a alcanzar su nivel más alto desde finales de 2021, cuando los tipos de interés bajísimos alimentaron una burbuja de activos especulativos que estalló al año siguiente.

El riesgo de un aterrizaje brusco para las acciones se puso de manifiesto este martes, cuando el grupo se hundió un 2,1%, con un rendimiento inferior al del mercado, después de que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, reiterara su opinión de que los responsables políticos tienen por delante un camino difícil al sopesar nuevas reducciones de los tipos de interés.

«Con las presiones alcistas sobre la inflación procedentes de los aranceles, la desglobalización y la demografía, los tipos de interés se mantendrán altos y seguirán siendo un obstáculo para las tech y el crecimiento en los próximos años», vaticina Slok. Asimismo, la IA puede no cumplir tan pronto las grandes esperanzas depositada en ella.

Por supuesto, existen muchos otros sectores del mercado bursátil donde la especulación es desenfrenada ante la perspectiva de tipos de interés más bajos. Las inversiones en biotecnológicas de mayor riesgo están en auge y el índice Russell 2000 de empresas de pequeña capitalización alcanzó recientemente su primer récord desde 2021.

«Considero que se trata de un rally sin fundamento, una fase de exuberancia especulativa excesiva, ya que el ciclo de recortes de tipos previsto está reavivando el optimismo», afirma Ted Mortonson, estratega tecnológico de Robert W. Baird con más de tres décadas de experiencia en Wall Street. «El repunte parece extremadamente efímero y arriesgado, y toda la especulación de las multitudes de Reddit y Robinhood lo convierte en una especie de casino, lo que me hace pensar que terminará en desilusión».

Volviendo a la historia, el camino está lleno de accidentes y todo se puede torcer en cualquier momento, viéndose quién estaba desnudo cuando baje la marea, parafraseando al propio Buffett. No solo hay que mirar cómo se va elevando hacia arriba la burbuja. También si hay alguna aguja cerca.

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