Nueva York es la capital mundial de muchas cosas. Lo es de las finanzas y el arte durante todo el año y lo es también de la moda, la gastronomía o el deporte por diferentes razones recurrentes —semana de la moda, US Open de tenis … , los Yankees y los Knicks, etc.— a las que este mes de septiembre sumará una más: es la sede de la Ryder Cup de golf, el torneo más especial de este deporte rodeado de lujo.
El equipo europeo liderado por Jon Rahm y Rory McIlroy, entre otras estrellas continentales de este deporte, tratará de repetir triunfo ante el equipo de Estados Unidos, cuyo máximo estandarte es Scottie Scheffler, número uno mundial y absoluto dominador del golf en las dos últimas temporadas. El reto es sobresaliente para los europeos; no solo por el gran equipo que presentan los estadounidenses, sino también porque juegan contra el peso de la historia: la inmensa mayoría de las Ryder Cup, que se disputa cada dos años, son levantadas por el equipo que juega en casa. Estados Unidos ganó la última en Europa en 1993 y Europa lo hizo por última vez en 2013.

Jon Rham celebrando el título de 2023 de la Ryder Cup
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Jon Rahm y compañía tendrán una nueva ocasión de hacer historia el último fin de semana de septiembre, entre el viernes 26 y el domingo 28, cuando el torneo se dispute en el Bethpage Black Course, un campo de golf ubicado en la periferia neoyorquina —en Farmingdale, para ser exactos—.
Pese a la entidad del campo, digno de albergar el Open de Estados Unidos de la disciplina, y su ubicación, con Manhattan a dos pasos —aunque en Nueva York recorrer distancias relativamente cortas puede llevar horas—, no parece que el equipo europeo vaya a tener mucha afición apoyando in situ. Al menos, no afición española, ya que fuentes de dos agencias especializadas en viajes deportivos a este tipo de eventos —You First y Group 1— reconocen que no existe demanda en nuestro país para acudir a la Ryder Cup. Nada que ver, en clave experiencia deportiva VIP, con la Super Bowl o la NBA, que también implican cruzar el charco, eventos con un alto seguimiento y demanda en España. Seguramente, será muy distinto en 2031, cuando la Ryder Cup se celebre en Cataluña, noticia confirmada recientemente.
Precios de los paquetes VIP para la Ryder Cup
Aunque en España no exista demanda, como te puedes imaginar, no falta la oferta VIP para disfrutar de esta nueva edición de la Ryder Cup, una de las competiciones deportivas más prestigiosas del planeta.
De hecho, la organización oferta paquetes VIP oficiales. Hasta tres modelos distintos. Todos ellos, lógicamente, incluyen la entrada, cuyo precio más económico es de 340 euros —para el jueves, día en el que no juegan los profesionales, solo celebrities después de la inauguración—. En función de los servicios de hospitality que demande el cliente, el precio de los tres paquetes VIP oficiales para la Ryder oscila entre los 1.110 euros y los 1.536 euros, aproximadamente. No están incluidos ni el alojamiento ni los gastos de desplazamiento hasta Nueva York.
El espectador que contrate este servicio VIP para la Ryder Cup, además, puede mejorar su experiencia solicitando una mejora de sus localidades, lo cual conlleva un coste extra. En concreto, la organización ofrece asientos VIP en la tribuna del tee (salida) del hoyo 1 y del green (final) del hoyo 18, y también cuenta con una zona de hospitality exclusiva en el hoyo 16, con vistas «increíbles» del campo, según la propia Ryder Cup, y una terraza cubierta y elevada que ofrece con las mejores vistas del green del hoyo 17.
Además, se puede contratar el acceso al denominado Halfway House, un refugio privado con barra libre, y al pabellón internacional, un espacio pensado para la relajación y disfrute de los espectadores VIP que acudan a ver el torneo.
No parecen ser, sin embargo, suficientes atractivos para el aficionado español, que apenas tendrá presencia en la edición 2025 de una Ryder Cup que se presenta apasionante. No en vano, es una de las pocas citas, junto con los cuatro torneos grandes —US Open, Másters de Augusta, PGA Championship y British Open— en los que se puede ver competir a los mejores jugadores (estadounidenses y europeos exclusivamente) que durante el año compiten en el PGA Tour y el LIV Golf, dos circuitos independientes que llevan años sin llegar a un acuerdo para trabajar en común.