La serie dirigida por Paco Plaza y Pablo Guerrero es peculiar, a contracorriente, decididamente diferente. ¿Bastará para que encuentre su público?

Si esta producción de … Disney+ hubiera llegado antes de ‘Tardes de soledad’, acaso hubiera despertado un vivo debate sobre la tauromaquia, que ahora se queda descafeinado porque aquel ya pasó y porque ‘La suerte’ da vueltas al mundillo taurino pero sin mostrar ni una sola corrida de toros. Como su protagonista, se queda a las puertas, sin entrar en la plaza.

Hay en estos seis episodios de media hora una atractiva mirada hacia una vieja España que pervive, aunque esté en retirada. Las localizaciones en Toledo, Zaragoza, Benidorm y Málaga (más Madrid) ya indican una vocación de mirar hacia otros lugares, y especialmente hacia su faceta más tradicional y folklórica. ‘La suerte’ observa a esos hombres que viven para la tauromaquia, que desde fuera parece algo anacrónico pero desde dentro aún se ejerce con orgullo, pasión, ese miedo esencial y una masculinidad de otro tiempo.

Adopta la perspectiva del observador ajeno: un joven opositor (Ricardo Gómez), que a ratos conduce el taxi de su padre, es contratado por un carismático torero (Oscar Jaenada, en un papel que le viene como anillo al dedo) para que le transporte a las plazas de toros. El opositor es el joven actual, contrario a los toros pero asombrado ante el mundo que descubre, que va tejiendo lazos con el maestro y su gente.

Su sucinta historia de amistad, a la que se suma su contraste entre lo antiguo y lo moderno, sostienen una serie peculiar a la que cuesta cogerle el punto. Su trabajada factura, su textura de 16 mm., su ambiente inesperado y su falta de prejuicios la hacen diferente, pero acaso se quede un poco a mitad de camino, a las puertas.