La comunidad ciclista ha perdido al menos temporalmente uno de los ‘templos’ del almuerzo en la Ribera, convertido durante años en parada obligatoria en una ruta muy popular entre los aficionados, a la que su plato estrella da nombre: la ruta del Sepionet.
El bar Ricardo de Sumacàrcer cerró por vacaciones hace algunas semanas y no ha vuelto a abrir. “Debido a la falta de personal para trabajar, el Bar Ricardo permanecerá cerrado”, reza un cartel situado sobre la persiana bajada. Justo al lado, una placa cerámica alude a su fama. “Bar Ricardo. Desde 1975. La Ruta del Sepionet”.
Cientos de ciclistas que se se adentran por las carreteras del interior de la Ribera han llenado cada fin de semanas las mesas del bar, junto al resto de clientes, que seguro echarán de estos este lugar de paso obligatorio para reponer fuerzas.