Jueves, 25 de septiembre 2025, 20:00
Una manera de mirar. El paisaje urbano. Un cuaderno de calle entre la poesía y el horror, lo cotidiano y lo imprevisto. El territorio: sus miradas sobre la vida urbana en las zonas populares de Nueva York a través de un relato entre lo lírico y lo documental. Helen Levitt, una de las grandes fotógrafas norteamericanas del siglo pasado, protagoniza quince años después de su muestra en el Museo ICO, una retrospectiva cuya singularidad tiene como punto de partida por primera vez la totalidad de su obra.
La Fundación Mapfre, en su espacio KBr de Barcelona, ha inaugurado esta semana esta gran muestra que viajará después a la sede de la entidad en Madrid. Comisariada por Joshua Chuang, ahonda en la documentación y archivos de la fotógrafa norteamericana que han estado disponibles para consulta solo desde un periodo reciente. La artista, fallecida en 2009 a los 96 años de edad, retrata con cierto enigma e invitación al asombro el detalle en las imágenes de los pequeños instantes del día a día, en apariencia banales que ella convirtió en metafóricos al considerarlos representativos de la sociedad de nuestro tiempo.

Helen Levitt. ‘New York’, c. 1939. Gelatin Silver Print
© Film Documents LLC, courtesy Zander Galerie, Cologne
Las imágenes de Helen Levitt poseen una cualidad misteriosa que las convierte en auténticos enigmas visuales. Su mirada única y certera transforma escenas cotidianas en composiciones difíciles de definir, lo que provoca una conexión inmediata con el espectador, incluso cuando no hay una narrativa clara que las explique.
Pionera con voz propia, Helen Levitt fue una de las primeras mujeres en abrirse camino en el mundo de la fotografía. Siempre evitó construir una narrativa explícita en su trabajo, y prefería no hablar sobre sus imágenes. Esta decisión, lejos de restar valor, «es una de las claves que hacen su obra tan interesante». El amplio recorrido por la trayectoria de Levitt a través de nueve secciones y unas 220 fotografías incluye obras inéditas, así como los trabajos realizados en México en 1941 y buena parte de su trabajo a color, que la autora aborda a partir de la década de 1950. Además, se presenta su película ‘In the Street’, dirigida junto con Janice Loeb y James Agee, y una proyección de diapositivas en color realizadas por la artista.

Helen Levitt. ‘New York’, c.1940. Gelatin Silver Print
© Film Documents LLC, courtesy Zander Galerie, Cologne
Levitt, desde muy joven, vivió con pasión la literatura, el teatro y el cine. Tras hacerse con una Leica, conoció en un estudio del Bronx rudimentos técnicos de la imagen; su primera cámara la adquirió a los veinte años y algo más tarde se unió al colectivo New York Film and Photo League, con propósitos de cambio social. Allí conoció a Cartier-Bresson, que tuvo bastante que ver en que decidiera emprender una carrera autónoma como fotógrafa; sus escenarios predilectos estarían, sin embargo, relacionados con su barrio natal: Brooklyn.
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Helen Levitt
Retrospectiva. La primera en plantearse a partir de la totalidad de la producción y los archivos de la creadora neoyorquina. Comisario: Joshua Chuang. Fechas: Desde esta semana al 1 de febrero de 2026. Dirección: KBr Fundación Mapfre. Avenida del Litoral, n.º 30. Barcelona. Después viajará a Madrid.
Documentó la vida diaria en sus calles, también en otras zonas de carácter entonces humilde, como el Lower East Side o Harlem, y prestó atención sobre todo a la infancia y a los instantes dominados por la naturalidad. Logró reconocimiento, más en su país que internacionalmente y ya en los cuarenta, comenzaría a explorar el cine y la foto en color, aunque regresara de forma intermitente al blanco y negro.

Helen Levitt. ‘New York’, c. 1940. Gelatin Silver Print
© Film Documents LLC, courtesy Zander Galerie, Cologne
Progresivamente se abrió, asimismo, a nuevos escenarios, como el metro y el medio rural. Dedicada a su trabajo a tiempo completo, Helen Levitt no comenzó a obtener reconocimiento público hasta contar con una edad ya avanzada. Sus imágenes, casi siempre ambiguas y misteriosas, aunque en un primer momento no lo parezcan, se distinguen también por su espontaneidad, simpatía y sensibilidad. Los gestos en movimiento y la complicidad entre las personas que captura con su cámara van mucho más allá de esa tendencia por «fotografiar niños», que muchos críticos señalaron sobre la artista tras su primera exposición en el MoMA en 1943.

Helen Levitt. ‘New York’, c. 1945. Gelatin Silver Print
© Film Documents LLC, courtesy Zander Galerie, Cologne
La obra en su totalidad excede con mucho este último aspecto, pues muestra su aceptación de los placeres, los terrores y la complejidad de la existencia en todas las edades. Los cuerpos aislados, los gestos y los lugares de las fotografías elegidas por Levitt generan una sensación de espontaneidad, casi como si de «una danza coreografiada» por la autora se tratara.
Etapas
Las imágenes que se conservan del primer año de Levitt con su Leica revelan los intentos de la artista por definir el rumbo hacia el que deseaba encaminarse en su trabajo. A veces potencia lo sombrío en escenas con hombres encorvados, agachados o postrados. En otros casos su obra parece caminar hacia lo documental, pero siempre con imágenes cargadas de ambivalencia. En 1937 es contratada por el New York City Federal Art Project como profesora de arte para niños en una escuela de East Harlem. Levitt se sintió atraída por los dibujos a tiza que encontraba en su trayecto al trabajo realizados por los niños en la calle. Levitt permaneció durante cinco meses en México, lo que supuso un punto de inflexión en su carrera artística. En la capital mexicana realizó también fotografías de calle, pero en ellas, a diferencia de las que había captado en Nueva York, se trata de escenas de gran crudeza.
En las décadas de 1970 y 1980, Levitt fotografió en color en las calles de Nueva York, en algunos de los barrios más peligrosos. Las imágenes que realizaba, sin embargo, no capturaban los aspectos más duros ni conmovedores. Por el contrario, trataban de las vidas cotidianas de los habitantes de aquellos barrios. Gente sentada en los escalones de las casas o personas charlando mientras los niños jugaban entre ellos. Como señala Jel Sternfeld, «los personajes de Levitt poseen inteligencia, dignidad y una humanidad sencilla que es, en el mejor sentido de la palabra, hermosa».
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