La fiebre por los Funko Pop ha desbordado la Comic-Con de Málaga. Desde primera hora, nada más abrir a las 9.45, los pasillos se han llenado de miles personas corriendo rumbo a los stands que vendían coleccionables exclusivos. A las 10.00 … ya circulaban mensajes de «no queda», encargados de la organización avisaban a los asistentes que las unidades limitadas se habían agotado en apenas 15 minutos.
«Llevo ya dos horas haciendo cola. La organización me parece pésima», ha lamentado Antonio Castillo, un aficionado de Ciudad Real, que se ha pedido un día de vacaciones para sumar un Funko exclusivo a su colección de más de 700 piezas, desconoce si podrá conseguir uno antes de regresar a casa esta tarde. Su queja resume el sentir de cientos de compradores que, tras el sprint inicial, se han topado con embudos en accesos y cajas.

Aficionados posan frente al stand mientras esperan su turno para adquirir piezas únicas
Francis Silva
La escena dominante se ha repetido a lo largo de la mañana: grupos que miran el móvil y comparten pantallazos con el temido «agotado», corredores que cambian de fila en busca de una oportunidad y conversaciones sobre el supuesto número de unidades por persona. «Mi amiga me ha dicho que en cuestión de 3 minutos se habían acabado los últimos 50. La gente corría; lo primero era entrar a por los Funkos exclusivos», ha descrito Laura Mejías, otra joven que aún espera su turno en la cola del stand de funkos.
Entre los más afectados, Emilio Dos Santos, que ha viajado a Málaga desde Barcelona con la ilusión de hacerse con varios modelos limitados. «Veníamos a por funkos exclusivos, pero ya no hay», ha explicado tras una hora y cuarto en la fila. En su caso, el madrugón y el desplazamiento no han bastado: se ha quedado sin la pieza que buscaba y confía en la reposición de la tarde. «Nos han dicho en el stand que ya se han agotado y que a las 4 vuelven a reponer», ha añadido.
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La cola para comprar un Funko Pop rodea gran parte de la Sala de Exhibición del recinto
Francis Silva
La frustración no es menor entre el público local. Carmen Palomino, malagueña, llevaba tres horas en la cola para un modelo exclusivo del evento cuando ha sabido que ya se había agotado. La joven considera que «deberían haber previsto más unidades» ante la avalancha de público, y que es un «grave error de previsión» que a su juicio ha dejado a miles sin opciones de compra a media mañana. Su plan, pese a todo, es claro: «Ahora tendremos que comprar el que quede para llevarnos un recuerdo, y que merezca la pena la espera en la cola».
Mientras tanto, el goteo de aficionados continúa entre resignación y esperanza de llegar a tiempo a la reposición vespertina. El balance, por ahora, es claro: colas larguísimas, carreras en los pasillos y modelos exclusivos que desaparecen en un suspiro. Los compradores ya han tomado nota: quien quiera una pieza codiciada tendrá que llegar antes… o armarse de paciencia hasta las 16.00.