Los grandes temores del BCE vienen de China. Desde los aranceles, en Fráncfort temen que los pedidos masivos de todo tipo de productos del gigante asiático alteren de forma decisiva los precios, pudiendo llevar al continente a la deflación. Es por ello que desde la institución insisten en que las decisiones y medidas que se tomen hoy frente a Pekín marcarán la economía de la UE y la política monetaria las próximas décadas. Sin embargo, recientemente el banco central ha advertido de una gran amenaza soterrada que, si no se remedia, puede condenar a Europa a sucumbir a importantes oleadas inflacionarias y a sacudidas en la industria a voluntad de China, una situación muy parecida al oscuro recuerdo de la dependencia del gas ruso.

La máxima institución monetaria del continente comenta que, al igual que la Europa de la pasada década se hipotecó con el gas ruso, ve un importante riesgo de una crisis y control similar a través de las tierras raras. En su último informe, el BCE comenta que en caso de una disputa comercial, por ejemplo, aranceles ante la llegada masiva de productos chinos subvencionados, China podrá destrozar las cadenas de suministro de toda la industria europea provocando un IPC desatado. De hecho, a día de hoy ya hay numerosas empresas europeas experimentando retrasos y cierres (en el sector de los automóviles) después de que China haya decidido contraer un 70% las exportaciones de este material tras el conflicto comercial con EEUU y diversos choques con Europa (coches eléctricos, investigación a productos como el porcino… etc).

«Las interrupciones en la cadena de suministro derivadas de las restricciones a la exportación impuestas por China podrían generar mayores costes de insumos para los fabricantes, especialmente en los sectores automotriz, electrónico y de energías renovables», declaró el BCE. «Además, la escasez de materiales también podría detener la producción, lo que lastraría la producción industrial y frenaría la actividad económica general».

Según el estudio, China suministra actualmente el 70% de las importaciones de tierras raras de la UE, pero es que la dependencia podría ir mucho más allá. Al margen de las compras directas, la mayoría de los proveedores de todo tipo de productos que contienen tierras raras, como las firmas estadounidenses, usan mayoritariamente esta materia prima procedente del gigante asiático.

«Los intermediarios suelen ser empresas tecnológicas estadounidenses que fabrican productos con tierras raras suministradas por empresas chinas», declaró el BCE. «Esta dependencia de las cadenas de suministro indirectas aumenta la exposición de las empresas de la zona euro a posibles interrupciones, ya que incluso interrupciones menores en las exportaciones chinas pueden repercutir en los intermediarios y afectar a una amplia gama de sectores»

El poder de China

Las tierras raras son un grupo de elementos muy escasos en la corteza terrestre en comparación a la gran cantidad de aplicaciones que tienen. El terbio y el Itrio son claves para fabricas pantallas, teléfonos móviles… etc. Sin embargo, el cerio se usa para los automóviles eléctricos, al igual que el neodimio y el praseodimio. Ptrp tipo de productos como el Itrio, Lutecio, Holmio o Disprosio son totalmente decisivos para la industria renovable y en general para el sector secundario.

China actualmente controla el 95% del a producción mundial de todo este tipo de materiales y además del procesamiento de otros materiales críticos como el germanio, el galio y el antimonio. La realidad es que, según el Servicio Geológico de EEUU hay enormes reservas de tierras raras en Brasil (21 millones de toneladas métricas), India (6,9 millones) o Australia (3,8 millones). Ninguno se compara con China y sus 44 millones de toneladas métricas, pero la realidad es que si estos lugares desarrollan su minería, sí se podrían lograr suministros alternativos para evitar esa dependencia absoluta con Pekín. El problema es que se trata de una inversión muy complicada en la que se requiere una enorme inversión en infraestructura y capacidad de procesamiento que ningún país tiene.

Pekín ya está usando su ‘monopolio’

Desde el BCE comentan que «China podría utilizar tierras raras para ejercer presión en las negociaciones comerciales en curso con la UE». Esto no es una conjetura, pues el país oriental ya ha amenazado con hacerlo en numerosas ocasiones cada vez que hay un conflicto comercial. En abril de 2025, cuando EEUU impuso aranceles, Pekín implementó restricciones a diversas tierras raras, suspendiendo la exportación de siete de las diecisiete que produce.

Si bien en el futuro se puede sentir con más intensidad del golpe, el banco central muestra una gran preocupación por el hecho de que la pausa de abril tuvo un claro impacto en empresas de EEUU (y de Europa) hoy en día, cuando el potencial de los negocios industriales que utilizan estos recursos (coches eléctricos, semiconductores… etc) no ha llegado a su punto álgido. «En abril CHina impuso restricciones y algunas empresas encontraron dificultades en la producción. En mayo los envíos chinos de tierras raras se han reducido ya un 75% y algunos fabricantes de automóviles están teniendo que detener la producción».

Desde el BCE afirman que «la escasez de suministro de tierras raras afectaría a sectores sustanciales de la industria manufacturera y causaría efectos indirectos negativos generalizados. Las tierras raras desempeñan un papel crucial en la producción de bienes específicos, como automóviles, ordenadores y teléfonos, en sectores clave de la cadena de producción de la zona euro».

Las empresas europeas ya sienten el golpe

El BCE no es la única institución europea que ha advertido de problemas. La Cámara de Comercio de la UE en China ha advertido que a pesar de los acuerdos que se han llegado respecto a tierras raras con Pekín, la realidad es que «seguimos viendo importantes obstáculos». Concretamente Jens Eskelund, presidente de la cámara hablaba de claros cierres y retrasos en la producción de diversos fabricantes de automóviles debido a este problema. «Tenemos varios miembros que ahora mismo están sufriendo pérdidas debido a estos cuellos de botella», dijo Eskelund.

Poniendo ejemplos concretos, BMW ha sido la empresa más llamativa en ser afectada por este problema. Este mes de junio el gigante alemán afirmó que su red de suministro estaba fallando por culpa de China y que, aunque no había cierres, si podría llegar a afectar a la producción. La asociación de proveedores del sector automotriz (CLEPA), explicaba que solo una cuarta parte de los cientos de solicitudes de licencias de exportación presentadas por proveedores de automóviles entre el 1 de abril y la fecha actual han sido aprobadas. Algunas solicitudes fueron rechazadas por razones «extremadamente formales», según la asociación.

Es por ello que el G7 esta misma semana esté buscando alternativas a China y medidas que aseguren el suministro. Entra las opciones que se están valorando, según Reuters son aranceles a la materia prima china para incentivar la inversión en proyectos alternativos. El grupo, reunido en Chicago a principios del mes también estarían valorando subsidios estatales y precios mínimos garantizados por el estado para favorecer la producción.

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