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El pleno municipal de Barcelona ha aprobado una proposición de BComú para intensificar la presión sobre Israel mediante la vía del boicot permanente, una iniciativa que ha recibido el apoyo de PSC y ERC, la abstención de Junts y el voto contrario de PP y Vox.
El texto insta al gobierno municipal a vetar a Israel y a las empresas que incumplan el Derecho Internacional en congresos y ferias, así como a evitar que equipos deportivos identificados con el nombre del país participen en la etapa inaugural del Tour de Francia, que se celebrará en la capital catalana.
Janet Sanz (BComú) ha reclamado la realización de «acciones concretas y reales» en la ciudad, mientras que Rosa Suriñach (ERC) ha señalado que existe una «obligación legal y moral de boicot«.
Maria Eugènia Gay (PSC), ha señalado que se trata de una propuesta «coherente con una Barcelona comprometida con la paz y la justicia«.
Evitar boicots
Neus Munté (Junts) ha señalado que, ante este conflicto, «hay que apostar por la presión diplomática, el compromiso de los gobiernos y la cooperación», rechazando el boicot. «Romper puentes tendría un impacto nulo, y puede comportar pérdidas importantes para Barcelona«, ha sentenciado la edil.
Juan Milián (PP) ha recordado que «la guerra se acabaría si los rehenes fueran liberados y Hamás se desmilitarizara«, y ha señalado que «este grupo terrorista no puede ser parte de un futuro de paz».
El edil popular ha subrayado que el planteamiento de los comunes es «equivocado y deshonesto», y ha incidido en que «la paz vendrá del diálogo, no de la exclusión«.
Gonzalo De Oro (Vox) ha rechazado la propuesta argumentando que «no tiene nada que ver con los problemas reales de los barceloneses».