La verdad que hay cosas que no se acaban de explicar, sobre todo, cuando un certamen de oportunidades de novilladas tan reconocido como el de Algemesí no apuesta para una sustitución por jóvenes toreros de la tierra como Simón Andreu, de Chiva, actual finalista del Circuito Valenciano de Novilladas y que todavía no ha debutado en la plaza de toros de Algemesí; o Alberto Donaire, tras su gravísima cornada en el esfínter que le tuvo 23 días ingresado en el Hospital Clínico de València y que hace dos años que no ha pisado la semana taurina, desde su debut con caballos exactamente.

Reivindicaciones geográficas aparte, la sustitución fue ofrecida a Julio Méndez, joven que fuera apoderado por José Ortega Cano en su primera época y que venía de cortar tres orejas y un rabo en San Agustín del Guadalix el mismo día que resultó herido de gravedad Julio Norte, a quien sustituía este viernes. 

Un gran novillo

Y el novillero de 17 años nacido en Arenas de San Pedro (Ávila) y formado en la Escuela Taurina de Badajoz no defraudó, fundamentalmente, porque aprovechó -sin acabar de redondear, eso sí- el gran novillo de la ganadería de San Isidro. 

Julio Méndez paseó una oreja del cuarto de la tarde en Algemesí

Julio Méndez paseó una oreja del cuarto de la tarde en Algemesí / Prensa 2

Lidiado en cuarto y último lugar, el animal tuvo una extraordinaria condición y se apoderó de la plaza en una demostración de bravura hasta el final. Hilvanó un buen saludo a la verónica, especialmente con dos lances extraordinarios. 

Cuando el torero pisó el terreno adecuado y ofreció la distancia justa, el animal embistió con franqueza, fijeza y una gran profundidad, su virtud diferenciadora. Extraordinario de clase por la forma de colocar la cara. 

Quiso Méndez torearlo bien y nunca le dudó porque mostró oficio, buen soporte técnico y no faltó el temple, pero no terminó de emplearse (ni de apretarse) y, tras un pinchazo y una estocada efectiva, solamente paseó una oreja.

La única de la tarde ganada a base de crédito de madurez y buen manejo de los trastos de torear, pero el novillo se marchó con otra oreja y sin la vuelta al ruedo, merecida pese a la tibia pelea en el caballo. Recibió una gran ovación en el arrastre.

A la enfermería

Julio Méndez se marchó andado de la plaza de toros de Algemesí tras no resolver con la espada en su primero, al que toreó templado, con suavidad y valor también para tirar de él una vez más apagado. De hecho, tuvo que ser atendido de un puntazo hondo en la enfermería al finalizar el festejo. 

No ofreció buen nivel el también debutante Martín Morilla, que apenas dejó apuntes de su toreo, pero al que le faltó mayor ambición para lograr mejores resultados con una novillada de San Isidro tan noble como floja y a la que le faltó mejor presencia. Morilla estuvo más centrado en la interpretación que en el toreo y anduvo animoso. 

Posdata

En esta fría -por ventosa- feria de Algemesí la afición sigue latiendo en sus tendidos con cada lleno diario (5.000 personas) en esta semana de intensa actividad. Y aquí también hay detalles que marcan el verdadero carácter de las personas y de la propia semana taurina. Hay momentos puntuales en que o te desnudas o te disfrazas. Justo ahí es en donde detectas el verdadero fondo de un personaje. Hablo de Rafael Cruz, titular del hierro de José Cruz que lidia este sábado, con el que compartí localidad y tarde. Gente sin disfraz que tiene el toreo en la cabeza -y sus infinitos matices- y lo expresa con tanta verdad, tan poco cuento y con ese hermoso aliento de la pasión. Merece suerte. El Mene yJuan Alberto Torrijos le esperan en la plaza de toros de Algemesí.

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