Antes de que Anne Hathaway fuera lanzada al espacio por Christopher Nolan en ‘Interestelar’, gobernaba Genovia y llevaba cafés a Miranda Priestly. Y el mundo ya la adoraba. Corría el año 2001 cuando una jovencísima actriz de 18 años saltó al estrellato global gracias … a ‘Princesa por sorpresa’, esa comedia que hizo creer que cualquiera, con un buen alisado de pelo y una abuela con corona, podía terminar reinando en un microestado europeo. Su rostro angelical y espontaneidad la consagraron ya para hacer cinco años más tarde ‘El diablo viste de Prada’, que la consolidó como una presencia luminosa en una industria a veces demasiado opaca. Pero entre aquellos éxitos iniciales y el presente mediático que hoy la reclama de nuevo, ha habido de todo: Oscar incluido, momentos de retirada y, ahora, una suerte de «segundo acto» que la devuelve a sus orígenes con fuerza renovada.

Anne Hathaway está viviendo su renacimiento. No hablamos de un simple regreso a la pantalla: hablamos de una Hathaway 2.0, que vuelve no solo como actriz consagrada, sino como un icono pop reciclado, abrazando sin complejos el efecto nostalgia que domina las producciones actuales. Y no es casualidad que lo haga retomando los dos papeles que la lanzaron al estrellato: Mia Thermopolis y Andy Sachs.

Después de años de rumores,’ Princesa por sorpresa 3′ es casi un hecho, y la actriz también ha confirmado que participará en la esperada secuela de ‘El diablo viste de Prada’. De hecho ya han salido imágenes del rodaje, completamente transformada de Andy, con un fenómeno de fans que se agolpaba para saludar a ella y a la reina, Miranda, entre las calles de Manhattan.

Son dos regresos que podrían parecer un viaje sencillo por los caminos ya transitados del pasado, pero que en realidad pueden ser un movimiento inteligente de reposicionamiento. En una industria que ahora vive de ‘revivals’, precuelas, secuelas y spin-offs, Hathaway vuelve al punto de partida con una ventaja: esta vez, nadie la subestima. «Es un momento incierto. Nunca han sido mejores los papeles que hay ahora. Estamos teniendo discusiones muy importantes sobre la inclusión, la paridad salarial y de asegurarnos de las distribuciones justas del poder, pero al mismo tiempo no sabemos lo que el público quiere y eso no es bueno», reconocía la actriz a ABC recientemente.

De princesa adolescente a ganadora del Oscar

Pero Hathaway nunca se quedó anclada en el cine para adolescentes. En menos de una década pasó de las tiaras a las lágrimas. Se deshizo del encasillamiento a golpe de papeles complejos: ‘Brokeback Mountain’, ‘Rachel getting married’ (que le valió su primera nominación al Oscar) y, por supuesto, su Fantine en ‘Los miserables’, interpretación por la que se llevó la estatuilla dorada en 2013. Su desgarradora versión de ‘I Dreamed a Dream’ se convirtió en uno de esos momentos que Hollywood colecciona para recordarse a sí mismo que el cine también puede doler.

Y sin embargo, tras alcanzar la cima, se retiró momentáneamente del foco mediático. Hubo cierto ‘Hathaway fatigue’ en el público, potenciado por un escrutinio exagerado sobre su perfección, sus discursos de agradecimiento, su sonrisa amplia. La actriz, siempre elegante pero nunca ajena a la crítica, bajó el perfil. Dio entrevistas contadas, eligió papeles menos visibles y se centró en su vida personal. Pero ahora ha decidido que es momento de volver. Y lo hace justo donde más la esperan: en esas historias que, si bien no le dieron premios, le dieron algo más difícil de conseguir hoy en día: cariño del público.

El poder de la nostalgia (y del marketing bien jugado)

Lo que Hathaway ha entendido es que no son solo tiempo de riesgos, sino de reencuentros. Si algo está claro es que el espectador actual quiere volver a sentirse como en 2006, aunque sea por dos horas en una sala de cine. Y ella les va a da justo eso: el reencuentro con aquella asistente idealista que lidiaba con las exigencias de Miranda Priestly, y con aquella heredera torpe pero encantadora que aprendía a caminar con tacones y a gobernar un reino de ficción.

En plena era de remakes (‘Ponte en mi lugar 2’ , ‘Chicas malas’ y una muy posible ‘La boda de mi mejor amigo’), Hathaway se presenta como el rostro perfecto de esta tendencia: alguien que ha envejecido (como todos), pero bien (no como todos), y que regresa sin pretensiones de cambiar el mundo, sino de recordarnos uno que ya existió y que, por un momento, fue bonito.

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La pregunta, inevitable, es si este regreso funcionará. Todo apunta a que sí. El fenómeno de ‘El diablo viste de Prada’ no ha hecho más que crecer con los años, con memes, frases virales y adolescentes que aún hoy se horrorizan con las decisiones estilísticas de Andy en la primera mitad de la película. Y ‘Princesa por sorpresa’, que parecía haber quedado en la carpeta de ‘comedias olvidadas de Disney’, ha sobrevivido en el corazón de toda una generación que hoy es adulta, paga entradas de cine y lleva a sus hijos (o a sus sobrinos) a ver lo que les marcó a ellos.

Si todo sale como parece, Anne Hathaway no solo retomará los papeles que la hicieron célebre: los reconvertirá en nuevos éxitos. Porque si algo ha demostrado es que puede hacer de todo: desde ciencia ficción (‘Interstellar’), mucha emoción (‘El Becario’ o ‘One Day’) hasta comedia romántica (‘Amor y otras drogas’ o ‘Guerra de novias’), desde musicales lacrimógenos hasta thrillers de ciencia ficción que nadie entendió del todo (‘Serenity, te estamos mirando a ti’).

2026 pinta para ser el año dorado de Hathaway. Más allá de ‘El diablo viste de Prada 2’, está una de las más esperadas, ‘La Odisea’, donde vuelve a las manos de Christopher Nolan, el mismo que la lanzó al espacio en ‘Interstellar’ y ahora la lleva al corazón de la mitología griega. En esta superproducción, Hathaway interpreta a Penélope. También protagoniza ‘Verity’, una adaptación del bestseller de Colleen Hoover, en la que se sumerge en el thriller psicológico encarnando a una escritora enigmática con secretos turbios. A esto se suma ‘Flowervale Stree’t, dirigida por David Robert Mitchell, una cinta de ciencia ficción y misterio donde comparte pantalla con Ewan McGregor, en un vecindario que oculta más de lo que parece. Por si fuera poco, aún falta confirmar la fecha de ‘Mother Mary’ y la posible llegada de ‘Princesa por Sorpresa 3’, que tiene a los fans nostálgicos cruzando los dedos.

En un Hollywood que quema rápido y recicla aún más rápido, no muchas figuras logran mantenerse en pie sin perder la gracia. Anne Hathaway parece que lo ha conseguido. Y si bien el primer capítulo de su carrera nos dio princesas y fashionistas novatas, este segundo capítulo promete algo más: a una actriz que se ríe de sí misma, que juega con su pasado y que, sin decirlo abiertamente, nos recuerda que le echábamos de menos. Y la verdad es que sí. La echábamos.