Joanne Deborah Byron, conocida como Assata Shakur, exmiembro de las Panteras Negras, ha muerto este viernes en La Habana a los 78 años. La Cancillería cubana ha informado en una escueta nota de prensa que el fallecimiento de la estadounidense ha sido «como consecuencia de padecimientos de salud y su avanzada edad«.

La activista fue condenada a cadena perpetua en 1977 por matar a un policía en EE.UU. Logró escapar de la cárcel y se refugió en la Cuba de Fidel Castro durante 40 años.

Figura clave en los movimientos de liberación afroamericanos

Assata Shakur, nacida el 16 de julio de 1947, fue una figura central en la historia de los movimientos de liberación afroamericanos del siglo XX en Estados Unidos. Fue miembro de las Panteras Negras, partido fundado en 1966 perteneciente al movimiento político «Black Power», que buscaba defender los derechos de las personas negras en Estados Unidos en una época en la que el racismo lo cubría todo.

Figuras como Angela Davis o Afeni Shakur (madre del conocido rapero Tupac Shakur, asesinado en 1996) también militaban en las Panteras Negras, calificado por Washington como «la mayor amenaza interna». Assata, madrina de Tupac, se unió en 1970 al Ejército de Liberación Negro (BLA, por sus siglas en inglés), cuyo principal objetivo era luchar por la «independencia y autodeterminación» de los afroamericanos en Estados Unidos. El país calificó al BLA de «grupo terrorista radical de izquierdas».

El 2 de mayo de 1973 fue arrestada por la muerte de Werner Foerster, un policía estatal de Nueva Jersey. Foerster y su colega, James Harper, detuvieron el vehículo en el que viajaba Shakur junto a sus compañeros Zayd Shakur y Sundiata Acoli por tener una luz trasera rota.

Los archivos policiales aseguran que Assata fue quien abrió fuego, matando a Foerster e hiriendo a Harper, pero tanto forenses como médicos aseguraron que no podría haber sido así por las pruebas encontradas. Shakur, que siempre mantuvo su inocencia, fue acusada de múltiples delitos, entre ellos el asesinato del agente y el de su compañero Zayd, que también murió durante el tiroteo que se produjo entre las Panteras Negras y los policías. Un jurado compuesto exclusivamente por blancos también la encontró culpable de asesinato.

Tras un controvertido juicio, Shakur fue declarada culpable y sentenciada a cadena perpetua en 1977. Sin embargo, dos años después, la activista racial logró escapar de la prisión de máxima seguridad de Hunterdon County y estuvo como fugitiva en el país hasta 1984, cuando se refugió en Cuba.

Refugiada en Cuba y una de las «terroristas más buscadas» en EE.UU.

Assata Shakur se convirtió en un elemento más de fricción entre Cuba y Estados Unidos, en los años en los que la Guerra Fría estaba en pleno apogeo. Washington había reclamado a Cuba su extradición, pero La Habana desoyó sus peticiones y le concedió asilo político.

En 2005, la activista pasó a formar parte de la lista de terroristas más buscados del FBI: la agencia llegó a ofrecer una recompensa de hasta dos millones de dólares por su captura.

El Gobierno cubano no contempló la devolución de Shakur ni siquiera durante el deshielo entre Washington y La Habana anunciado en 2014 (bajo la presidencia de Barak Obama), cuando la cuestión volvió a resurgir.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, aseguró hace unos meses en su cuenta de X que La Habana daba refugio a terroristas y delincuentes, incluidos prófugos de Estados Unidos, un comentario que se entendió como una referencia, entre otras personas, a Shakur.

Assata vivió sus últimas cuatro décadas en La Habana, bajo la protección del Gobierno cubano y huyendo del foco público. Nunca concedió entrevistas; solo rompió su silencio en 1988, cuando publicó el libro Assata: una autobiografía.