Quiso salir Gabi de las cuerdas en las que se encontraba, con la toalla a punto de ser lanzada a la lona, con una alineación en la que solo cuatro jugadores repitieron del descalabro ceutí. Era puerta grande o enfermería, y sin que la faena resultase brillante, sirvió al menos para respirar con tranquilidad y ganar a un contrincante que muy pronto debe estar sí o sí por detrás de los zaragocistas.
Entre las novedades, una de las que llamó la atención fue el relevo en la meta de Andrada por Adrián. Venía este último de una buena actuación en el Alfonso Murube, pero se vio afectado por la riada de modificaciones en el once titular.
Hubiese firmado el argentino un debut tan plácido como el que ha tenido esta noche en el exilio mirandesista de Mendizorra ante un rival tan tierno e imberbe como el que forma este humilde club burgales que desde que está en Segunda se sostiene a base de cesiones de jóvenes y prometedores futbolistas.
Hasta el minuto 40 no vimos el color del uniforme (rosa) que llevaba Esteban. Fue en un disparo lejano y potente de Marino, al que tuvo que responder palmeando levemente para enviar a saque de esquina.
Llamó la atención, ya en el segundo periodo, la manera en la que colocó la barrera en una falta lateral. Dos futbolistas la “compusieron”, ya que estuvieron separados por unos dos metros de distancia para poder ver con más nitidez por donde salía el balón. Muy curioso. No fue el único envío que recibió, pues los pocos recursos ofensivos rojillos vinieron por ahí, donde controló con autoridad con su casi 1,95 de altura, llevándose en uno de ellos un golpe duro de su compañero Paul.
La gran ocasión local vino en un córner que Paulino le quitó con un horrible despeje de cabeza cuando él iba a sacar de puños. Se salvó ahí el Real Zaragoza del empate, porque el balón fue al pie de Bauzá en vez de ser al revés, lo que hubiera supuesto un final muy amargo.
Seguro con los pies, vio una cartulina amarilla en el minuto 93 por perder tiempo, una decisión que hizo que Orellana Cid añadiese un minuto más a los siete que descontó inicialmente.