La pretemporada es el momento que debe servir a un entrenador para sacar las mayores conclusiones de cara al inicio de lo verdaderamente importantes. Seguro que Jesús Ramírez ha sacado unas cuantas y muy valiosas, pero da la sensación de que la preparación del Casademont también ha dejado mucha incertidumbre (los percances sufridos por Stephens y Stevenson ante el Benfica la aumentan) y muchas dudas en los roles que los jugadores de la primera plantilla van a desempeñar en el inicio de la competición oficial para un equipo aragonés que ha demostrado poder combinar momentos de brillantez y esperanza con minutos en los que los zaragozanos se han atascado y no han encontrado ni una idea buena.

A pesar de que el mismo Ramírez reconoció en una entrevista a este diario que enfrentarse a rivales de primerísimo nivel en verano había sido una petición suya, no pareció la mejor manera para que el Casademont acumulara sensaciones positivas en su arranque. Los resultados fueron contundentes: tres derrotas inapelables ante Tenerife, Valencia Basket y Real Madrid que advirtieron que hacía falta mucho trabajo para que los zaragozanos fueran un conjunto, al menos, competitivo

En la segunda mitad del verano, los resultados han mejorado y se han cosechado dos triunfos ante el Benfica y el Bilbao Basket, además de una derrota frente al San Pablo Burgos, en tres encuentros en los que los de Ramírez mejoraron su cara, pero en los que también fueron demasiado irregulares en choques en los que no consiguieron ser constantes y dejaron luces y sombras.

Certezas y dudas

Hablando de nombres propios, quizá el hombre de la pretemporada ha sido Joaquín Rodríguez. En una plantilla en la que habrá que hacer descartes jornada tras jornada, el uruguayo partía, a priori, a la cola en la poblada rotación exterior de los aragoneses. Pero su orgullo y el punto competitivo que le ha aportado su participación con los americanos en la AmeriCup le han dado a Joaquín un punto adicional que seguro que ahora supone un quebradero de cabeza extra de cabeza para Ramírez. Su irrupción puede hacer desaparecer del equipo a un Langarita que no acaba de dar el paso adelante que se le suponía.

Con la pareja de bases Spissu y Bell-Haynes como un seguro de vida, falta por saber cómo resolverá el técnico el rompecabezas del perímetro. Ahí Stevenson ha dejado pinceladas del gran anotador que puede ser y Santi Yusta, tras su verano internacional, volverá a ser importante en su ya quinta temporada en Zaragoza.

El compromiso del capitán es una certeza, aunque la pretemporada ha dejado alguna más. Y es que el Casademont, con las incorporaciones de DJ Stephens y Davin Robison ha dado un salto en el aspecto físico. De eso no hay duda, y no es lo de menos porque el Casademont ha sido el habitual perdedor en los duelos tú a tú en ese apartado. La seguridad que ha transmitido Robinson contrasta con lo frío que han dejado las actuaciones de Kabaca al aficionado del equipo aragonés, al que los problemas físicos de Soriano no le han dejado vislumbrar todo su potencial en un puesto de ‘5’ en el que Dubljevic seguirá aportando su experiencia a un Casademont que se plantará en la primera jornada sin saber muy bien qué esperar de él.