Francisco Ojados

Sábado, 27 de septiembre 2025, 23:37

Con ambiente festivo comenzó la tradicional corrida de Abarán. Con tres cuartos del aforo cubiertos hicieron el paseíllo Sebastián Castella, Tomás Rufo y el murciano José María Trigueros, gran atractivo del cartel al tomar la alternativa. La terna tuvo que saludar una gran ovación al romperse el paseíllo.

Compareció José María Trigueros vestido como mandan los cánones, de blanco y oro, con un terno de estreno y toques huertanos como un elegante bordado con limones. El toro de la alternativa, primero del buen encierro de Buenavista, llevó por nombre ‘Lustroso’, negro bragado, marcado con el número 17 en el costillar. Por hechuras y por su nobleza, fue un toro ideal para el evento. Desde el principio demostró Trigueros sus intenciones, yéndose a la puerta de chiqueros para recibir al astado a portagayola, con una larga cambiada ajustadísima, calentando los tendidos en las verónicas y chicuelinas siguientes. Después de la ceremonia en la que Castella, en presencia de Rufo, cambió trastos con el toricantano, José María Trigueros no se dejó sorprender cuando se le vino el toro antes del brindis al padre. Con muletazos rodilla en tierra , con gusto, resolvió bien el nuevo torero. Trigueros aprovechó la nobleza del ‘Buenavista’ primero en series ligadas con la diestra y luego al natural, a veces perdiendo pasos, como pedía un animal que embistió mejor en los medios. El final de faena tuvo la alegría de los molinetes, una arrucina, que sorprendió, y un pase rodilla en tierra que gustó a la grada. Por naturales puso broche a una actuación que tuvo el premio de un solo trofeo al pinchar en dos ocasiones antes de una estocada entera.

  • La corrida
    Plaza de toros de Abarán. Corrida de toros del día de los patronos San Cosme y San Damián.

  • Toros
    Seis toros de Buenavista, que dieron gran juego. El tercero, de nombre ‘Minucioso’, marcado con el número 31, fue indultado.

  • Toreros
    Sebastián Castella, de azul turquesa y oro, una oreja y una oreja. Tomás Rufo, de tabaco y oro, dos orejas y rabo simbólicos y dos orejas. José María Trigueros, de blanco y oro, que tomaba la alternativa, una oreja y una oreja.

  • Observaciones
    Tres cuartos de entrada.

Con solvencia manejó la capa Castella ante el segundo de la tarde, toro nada sobrado de fuerzas. Lo cuidó el torero francés en varas y el galo comenzó la faena abriendo caminos al castaño de Buenavista en muletazos con la rodilla flexionada, alargando el viaje. Sobradísimo se vio al veterano torero con este toro medio, de escaso fuelle y nobleza, al que siempre toreó con verticalidad, conocimiento de los terrenos y técnica. Un pinchazo precedió a la estocada. Paseó una oreja.

Remató en los burladeros de salida el tercero, al que ordenó en el saludo de capa Tomás Rufo, que cerró con la media y la revolera. Tras un fuerte puyazo, el de Talavera de la Reina citó desde los medios para ajustarse en un quite por chicuelinas rematado con la revolera. Brindó al público Tomás, que desde el centro del anillo citó para comenzar su faena con un emocionante pase cambiado por la espalda, al que siguieron otros sin enmendar la figura cerrados con el de firma. Lo que se vivió a partir de ahí fue de manicomio. El torero cuajó una gran faena, de principio a fin, con ‘Minucioso’, toro burraco, marcado con el número 31, que embistió sin parar. Toro de gran duración, que humilló y embistió con clase por abajo en las múltiples tandas que por ambos pitones le fue dando Rufo en una labor seguida con clamor por un público encantado. El indulto en plaza de tercera no está regulado, pero el torero, que vio la posibilidad, se fue dando coba, dibujó ayudados por alto excelentes, y siguió dando pases hasta que al presidente, por aclamación popular, no le quedó mas remedio que sacar el pañuelo naranja. La plaza coreó los sones del himno nacional, que la banda tocó en el momento en el que el toro marchaba de vuelta a los corrales. La vuelta al ruedo de Rufo con las dos orejas y rabo simbólicos, acompañado por el mayoral de la ganadería, fue una fiesta en la grada. Después del momento de furor y del descanso la corrida volvió a su orden, siendo turno para Castella, que brindó al público la lidia del cuarto, toro muy reservón que obligó al francés a realizar un esfuerzo y pisar terrenos para convencer al animal. Como mató bien se le pidió la oreja que paseó y le abría la puerta grande.

El quinto empujó en el caballo. Saludó en banderillas Fernando Sánchez. Llegó el toro sin definir a la muleta de Tomás Rufo, ya ídolo de la afición de Abarán. Lo fue metiendo en la pañosa en una faena de aplomo y temple. Acortó distancias al final y el público pidió con fuerza las dos orejas. Desde el primero, tuvo que esperar Trigueros al último para hacerse presente de nuevo. Ese sexto fue un toro con su seriedad y volumen. Brindó al público y solventó los problemas que planteó el animal con la ilusión por triunfar. Cortó una oreja. La terna y el mayoral salieron a hombros de la plaza a los sones del himno nacional en una tarde en la que el público lo pasó fenomenal.

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