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La noticia del nacimiento del primer pollo del pigargo europeo en España ha abierto tanto interés como polémica. El acontecimiento, calificado por GREFA como un ‘hito histórico para la biodiversidad española’ encierra numerosos interrogantes. ¿Se trata realmente de una especie extinta? ¿Qué consecuencias podría tener su presencia en el territorio? Son algunas de las cuestiones clave que algunas entidades conservacionistas ponen sobre la mesa. Alegan que, en determinadas ocasiones, un proyecto conservacionista como este puede hacer más mal que bien.
El protagonista de esta historia es el pigargo europeo (Haliaeetus albicilla), un águila de gran envergadura (puede llegar a medir hasta 2,5 metros con las alas extendidas) dotada de una cola relativamente corta y un pico grande y robusto que habita generalmente en humedales muy diversos, desde los situados en zonas rocosas hasta en llanuras, cerca de grandes ríos y marismas. Es un ave habitual en Asia, y está presente en el este de Europa, donde se distribuye desde Escocia -el único lugar en el que se reproduce actualmente-, hasta Groenlandia e Islandia. Pero es muy rara de ver en el Mediterráneo.
En 2021, GREFA (Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat) inició un proyecto de reintroducción financiado inicialmente por el Ministerio para la Transición Ecológica. Soltaron 25 ejemplares en Asturias (7 en 2021 y 18 en 2022), de los que actualmente solo quedan unos 17, pues las sueltas sucesivas se paralizaron en estos dos territorios debido a las críticas de biólogos y organizaciones ecologistas.
“Introducir un superdepredador de salmones no es la mejor idea para proteger a estos peces amenazados” -Nicolás López, Técnico de conservación de especies de SEO/Birldlife.
¿Cuál es el problema? Algunas organizaciones conservacionistas, como SEO/Birldlife o Ecologistas en Acción, consideran que esta ave nunca estuvo presente en la península ibérica. Lo explica en The Conversation David Álvarez, doctor en biología de la Universidad de Oviedo, quien afirma que el proyecto se basa en unas pruebas de su reproducción histórica en España que no pueden considerarse irrefutables.
Por ejemplo, alega el experto, la documentación que se ha utilizado se basa en unos informes que hacen referencia a la presencia de varios ejemplares solitarios y dudosos indicios de cría, muchos de los cuales tienen su origen en un artículo de Francisco Bernis publicado en 1848 en el Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural con título “Visita ornitológica de febrero a las islas Sisargas”, elaborado a partir de conversaciones con marineros locales. En cualquier caso, alegan estos expertos, se trata de registros poco claros que podrían tratarse de confusiones de nidos de otras especies, como el águila pescadora (Pandion haliacetus).
“La justificación que se da es que está presente en el listado de especies extintas, un razonamiento muy poco sólido”, explica Nicolás López delegado de SEO/Birdlife en Asturias, a National Geographic. “En el Libro Rojo de las Aves de España, una guía exhaustiva en la que participan algunos de los mayores expertos en ornitología de este país, no aparece ninguna mención sobre la presencia de esta ave en el territorio español”, puntualiza el experto, quien concluye que la recuperación de esta ave en el territorio español está completamente injustificada, pues no se trata de una especie amenazada, uno de los criterios fundamentales que la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) esgrime para justificar la reintroducción de una especie.
Enrique Murciano /GREFA
El pigargo europeo (Haliaeetus albicilla), es un águila de gran tamaño que puede llegar a alcanzar 2,5 metros de envergadura alar.
“En el Libro Rojo existen numerosos casos de especies en peligro crítico de extinción que merecerían más atención. GREFA tiene un gran prestigio como entidad especializada en la recuperación de especies, y consideramos que hacen una muy buena labor en la salvaguarda de especies heridas o amenazadas, pero en el caso del pigargo europeo creemos que se ha equivocado” concluye.
Desde GREFA alegan que la inclusión del pigargo europeo en el ‘listado de especies extintas en todo el medio natural español’ estuvo avalada por la comunidad científica. En concreto, por los expertos que asesoran al MITECO y las comunidades autónomas en temas de biodiversidad, al entender que se trataba de una especie autóctona de la fauna española que se daba por desaparecida.
En cuanto a la catalogación como especie amenazada, puntualizan que la inclusión dentro de la categoría de ‘preocupación menor’ es una clasificación genérica, pero que, en realidad, la especie se encuentra en declive en el Mediterráneo, condición que justifica su protección en toda esta área de distribución, incluida la península y los archipiélagos.
Por otra parte, esta organización conservacionista asegura que sí existen registros fósiles que demostrarían la presencia de estas aves en España desde tiempos muy remotos. Lorena Juste, técnica de la organización, alega que hay pruebas de la presencia de pigargos europeos en hasta 22 yacimientos desde hace 1,3 millones de años. No solo de especies adultas, sino de pollos, lo que demuestra que estas aves criaban en el territorio.
“Además, se contabilizan hasta 100 citas en las que se documenta la presencia de esta especie. Entre las distintas fuentes, cita los Anales de la Sociedad Española de Historia Natural, presente en la librería del Museo de Zoología Comparativa de la Universidad de Cambridge, o el Catálogo metódico de las aves observadas hasta el día en el área de la fauna matriense, de 1853, obra del naturalista Mariano de la Paz Graells.
El problema —explica la técnica— es que los nombres vernáculos de esta especie han ido cambiando con el tiempo, lo que hace que haya registros como ‘águila pescadora’.
«Otro factor importante es la biogeografía -explica a National Geographic España Enrique Murciano Blanco, técnico de GREFA.- Actualmente, esta especie se encuentra como especie reproductora en países como Francia, Croacia o Grecia, y sabemos que ha criado en Córcega, Cerdeña y Argelia. No tiene ningún sentido que no lo haya hecho en España, habida cuenta de que es una especie generalista que se adapta muy bien a los diferentes ecosistemas húmedos».
Pero la polémica no solo se limita a las pruebas sobre su existencia. Los ecologistas críticos alegan que esta rapaz de grandes dimensiones puede causar estragos en los ecosistemas a los que acaba de llegar.
“Compiten por los alimentos, desplazan a otras especies y pueden entrar en conflicto con la población, especialmente el sector agropecuario”, explica Nicolás López, quien alega que estas aves pueden desplazar a otras rapaces, como halcones, el águila real, el alimoche o el quebrantahuesos debido a la competencia directa por el alimento.
¿Es el pigargo una amenaza para otras aves, entre ellas el quebrantahuesos, una de las mayores rapaces de España, hoy sometida a un exitoso programa de reintroducción que las ha salvado de la extinción? Lorena Juste confirma que se alimentan conjuntamente junto con estas otras especies, pero niega que ello suponga un peligro para estas otras rapaces.
GREFA
Primer pollo de pigargo europeo nacido en España.
Desde GREFA alegan que, en calidad de depredador vinculado a los ecosistemas acuáticos, el pigargo europeo ayuda al mantenimiento de especies cuya sobrepoblación puede tener un impacto negativo en los ecosistemas que ocupan. Por ejemplo, es un depredador de carpa común (Cyprinus carpio), una especie invasora catalogada como una de las más dañinas a nivel mundial, que se ha considerado como la presa principal de estas aves rapaces en España.
“Las críticas a la reintroducción vienen motivadas por un profundo desconocimiento del comportamiento de la especie” -Lorena Juste, técnico de GREFA.
Para GREFA, los beneficios del pigargo europeo para los ecosistemas quedan demostrados. «La capacidad del pigargo de alimentarse de carroña le otorga el papel de policía sanitaria´´ cortando de raíz la propagación de enfermedades que pueda ocasionar la presencia prolongada de una carroña en descomposición», explica Enrique Murciano Blanco.
Sin embargo, los detractores de esta medida afirman que ningún depredador es inocuo. “Estas aves no se liberaron en cualquier lugar, sino que se hicieron en un espacio protegido por la Red Natura 2000, sin ni siquiera evaluar el impacto sobre este espacio protegido. No sabemos qué ocurrirá con otras especies, entre ellas el cormorán moñudo (Gulosus aristotelis), un ave marina que comparte parte del área de distribución con el pigargo europeo, o qué efectos tendrá en las amenazadas poblaciones de salmón de los ríos”, sostiene Nicolás López, quien explica que se han documentado ejemplares en los Picos de Europa compitiendo con buitres y quebrantahuesos en un muladar.
“Además, la presencia del pigargo europeo es una losa para la población de salmones, que se encuentran en una situación crítica, para la que reintroducir un superdepredador no podría ser la mejor idea”, explica.
Desde GREFA consideran que esta preocupación es a todas luces infundadas. Juste afirma que el pigargo europeo es un ave oportunista que aprovecha la presencia de presas en aguas embalsadas, con las que se alimenta en las cabeceras de los ríos, el único lugar en el que podrían depredar salmones. «Desde el momento de liberación se ha estudiado la dieta de los pigargos liberados y no se han encontrado evidencias de que esta especie forme parte de su dieta -apunta Enrique Murciano Blanco-. Además, las técnicas de pesca del pigargo imposibilitan totalmente que pesque un salmón en zonas de marismas o estuarios, hábitats donde pueden coincidir ambas especies».
“En muchos casos, las críticas a la reintroducción vienen motivadas por un profundo desconocimiento del comportamiento de la especie”, concluye Lorena Juste.
Lejos de disiparse, la polémica sobre la reintroducción del pigargo europeo sigue dividiendo al mundo de la conservación en España. La cría del primer polluelo podría ayudar a esclarecer con datos si esta águila supone o no una amenaza para los ecosistemas en los que han sido liberadas.