Pepe Rodríguez (Toledo, 1968) es un afamado cocinero, propietario del restaurante ‘El Bohío’, que cuenta con una estrella Michelin en su carrera. No obstante, es popularmente conocido por ser parte del jurado de la edición española de ‘MasterChef’.
El restaurante familiar ‘El Bohío’ fue fundado como casa de comidas en 1934, por la abuela y la tía abuela de Pepe, Valentina y Romana, respectivamente. En un momento dado, los padres del toledano se hicieron cargo del restaurante, y Pepe comenzó a trabajar como camarero.
Posteriormente, Pepe y su hermano Diego, que ahora ocupa el cargo de jefe de sala, se hicieron cargo de los fogones. En sus vacaciones, el cocinero viajaba hasta otros restaurantes para aprender de los maestros del oficio.
Desde entonces, ha sido galardonado con el Premio Nacional de Gastronomía al Mejor Jefe de Cocina (2010) y como Empresario del Año (2011) por la Asociación Empresarial Toledana. Es en 2013 cuando empezó su trayectoria televisiva, acompañado de Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nájera.
Recientemente, Pepe Rodríguez ha sido entrevistado en el podcast ‘La Escalera Roja’. Durante la conversación, el chef toledano ha sorprendido confesado a qué tipo de clientes tiene prohibida la entrada en su restaurante, ‘El Bohío’.
«Estos que se ponen con siete cámaras en la mesa. Eso lo tengo prohibido. No se puede hacer un ‘show’ en un restaurante y el que quiera grabar, que me pague», sentencia el cocinero. «Se permiten el lujo de hacer una crítica despiadada o buena, como si supiesen», lamenta.
«¿Cuándo hemos normalizado que un ‘tontolaba’ que ha comido siete veces seguidas caliente, pueda decirle al resto del universo lo que es bueno o malo? A veces, cuando los lees, es terrible», argumenta en la entrevista.
Aunque Pepe acepta las reseñas, no está conforme con este tipo de grabaciones: «Venga usted a comer y déjeme en paz. Tengo un montón de gente aquí, que venimos a trabajar. Si tiene un negocio, dígame cómo vamos a medias en esto y, a lo mejor, entro«, termina diciendo.
Finalmente, Pepe Rodríguez remete contra otro tipo de comensales, que según su opinión, «son todavía peores». En este aspecto, el cocinero comenta que «los que vienen sin cámaras, que hay muchos más, son más necios. Quieren notoriedad y ‘likes’. A mí no se me ocurre enseñar la factura de lo que ha costado. Es lo más obsceno y grotesco», reflexiona el chef.