Cuesta creer que en la década de los ochenta Ron Perlman (75) estuviera a punto de tirar la toalla porque el teléfono sonaba muy poco. Tanto, que incluso estuvo casi cuatro años sin recibir ofertas para protagonizar algún papel. Pero se encomendó a Dios y la providencia, en este sentido es bastante religioso, y en esa desesperanza encontró la salvación.

Le rescató Jean-Jacques Annaud (81), quien previamente le había dado su primera oportunidad en el cine como uno de los neandertales en En busca del fuego (1981). En esa nueva oportunidad, la brindó el papel del jorobado Salvatore en El nombre de la rosa (1984), junto al icónico Sean Connery y a un prácticamente desconocido Christian Slater (56), a quien el realizador francés convirtió en estrella.

“Siempre le estaré eternamente agradecido a Jean-Jacques Annaud porque me dio a conocer. Si no hubiera sido por él…”, comenta con rotundidad la estrella hollywoodiense, quien, desde pequeño y adolescente, vivió acomplejado por su gordura, gran altura y aparente fealdad que le acarrearon problemas psicológicos.

Ron Perlman protagonizando al jorobado Salvatore en 'El nombre de la rosa' (1984).

Ron Perlman protagonizando al jorobado Salvatore en ‘El nombre de la rosa’ (1984).

De ahí que en esas primeras películas, así como en la serie La bella y la bestia (1987-1990), junto a Linda Hamilton, la heroína de Terminator, se sintiera tan cómodo con las prótesis.

«Disfruté con que me maquillaran tanto; no me sentía a gusto conmigo mismo y me sirvió para ocultarme»

Siempre ha comentado: “Disfruté con que me maquillaran tanto; no me sentía a gusto conmigo mismo y me sirvió para ocultarme hasta que entrados en mis cuarenta ya estaba preparado para mostrar quién era yo realmente. Me había aceptado”. Esas grandes mutaciones hicieron que se convirtiera en el sucesor de Lon Chaney.

Ron Perlman recibe a EL ESPAÑOL vía Zoom desde Atlanta, estirado en la cama de su hotel. De tanto en tanto el encuadre de la cámara sólo le enfoca la barbilla, sigue hablando, parece no importarle, vuelve a encuadrar, se mueve y se vuelve a desencuadrar, sigue hablando. Hay cierto estrés.

En cuanto hemos empezado a hablar le comunican que tiene que incorporarse al rodaje de la serie El cabo del miedo, basada en el clásico de Martin Scorsese y Robert de Niro que está protagonizada por Javier Bardem, que asimismo ejerce como productor ejecutivo junto a Steven Spielberg y el mismo Scorsese. En vez de los veinte minutos pactados nos informan que tenemos ocho. Hablamos deprisa.

‘Ya no quedan junglas’

No es la primera vez que Perlman trabaja con intérpretes españoles, de hecho, el motivo de esta entrevista es para promocionar el estreno de este viernes 26 de septiembre de Ya no quedan junglas, rodada hace un año y medio en San Sebastián junto a Megan Montaner, Rubén Ochandiano, Hovik Keuchkerian, Karra Elalde y Lorena Bernal, entre otros.

Ron Perlman en la película 'Ya no quedan junglas'.

Ron Perlman en la película ‘Ya no quedan junglas’.

Cedida

Con este filme debutó rodando en España. Sobre si hay diferencias entre rodar con americanos y españoles, la estrella asegura que “no hay diferencia. No importa qué idioma hablemos, de qué nacionalidad seamos o qué canción entonemos con nuestro himno nacional. Todos tenemos los mismos sueños y habilidades. Como actores. No importa el país, la ideología. Es un lenguaje internacional. Es narración y trasciende todas las demás cosas”.

En este drama de venganza la adrenalina está servida. “Es la primera película de Luis Gabriel Beristáin, a quien me une una amistad desde hace 25 años. Le conocí principalmente como director de fotografía, pero también como alguien con quien he tenido muchas aventuras alrededor del mundo. Intervine en su primer cortometraje y ahora estoy en su debut cinematográfico. Cuando amas a alguien y crees en él te interesas en ayudarle a cumplir sus sueños”.

Amigos en el cine

El intérprete ha revelado a diferentes medios españoles que rodar en nuestro país le ha servido para descubrir y profundizar en la gastronomía. Tal y como le confesó a Icon de El País “grabábamos en San Sebastián, probablemente la ciudad con más estrellas Michelin per cápita del mundo, pero cuando tenía dos días libres iba a Sevilla, Madrid, Asturias o Bilbao.

Cada día teníamos una experiencia gastronómica nueva. ¡Y los vinos! Yo pensaba que me gustaba el Rioja hasta que probé el Ribera, que ahora es mi favorito. Tal vez bebí demasiado Ribera en esos dos meses”.

Perlman se siente muy cercano a los creadores mexicanos. Beristáin lo es, como también Guillermo del Toro, quien, tras escribirle una carta porque deseaba que protagonizara su primera película, Cronos, decidió aceptar porque hasta ese momento nadie se había dirigido a él por su nombre. Había estado demasiado camuflado con prótesis y maquillajes.

Perlman aún conserva la carta. “¿Que cómo definiría a Guillermo? ¿Cómo describes a un genio? Fui una de las primeras personas que presenció su genialidad antes de que nadie supiera quién era. Y resultó que tenía razón. No suelo tenerla a menudo, pero en eso sí. Lo que más deseas es sumergirte en su genialidad, participar de ello y disfrutarlo”.

Ron Perlman con Guillermo del Toro en el Festival Internacional de Cine.

Ron Perlman con Guillermo del Toro en el Festival Internacional de Cine.

Wikimedia Commons

El día previo a nuestra conversación nos enteramos del fallecimiento de Claudia Cardinale a los 87 años y diez días antes Robert Redford dejó este mundo. Reflexiona: “Siento que han hecho contribuciones increíbles en una forma de arte por la que tengo tanto amor y pasión y donde pudieron exhibir su humanidad, habilidades y dones. Cuando estas personas se van tenemos que tomarnos un momento para estar agradecidos de todo lo que hicieron

Y añade: “Redford, además de actor, fue un activista consumado. Fue alguien que añadió a la luz que se cierne sobre las estrellas algo tan maravilloso como Sundance (el Festival de Cine Independiente más importante del mundo). Realmente hizo del mundo un lugar mucho más hermoso al haber estado también al mismo nivel que Claudia Cardinale”.

«Sueño a lo grande»

La pasión del cine clásico le viene de lejos cuando, junto a su padre, veía las películas en televisión en su pequeño apartamento neoyorquino donde compartía habitación con su hermano. En aquellas frías noches quedó cautivado por Charles Laughton con su interpretación de Quasimodo en Esmeralda, la zíngara (1939) junto a la reina del tecnicolor Maureen O’Hara. Quién le iba a decir que muchas décadas después se iba a convertir en un referente del cine fantástico.

“Todo lo que siempre soñé no sólo se hizo realidad, sino que ha superado con creces incluso mis sueños más salvajes. Soy un gran soñador, sueño a lo grande”, asegura.

A este respecto, le pregunto si ese es el secreto para que la nueva generación de actores y directores no desfallezca en su intento por abrirse camino en la competitiva industria del entretenimiento, ya que él mismo estuvo a punto de tirar la toalla.

“Creo que Dios tuvo mucho que ver con el hecho de que no me rindiera, ya que cada vez que amenazaba con irme me enviaba algún tipo de seña, como diciendo ‘aún no hemos terminado contigo’”.

El actor es bastante profundo en sus palabras. Pocos en la industria, una vez alcanzada la fama, se muestran tan agradecidos y, sobre todo, místicos. “Parte de sentirme bendecido es que ha habido un ser todopoderoso que me está cuidando y se ha asegurado de que no importa lo desanimado que haya estado porque siempre ha habido una luz hermosa justo a la vuelta de la esquina”.

Candidato a presidente

En infinidad de ocasiones Perlman ha demostrado que no tiene pelos en la lengua. Es el azote democrático en un país que está contaminado por un conservadurismo duro que pone en peligro constantemente las libertades de la Constitución.

De hecho, hace una década anunció su candidatura a presidente de Estados Unidos para 2020, pero la cosa quedó en agua de borrajas y prefirió apoyar la campaña de Joe Biden y Kamala Harris. Durante las gestiones para esta entrevista, Trump, Macron, Sánchez, Felipe VI y otros gerifaltes se reunían en la ONU para planear el futuro.

El mundo no va en una buena dirección, pero el intérprete opina que, “aunque estemos en el fondo de un ciclo, espiritual, político y social, todo funciona como un péndulo, volveremos a oscilar y las cosas serán hermosas de nuevo porque así es como funciona el sistema. Lo que estamos presenciando ahora probablemente sea necesario para que nos mejoremos a nosotros mismos”.

El actor estadounidense Ron Perlman.

El actor estadounidense Ron Perlman.

Wikimedia Commons

Afirma que haber elegido a Trump “ha sido lo peor para la democracia, una elección peligrosa. Es un indeseable y un desgraciado”. Promete seguir atacándole en nombre de la libertad. Otra cosa es preguntarle como judío qué opina sobre el conflicto entre Siria, Palestina y la franja de Gaza: “Ese no es mi problema”. Corte. Y se acabó la entrevista.