Málaga
Hoy es el último día y, antes de seguir insistiendo en lo alucinante que es estar aquí -que lo es- no sería honesto no empezar esta última crónica (o quizás la penúltima) explicando cómo miles de personas han tenido que hacer colas larguísimas —hasta para echar agua en sus cantimploras— para entrar a los eventos más importantes o, simplemente, para pasar a la zona principal donde estaban todos los expositores.
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Quería dejarlo anotado lo primero porque creo que, para el año que viene, la organización tiene muchas cosas que mejorar en ese sentido, en un festival que está siendo alucinante en cuanto a contenidos.
Dicho esto, escribo este último (o penúltimo) post en este diario después de haber charlado con una ilustradora que me ha contado cómo ha amortizado -en ventas- el viaje. Estaba eufórica, ha vendido un montón y ha hecho un montón de contactos y de futuros clientes. Me he alegrado mucho por ella. Os recomiendo que la sigáis porque hace ilustraciones para ropa y otros objetos muy chulas. Se llama @sara_vidigal
Eso ha sido mientras esperaba para la masterclass que ha dado Arnold Schwarzenegger. Estábamos hasta nerviosos sentados en las primeras filas.
Al entrar, casi se cae el hall principal. Ha sido muy emocionante verle tan mayor. Es una persona que forma parte de nuestras vidas como icono, casi como si fuera alguien de nuestra familia.
Le hemos visto en Conan, en Terminator, en Desafío total, en decenas de películas que nos han hecho vivir auténticos sueños, y ha sido un privilegio poder verle diciendo su mítico “Hasta la vista, baby”.
Ha contado muchas cosas y no se podía grabar la charla pero me quedo con su reflexión final, en la que habló de su etapa como gobernador republicano de California.
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Probablemente no esté de acuerdo con la mayoría de su programa político, pero ha terminado diciendo que “no nos dejemos llevar por el odio, que no odiemos a nuestros rivales aunque los tengamos”. Se ha llevado un tremendo aplauso y, si se me permite la broma, me ha parecido bonito, teniendo en cuenta que Arnold Schwarzenegger es una de las personas que más gente se ha cargado en la pantalla en sus películas.
De hecho, ha bromeado sobre la competición que tenía con Sylvester Stallone a ver quién había matado más gente en las pelis de Rambo y Comando. Ganó el, por cierto.
Como gran recuerdo de esta Comic-Con, me quedo también con Norman Reedus firmándole a un friki de los videojuegos su copia del magnífico Death Stranding.
Le preguntamos en la rueda de prensa, y noté que el trabajo que había hecho en The Walking Dead le motivaba mucho más. Le gusta matar zombies pero sobre todo le gusta la reflexión sobre el mundo, sobre cuidarnos entre nosotros, sobre querernos, que hace la serie. Me da la sensación de que su presencia en el videojuego de Hideo Kojima le ha nutrido menos. Aún así, es alucinante cruzarte y tener tan cerca a una cara tan conocida como la suya. Estaba también la actriz que hace de Carol en la serie. Su aspecto es grácil y elegante. Su mirada es la de una mujer apacible, nada atormentada, como el personaje que interpreta. Durante un segundo nos miramos, me sonrió y pensé que estaba junto a ella en alguno de los momentos bonitos y tranquilos de TWD, que no son muchos.
Me gustó también ver a Noriega y a Jaenada que participan en este spin-off de The Walking Dead que ahora se está rodando en España. Senti mucho orgullo de ver a estos dos actorazos en primera línea. Se lo merecen.
En fin, que en mi tono seguro que se nota que se va acabando poco a poco la Comic-Con. Ya quedan muy poquitas horas y sigo viendo cosplayers alucinantes. Sigo echando fotos, guardando recuerdos. Un tipo vestido de Iron Man me ha estado contando cómo construyó su traje con fibra de vidrio mientras me decía: “Mira, toca, toca aquí”.
Mientras que hablábamos un niño se nos ha acercado y, como si fuera el mismísimo Iron Man, le ha chocado la mano.
Yo creo que ese chaval, por la cara que tenía, va a soñar esta noche con que de verdad ha conocido al auténtico Iron Man. Y creo que de eso trata la Comic-Con.
Es verdad que ha hecho calor, es verdad que las colas han sido insoportables, es verdad que los precios han sido, en muchos casos, desorbitados, y es verdad que para el año que viene la organización y Málaga tienen que reflexionar sobre muchas cosas.
Pero también es verdad que hemos tenido el privilegio de estar aquí. Nos llevamos cientos, miles de recuerdos imborrables, que se quedan para siempre en nuestra cabeza y que esperamos volver a repetir muchos años más en este cálido lugar.
Hasta el año que viene, Comic-Con.