TANATORIO SEGORVALL

 

La tradición y el imprevisto se dieron cita este sábado en Jérica. Lo que comenzó como una celebración en honor a la Divina Pastora con un toro embolado como protagonista, derivó en una noche de tensión que se prolonga hasta hoy. El animal, con las tradicionales bolas de fuego en los cuernos, logró escapar del recinto taurino improvisado sobre las 23:00 horas, atravesó varias calles del municipio y encontró refugio en la espesura del monte, donde un operativo de búsqueda trata de localizarlo desde entonces.

La fuga quedó registrada en varios vídeos que no tardaron en circular por redes sociales. Las imágenes son elocuentes: el toro, en un envite, empuja y derriba una parte del vallado del coso. El público, que moments antes observaba la escena, se dispersa con rapidez entre gritos de sorpresa y alarma. Sin que nada ni nadie se interpusiera en su camino, el astado cruzó parte del casco urbano hasta alcanzar terreno abierto y perderse finalmente en una zona de densa vegetación cercana al municipio.

 

De inmediato, la Guardia Civil y el Ayuntamiento de Jérica activaron un dispositivo de búsqueda en el que participan agentes municipales, voluntarios y personal con experiencia específica en el manejo de reses bravas. Sin embargo, la orografía del terreno y la espesura de la maleza están complicando sobremanera las labores, según han podido confirmar fuentes del operativo. El animal ha sido localizado en diferentes puntos de la zona boscosa, pero hasta el momento ha logrado eludir su captura.

Las mismas fuentes oficiales han querido lanzar un mensaje de tranquilidad. Hasta el momento, no se han registrado heridos ni daños materiales de relevancia. No obstante, las autoridades han hecho un llamamiento a la población para que evite acercarse a las áreas donde se está realizando la búsqueda y mantenga la calma.

Este incidente en Jérica no es un caso aislado. En los últimos meses, la provincia de Castellón ha vivido al menos otros dos episodios muy similares, donde reses han logrado escapar durante su transporte o en el transcurso de eventos taurinos. Una recurrencia que pone el foco en los protocolos de seguridad y que convierte la persecución de este toro de fuego en un asunto de especial preocupación para las autoridades, empeñadas en que la anécdota no derive en una desgracia.