La tarde parecía hecha para Rubén Sanz: toros escogidos, medio Soria -que le hizo saludar de forma absurda tras el paseíllo-, y un público más que predispuesto con ganas de ver al torero del que tanto hablan por X. Pero llegas a Las Ventas … , y es más difícil que lo que se dice por redes… Abrió la tarde un toro de Concha y Sierra, muy protestado los primeros tercios por su evidente mansedumbre, amén de poca fuerza. No hizo nada fuera de eso para ser cambiado, pero lo cierto es que era deslucidísimo. Pegaba un gañafón tras cada muletazo, no decía nada, porque además era noblote, y poca historia hubo. Confirmó con él Sanz, y brindó a su apoderado, Rafi Camino hijo. Poco más. Tampoco mejoró su suerte con el zorrón de Murteira.

El que sí tuvo a la diosa fortuna de su lado con el lote fue Gómez del Pilar, tanto con el segundo de la tarde -premiado como mejor toro de la concurso- como con el de Rehuelga, que le dio un volteretón. Chatito, como pintado por Disney era el de Partido de Resina. Una preciosidad. Si fuera un concurso de bellezas, lo habría ganado de largo también. Salió justito de fuerza y haciendo algo raro con la mano derecha. Pero se fue viniendo arriba arriba durante la lidia -tomó bien las dos varas, aunque siempre yendo al relance porque no se estaba quieto-, y en la muleta lo quería todo por abajo. Metía bien la cara al inicio del muletazo, tenía galope, por lo que al principio lo citaba de lejos Gómez del Pilar, embestía con temple, con fijeza, con calidad…

Tenía muchas virtudes, si bien ninguna de matrícula de honor, tenía un notable alto en la mayoría, aunque le costara llegar con la misma profundidad al final del muletazo. Estuvo bien el toledano, que fue generoso y mostró las cualidades de Excitado, pero faltó algo de orden a la faena. Y qué belleza de muerte tuvo el animal, de bravo. No permitió el torero que nadie lo tocara, y, se tragó la muerte hasta caer patas arriba, poniendo al público en pie. ¡Qué bonita es la muerte de un toro bravo! Hubo petición mayoritaria, no atendida por el palco, por lo que dio Noé una vuelta al ruedo más que merecida, pero que supo a poco.

Tres veces puso Gómez del Pilar al sexto, un bonito toro de Rehuelga que salía algo desentendido. Comenzó el toledano por bajo, en un buen inicio, y no lo hizo mal Medianero. Embestía templadito, pero a veces se paraba en medio del muletazo a tomarse su tiempo. Aunque era noble, y que tenía ese defecto por falta de fuelle, en una de esas paradas, mientras le presentaba bien la muleta el espada, el toro fue por él, prendiéndole de fea manera por la pierna derecha. Lo lanzó muy alto, y en el suelo hizo presa… Pero Dios está ahí, y se libró de milagro el torero, que volvió a la cara del toro como si nada, para terminar su tanda de naturales por abajo, llevando la embestida del animal, que continuó con bondad sin desarrollar sentido. Aunque no dejó su manía de pararse cuando lo consideraba, iba al cite siempre. Bueno fue el final por bajo, previo a una estocada casi entera, que, ahora sí, le puso un trofeo en sus manos.

La primera vara que se llevó el de Palha, segundo de la tarde, fue criminal, porque estuvo muchísimo en el peto, rompiéndose una barbaridad, pero más se rompía el picador, en vez de levantar la vara. Los ánimos estaban algo tensos. Y no mejoraron cuando el animal fue con un bonito galope a la segunda vara, cayendo trasera tras marrar y hacerle un ojal horroroso, además de ser también exageradamente largo este castigo también. Cierto es que el toro se encelaba en el peto y costaba sacarlo, pero había que levantar la puya media hora antes en ambos casos. La pitada que se llevó Carlos Prieto cuando iba por el callejón debió oírse en hasta en Sevilla, donde Javier Zulueta se doctoraba en esos momentos.

El toro, pese a la paliza, seguía haciendo las cosas bien en el segundo tercio. Después de tanta historia, lo que había que hacer era ‘pronto y en la mano’, porque poco tenía pinta de durar el animal. Y así fue. En la segunda tanda, ya estaba parado este Saltillo -que embestía como uno mexicano-, que ya había dado lo que tenía que dar, y más. Pero hasta para morir fue duro el animal, que no se entregó hasta caer patas arriba.

Cuando el cielo estaba muy cárdeno salió el de Escolar, a tenor. Remolón estuvo en varas, buscando excusas para no embestir al peto, y salía suelto cada vez que podía. Entre que la gente seguía enfadada con Herrero por el tercer (no) puyazo de antes, que empezó a llover, y el toro no valía nada, fuera de cierta mala idea sin un peligro mayor, poca historia tuvo el quinto.

Y, tras la casi puerta grande de Gómez del Pilar, que pasó a la enfermería tras pasear la oreja, se fue vaciando la plaza, que toda la fría tarde había ido siguiendo lo que pasaba en La Maestranza, a la espera de la Feria de Otoño, que cerrará Morante con ese lleno histórico. Hay ganas de ver al Genio, porque «¿cómo le ha sido en Sevilla?», era la frase más repetida en los tendidos, que se despedían ya hasta el jueves, tras este interesante punto final al septiembre torista.

  • Plaza de toros Monumental de Las Ventas (Madrid).
    Domingo, 28 de septiembre de 2025. Entrada: 9.163 espectadores. Corrida concurso de ganaderías: Concha y Sierra (1º), Palha (2º), Partido de Resina (3º), Murteira Grave (4º), José Escolar (5º) y Rehuelga (6º).
  • Rubén Sanz,
    de blanco y oro. Dos pinchazos (silencio). Pinchazo, pinchazo hondo caído y descabello (silencio).
  • Javier Herrero,
    de blanco y oro. Estocada (silencio). Pinchazo y estocada (silencio).
  • Gómez del Pilar,
    de verde y oro. Estocada (vuelta tras petición). Estocada casi entera (oreja).