Jean Nouvel transforma para la Fundación Cartier un antiguo gran almacén parisino en un templo para el arte contemporáneo.
La Fundación Cartier para el Arte Contemporáneo abrirá sede el próximo 25 de octubre en París. El proyecto, al igual que el anterior, lleva la firma de Jean Nouvel (Fumel, Francia, 1945), autor de hitos tan reconocibles como el Instituto del Mundo Árabe en la capital francesa o el Museo Nacional de Catar, en Doha. Cuando Nouvel, ganador del premio Pritzker en 2008, se reunió por primera vez con el presidente de la Fundación Cartier, Alain Dominique Perrin, las ideas estaban claras. “Sabía lo que quería: un monumento para París”, recuerda el arquitecto.
El auditorio panelado de madera teñida de rojo, el color que más caracteriza a Cartier.
© Adrien Dirand
La espera ha sido larga. Hace doce años, Perrin puso el ojo en un imponente edificio del siglo XIX situado en la rue de Rivoli: un antiguo hotel convertido en grandes almacenes que durante décadas albergó también un mercado de anticuarios. No tenía duda alguna de que ese lugar debía ser el futuro –y más grande– hogar de la Fundación. Así que llamó a Nouvel y le invitó a visitarlo para saber qué pensaba. El arquitecto fue consciente, prácticamente al instante, del valor del espacio, conocido como los Grands Magasins du Louvre. “Su punto fuerte está en su longitud, como le ocurre al Centre Pompidou”, explica. Pero también percibió el reto: “Era un lugar oscuro, sin profundidad. Había que encontrar diferentes alturas y jugar con la luz. Queríamos crear una perspectiva que ayudara al visitante a ubicarse”.
Para lograrlo, Nouvel ha ideado un atrio de más de 6.500 metros cuadrados con cinco plataformas móviles que pueden elevarse hasta once metros, transformando el entorno según las necesidades del momento. “Son como escenarios”, explica el francés. Esta flexibilidad permitirá a comisarios y artistas adaptar el espacio a obras de todo tipo y generar recorridos múltiples según sus deseos. “Buscábamos jugar con eso, no simplemente con muros y más muros”. La galería central, inundada de luz, se articula alrededor de más de 1.200 metros cuadrados de pasarelas –o passages, como le gusta llamarlas a Nouvel– distribuidas en tres niveles, que ofrecen vistas aéreas de las exposiciones.