El paquete de medidas contra Israel, que el Consejo de Ministros aprobó la semana pasada, debe convalidarse en el Congreso antes del próximo 20 de octubre. El presidente del Gobierno volverá a someterse a un difícil examen parlamentario, esta vez con la dificultad añadida de que en este caso no se trata de un decreto cualquiera, sino del éxito o el fracaso de un plan sobre el que Sánchez asienta su intento de recuperar oxígeno político: el liderazgo internacional —y moral— contra el Gobierno de Benjamin Netanyahu por el «genocidio» en la Franja de Gaza.

El Ejecutivo ya ha mantenido contactos con los grupos parlamentarios con una perspectiva optimista, aunque algunos socios como Podemos o el propio Sumar han dejado claras sus reticencias o sus líneas rojas. La Moncloa cree que es un texto que podría votar incluso el PP, pero en Génova se desmarcan de lo que ven como un «ejercicio de hipocresía» por parte de Sánchez, además de una «cortina de humo» para que no se hable de sus problemas judiciales. Las fuentes consultadas recelan, además, de las consecuencias para «la defensa y la seguridad» de nuestro país y repudian la vía unilateral del Gobierno, adelantándose a la hoja de ruta europea.

Desde la dirección nacional del PP evitan concretar cuál será el sentido de su voto. Por ahora, apuestan por la «prudencia» hasta haber analizado el texto en profundidad para no dar pistas al Gobierno. Tampoco le interesa al partido de Alberto Núñez Feijóo «amplificar» un debate que permite a Pedro Sánchez «tapar» su difícil horizonte judicial y su compleja realidad parlamentaria, donde semana tras semana decaen proyectos de vital importancia para el Ejecutivo. Pero no son pocas las voces nacionales que ven difícil, por no decir imposible, brindar su apoyo al plan: «Esto no va ni de buenos ni de malos». Aseguran que, por ahora, el PSOE no ha llamado.

Más allá de las posibles consecuencias militares o económicas, en el PP se desconfía de la vertiente política del decreto. Creen que Sánchez pretende utilizar el embargo de armas contra Israel como una forma de situar a Génova en una posición incómoda, en un debate de blancos o negros: si no facilitan la aprobación del decreto, reflexionan las fuentes consultadas, Sánchez apuntará a Feijóo como ‘cómplice’ de Netanyahu. «O estás en contra de la masacre, o la justificas».

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El debate sobre Gaza implica una oportunidad para que el Gobierno, lastrado por meses de desgaste en los tribunales y en el Parlamento, pueda movilizar a la izquierda. Es una cuestión moral con la que sintoniza una buena parte de la opinión pública. Y también le permite incomodar a la derecha. Génova se sacude de los «chantajes» del jefe del Ejecutivo, y trata de imponer a la interna un criterio único para abordar el conflicto de Oriente Próximo que, sin embargo, hace agua por las dos velocidades que conviven en el partido en lo que se refiere a Israel.

Si finalmente opta por el voto en contra, el PP deberá subir a la tribuna de oradores con una posición nítida con la que evadir el marco al que le intentará llevar el Gobierno. Feijóo condena públicamente la «masacre» de Netanyahu en Gaza, al que exige cesar cuanto antes la ofensiva militar contra la población civil, pero insiste en que la repulsa política a lo que sucede en la Franja no puede quedarse sólo en la población palestina, sino también en las víctimas israelíes a manos de la organización terrorista de Hamás.

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El presidente evita utilizar la palabra «genocidio» para referirse a la matanza de civiles en Gaza. La línea oficial marcada por Génova implica esperar a que la Corte Penal Internacional ratifique si es o no el término jurídico adecuado. No obstante, a la ‘orden’ de Feijóo ya le han salido varias grietas. Porque ya son cuatro los presidentes autonómicos que se han saltado la directriz y han utilizado ese apelativo para censurar las acciones de Netanyahu: el presidente de Galicia, Alfonso Rueda; el de Andalucía, Juanma Moreno; el de Aragón, Jorge Azcón; y el de Melilla, Juan José Imbroda.

En la otra parte del tablero se sitúa Isabel Díaz Ayuso y el PP de Madrid. El alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, ya ha advertido en varias ocasiones que, en su opinión, lo que ocurre en Gaza «no es un genocidio», poniendo de manifiesto la disparidad semántica en las filas del primer partido de la oposición. La presidenta de la Comunidad de Madrid tampoco ha exhibido, hasta la fecha, una condena rotunda a los ataques indiscriminados contra la población gazatí.

En línea con el expresidente del Gobierno, José María Aznar, Ayuso evita defender la solución de los dos Estados para poner fin al conflicto, una vía a la que apeló el Rey Felipe VI y que respalda su propio partido. La madrileña se perfila como contrapeso diplomático al intento de Sánchez de «aislar» a España y «demonizar» a Israel y tampoco duda en poner distancia con el criterio templado que prima en el PP.

Ayuso rechaza de forma categórica el embargo de armas que el presidente del Gobierno pretende impulsar desde la Moncloa, pero no se queda en las palabras, sino también en las acciones: la pasada semana, y pese a la directriz interna de no amplificar el debate de Gaza, Ayuso se reunió en la Real Casa de Correos con la encargada de negocios de la Embajada de Israel en España, Dana Erlich.

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Consciente de que será un debate en el que la «unidad» interna pujará al alza para no dar oxígeno a Sánchez. Feijóo intentó apaciguar las voces discordantes y trasladar una imagen de sintonía durante el cónclave de trabajo que este fin de semana ha tenido lugar en Murcia, donde se han reunido a puerta cerrada todos los presidentes autonómicos del PP junto al líder nacional y varios miembros de la dirección. Reconoció «matices» y «acentos» dentro de sus filas, pero pidió mantener las filas prietas.

«Todos los días el objetivo será dividirnos», lanzó el líder del PP en presencia de sus barones territoriales. Sin hacer referencia de forma concreta al debate sobre Gaza, Feijóo quiso dar la orden de no caer «en las trampas» del Gobierno pese a los intentos de «despistarnos»https://www.elconfidencial.com/espana/2025-09-29/genova-deja-solo-sanchez-decreto-contra-israel-mientras-tapa-grietas-internas_4217167/.»No tenemos que hablar para enfrentar a los españoles. Tenemos que hablar exclusivamente para dar una respuesta a lo que los españoles necesitan. No estamos para meter humo y que no se vea todo lo que hay detrás», zanjó.

El paquete de medidas contra Israel, que el Consejo de Ministros aprobó la semana pasada, debe convalidarse en el Congreso antes del próximo 20 de octubre. El presidente del Gobierno volverá a someterse a un difícil examen parlamentario, esta vez con la dificultad añadida de que en este caso no se trata de un decreto cualquiera, sino del éxito o el fracaso de un plan sobre el que Sánchez asienta su intento de recuperar oxígeno político: el liderazgo internacional —y moral— contra el Gobierno de Benjamin Netanyahu por el «genocidio» en la Franja de Gaza.