Lunes, 29 de septiembre 2025, 06:30

Juan Moro Tello, en la actualidad es escultor, aunque ha dedicado gran parte de su vida a dos pasiones muy distintas: la seguridad y la escultura. Durante 32 años trabajó como guardia de seguridad en Caja Duero, protegiendo el patio central de la Oficina situada en los Bandos, mientras cultivaba en su tiempo libre el arte de tallar la piedra de Villamayor. Hoy, Juan dedica su tiempo a trabajar con gran delicadeza sus obras en su pequeño taller en un garaje junto a las pistas de Nica.

«Empecé hace muchísimos años como afición y poco a poco fui profesionalizándome», recuerda. Su especialidad es la piedra de Villamayor, aunque también trabaja con areniscas y calizas. Entre sus retos más singulares destaca la participación en el certamen de Laguna Duero, donde las esculturas flotan sobre el agua, obligando a crear obras grandes pero ligeras.

Autodidacta, Juan aprendió de los viejos escultores y canteros, combinando técnica y paciencia, virtudes que también le sirvieron durante su carrera en seguridad: «conocer la piedra desde su origen hasta la talla es fundamental. Luego, el aprendizaje viene día a día, con horas de dedicación… y con ojo avizor, como en mi trabajo de guardia», bromea.

En su taller se pueden ver obras clásicas y modernas: escudos heráldicos, búhos, astronautas, panorámicas de Salamanca e incluso piezas de inspiración picassiana. Para Juan, la diferencia entre artista y artesano es clara: «Un artista vende lo que crea, un artesano hace lo que cree que se va a vender. Yo combino ambas cosas: me gusta crear y también atender a lo que el público demanda». Entre las piezas más solicitadas destacan los motivos charros, conchas, relojes o relieves, reflejo del rico patrimonio de Salamanca. «Tengo también varias esculturas que se han hecho en directo y que me he quedado con ellas, por el capricho de tenerlas», como es el caso del Búho que realizó en Béjar en una exhibición que se realizó a las puertas del Museo de Mateo Hernández, «acudí allí con esa pieza, una dama entrea guas, las raíces de este escultor bejarano es la talla en directo, sobre piedra dura y eso es lo que representé allí, sin herramienta eléctrica, solamente a mano a la vieja usanza, con martillo y cincel». También se puede ver al fondo del estudio algún guiño a autores como Picasso, con una cabeza picassiana donde utiliza de manera alegórica imágenes del autor malagueño, para desarrollar su idea final.

Además ha participado en numerosas exposiciones por toda la geografía de Castilla y León como en Segovia, Zamora, Valladolid o Laguna del Duero, incluso fuera como en Badajoz.

Una de sus últimas creaciones es un Blasón Heráldico que esta rematando en esos momentos, un encargo de una familia, al que le ha llevado su elaboración cerca de tres semanas, «hay que ir muy seguro porque aquí no hay marcha atrás si te equivocas en la talla se acabó, tienes que ir con mucho mimo, mucha paciencia y poco a poco», señala, además añade «si te fijas el guerrero que está en medio de los dos escudos mira hacia el escudo del padre para identificarlo, eso es que es un hijo reconocido, si mírase hacia la izquierda eso quiere decir que se tratará de un hijo bastardo».

Con años de experiencia, premios y certámenes a sus espaldas, Juan Moro Tello, escultor autodidacta y guarda de seguridad, sigue tallando su legado entre la piedra y el buen humor, «soy un escultor muy seguro, tanto en el taller como cuando estaba en el patio de Caja Duero».

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