El torero Miguel Ángel Perera regresa a la plaza de toros de Pontevedra en su 125 aniversario. Es la cuarta vez que visita el coso de San Roque, este año para actuar en la corrida goyesca, que se celebra en el último día de la Feria de la Peregrina, el viernes 15 de agosto.

¿Cómo surge su interés por la tauromaquia?

Mi interés surgió desde muy pequeño, jugando con un paño de cocina en el patio de mi casa. A los 14 años entré en la Escuela de Tauromaquia de Badajoz. Recuerdo la primera vez que toreé: era un niño y tenía mucha ilusión, me sentía la persona más feliz del mundo.

¿Cómo se siente al entrar en la plaza de toros?

Las sensaciones son siempre de ilusión e incertidumbre. Antes de entrar, llevo un día tranquilo en el hotel, intento ir con calma.

Es su cuarta vez en la plaza de toros de Pontevedra, ¿cómo suele ser su experiencia?

Ha sido una plaza en la que no me he prodigado mucho. Hace años que no iba y estoy muy ilusionado y agradecido de volver a estar este año en la Feria de Pontevedra, en esta corrida tan especial con un público festivo y cariñoso.

¿Qué espera del público taurino gallego?

Sobre todo, deseo que los asistentes se puedan divertir con los toreros que van a ir ese día. Espero que la corrida nos ayude y podamos dar una tarde bonita de toros.

Está en los primeros puestos del escalafón, ¿qué desafíos conlleva este mérito?

Es importante torear mucho y estar en todas las ferias, pero esto al final no es una estadística como lo puede ser el fútbol. Los números son relativos, hay que valorarlos en su justa medida. Es verdad que estar en una posición alta en el escalafón quiere decir que estás toreando mucho y que tienes una presencia amplia en las ferias. A cualquier torero le gusta estar anunciado, viajar y todo eso.

¿Cómo es la preparación, tanto física como mental, de un torero?

Es algo muy personal, cada uno lo lleva a su manera. Yo le doy mucha importancia a la preparación física, forma parte de mi fondo como torero e invierto mucho tiempo en ella. La preparación mental es cuestión de tiempo y madurez. Vas asimilando y cogiendo oficio y conocimiento, es algo que va por dentro.

¿Cuál diría que ha sido el mayor reconocimiento que ha obtenido?

No me sabría quedar con algo en concreto. Al final, para mí la mayor satisfacción es que, después de tantos años en esta profesión, sigo estando con la ilusión del primer día y sigo contando con el reconocimiento y la espera del público.

Le han compuesto un pasodoble en su nombre, ¿cómo se siente con este homenaje?

Es bonito que la gente se acuerde de ti y que de alguna forma te quiera homenajear. Todo lo que sea una muestra de cariño hacia tu persona siempre se agradece.

¿De todas sus actuaciones, destacaría alguna faena en especial?

Afortunadamente, los años de mi carrera dan para mucho, pero siempre se me vienen a la cabeza faenas en la plaza de toros de Madrid, que ha sido la plaza que más ha marcado mi trayectoria.

¿Cuál ha sido su momento más difícil de todos estos años?

Momentos complicados siempre hay. Los percances que más te marcan son los que te cuestan más recuperarte.

¿Qué le hubiera gustado ser, de no haber sido torero?

Yo hacía mucho deporte y me gustaba mucho el fútbol, así que posiblemente hubiera seguido con el fútbol y, por supuesto, también con los estudios.

¿Considera que la tauromaquia está en auge o en decadencia?

Considero que la tauromaquia está en mucho auge. Hay mucha gente joven y muchos niños en los toros, lo que es muestra de una salud muy buena.

¿Qué mensaje le daría usted a las nuevas generaciones de toreros?

Les diría que se dediquen a la profesión con la dedicación y la entrega que requiere. Es una profesión muy absorbente, muy sacrificada y tienes que estar dispuesto a afrontarlo y a tomarlo de esta manera.