Haber crecido en los ochenta es sinónimo de haber querido ser un ‘Goonie’. Todos los que vivieron a la sombra de la era Reagan recuerdan con cariño el alumbramiento, hace exactamente 40 años, de Los Goonies (1985), entrañable cinta de aventuras con Richar Donner a los mandos y bajo el cobijo del ya convertido en un todopodeoso del cine Steven Spielberg. 

Como ya pasaba con el ‘Piraña’ de Verano azul, las pandillas cinematográficas siempre tenían que tener a su miembro regordete, y en la película de la factoría Amblin el puesto lo ocupó un robaescenas llamado ‘Gordi’. El entrañable personaje que hizo famoso el super-meneo (‘truffle shuffle’) fue interpretado por Jeff Cohen, un joven actor que conquistó a toda una generación con aquella inolvidable película en la que se divirtieron otras futuras estrellas como Josh Brolin, Sean Astin o el recientemente resucitado Ke Huy Quan.

Sin embargo, y a diferencia de sus compañeros de reparto, Cohen tomó otro rumbo lejos de la meca del cine. Tras dar vida a Gordi, apareció de forma esporádica en episodios de series como Cuentos asombrosos (también orquestada por Spielberg) y puso voz a Grunt en la película animada de Scooby Doo y la Escuela de fantasmas. Más tarde participó en Perfecta armonía (1991), pero aquel fue su último trabajo frente a las cámaras. Consciente de que su carrera como actor infantil había llegado a su fin, decidió apostar por los estudios de Derecho.

El cambio fue radical. Hoy, a sus 50 años, Jeff Cohen está completamente irreconocible y ejerce como abogado en Los Ángeles, donde fundó junto a un socio su propio despacho, Cohen & Gardner. Desde allí ha representado a diferentes figuras del entretenimiento, entre ellas su antiguo compañero Ke Huy Quan, al que ayudó a conseguir el papel que le valió el Oscar por Todo a la vez en todas partes. Tan estrecha es su relación que Quan no dudó en mencionar a Cohen durante su discurso de agradecimiento en la gala de los premios de la Academia.

Repartirse el pastel

En una reciente entrevista con el Daily Mail, Cohen recordó los motivos que le llevaron a abandonar la interpretación en plena adolescencia. «Básicamente había unos cuatro niños gordos en la ciudad, así que cada vez que había un papel de niño gordo veías a las mismas personas en el casting. Era la supervivencia del más gordo», explicaba con ironía.

El actor confesó que la llegada de la pubertad supuso un punto de inflexión en su vida. «Fue el fin de mi carrera. Me estaba transformando de ‘Gordi’ a ‘musculado’ y ya no podía conseguir papeles», relató. Aquel cambio físico le cerró las puertas de la industria, pero también le abrió el camino hacia una profesión en la que hoy goza de prestigio. 

Super Donner

Más allá de su vida en los tribunales, Cohen guarda un cariño especial hacia quien fue su mentor en Hollywood: Richard Donner, director de Superman y Los Goonies. Cohen ha relatado en varias ocasiones que Donner y su esposa, la productora Lauren Shuler, llegaron a pagarle la universidad tras conocer las dificultades económicas a las que se enfrentaba. «Me cambió la vida. Creyeron en mí cuando yo no tenía nada que ofrecerles», reconoció.