Que Kilian Jornet es un atleta único en el mundo y en la historia lo demuestran aventuras como ‘Desert Ride’, la ruta que el atleta ha realizado como parte de su gran reto ‘States of Elevation’. El catalán ha llevado sus prestaciones físicas hasta otro nivel con este nuevo capítulo de su viaje en el que ha dejado sin palabras al mundo.
Después de completar en 16 días de actividad sin descanso las 14 ascensiones de la zona de Colorado por encima de los 4.200 metros de altitud, Kilian ha seguido su viaje con un particular trayecto en bicicleta. Una ruta que le ha vuelto a llevar al límite con etapas inhumanas.
La ‘Desert Ride’ de Kilian Jornet ha consistido en una expedición en bicicleta de gravel de cinco días en los que ha pasado por hasta cuatro estados diferentes y en los que ha recorrido 1.500 kilómetros. Otra hazaña de este portento de las capacidades físicas que ha desafiado las leyes de la naturaleza.

Una carrera por la supervivencia no apta para nadie más en el mundo y en la que ha unido las montañas de Colorado con la zona de Sierra Nevada, en California. Un capítulo más de ‘States of Elevation’ que, como el propio Kilian ha explicado, se ha convertido en un viaje en sí mismo.
Para completar esta impresionante epopeya, Kilian Jornet ha contado con la compañía de varios compañeros para así hacer más llevaderos el paso de los kilómetros. Y es que con el cansancio acumulado de etapas por encima de las 10 horas, en muchos momentos el mayor rival era la propia desconexión de una mente que le amenazaba con desfallecer incluso antes que sus piernas.
La dulce pesadilla de ‘Desert Ride’
Kilian Jornet comenzó su nueva aventura saliendo de Purgatory Flats con las piernas aún entumecidas tras 16 días entre las cumbres de Colorado. En este camino le acompañaron amigos como Scott Simmons, natural de Colorado. También Chris Myers, corredor de trail de élite.
Y no faltó en este capítulo Gemma Arro, antigua compañera del equipo español de esquí de montaña y amiga del propio Kilian Jornet desde hace más de 25 años. Esta nueva ruta, en su parte inicial, consistió en un trayecto en forma de serpiente por los altos cañones de Colorado.
Después atravesó las mesetas de Nuevo México, llegó a rozar las rocas rojas del estado de Arizona y se extendió hasta el infinito y misterioso desierto de Mojave. Con un recorrido tan largo, Kilian Jornet llegó a encadenar algunas etapas de 11, 12 e incluso 15 horas sobre el sillín de su Trek.
Además, en muchos momentos las condiciones no han sido fáciles, ya que ha tenido sortear rachas de vientos huracanadas, momentos de lluvias inesperadas y, sobre todo, un calor desértico con máximas que superaban los 38 grados.
Y por si fuera poco, todo en un entorno en el que se hacía difícil mantener la concentración en el esfuerzo por culpa de los paisajes áridos. Tanto es así que el propio Kilian reconocía que el hipnótico ritmo de los vagones del tren se convertía en ocasiones, no solo en la banda sonora del viaje, sino en su único contacto con la realidad.
«A veces, contar los vagones del tren era lo más emocionante del día», confesaba entre risas. Sin embargo, Kilian ha terminado muy satisfecho esta parte de su aventura ya que el viaje lo ha tenido todo: belleza y naturaleza salvaje, risas, fatiga y vastas extensiones de carretera vacía sin fin a la vista.
Debido a la gran distancia que tenía que cubrir en cada jornada, Jornet comenzaba cada día antes del amanecer y terminaba bien entrada la noche. Las paradas del equipo cada pocas horas se convirtieron en salvavidas: repostar, reagruparse, seguir adelante.
Por el momento, Kilian Jornet ya ha cubierto una distancia total de 3.355 kilómetros en poco más de 20 días, sumando un total 332 horas de actividad y habiendo ascendido 87.703 metros de desnivel positivo. Todo en un viaje que prosigue y que no se detiene rumbo a romper la historia.