En esta imagen proporcionada porEn esta imagen proporcionada por Universal Pictures, Cillian Murphy en una escena de «Oppenheimer». (Universal Pictures vía AP)

En el año 2023, Christopher Nolan llevó a la gran pantalla la historia de uno de los personajes más importantes (y controvertidos) de la historia reciente de la humanidad: Robert Oppenheimer, el científico que lideró el Proyecto Manhattan que, en última instancia, concluiría con la construcción de las bombas atómicas y el consiguiente inicio de la era del armamento nuclear.

Con Oppenheimer, Nolan demostró su capacidad para transmitir toda la fuerza dramática de una historia totalmente alejada de sus grandes taquillazos de ciencia ficción (Origen, Interestellar, Tenet) y otras incursiones en géneros como el thriller (Memento, El truco final), el cine de superhéroes (la trilogía de Batman) o el bélico (Dunkerque). Así, al menos, lo consideró la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, que premió su trabajo con siete premios Oscar, incluyendo Mejor dirección y Mejor película.

En resumidas cuentas, Oppenheimer fue un éxito de crítica y público. Prueba de ello es que tras una masiva recaudación en salas (cabe recordar la locura colectiva que supuso el fenómeno de Barbieheimer) que situó sus ganancias en casi 1.000 de dólares, sigue siento una opción más que atractiva para su visionado en plataformas. Tras su emisión este domingo en Televisión española, la película podrá verse esta misma semana en RTVE Play de forma totalmente gratuita. Eso sí, para quienes ya la hayan podido disfrutar y quieran más similares, desde Infobae España ofrecemos una serie de títulos ideales para un buen maratón.

«Código enigma» narra la historia de Alan Turing, el matemático que lideró un equipo de criptógrafos para descifrar un código nazi en la Segunda Guerra Mundial

Científicos, Segunda Guerra Mundial, los dramas de genios incomprendidos… si tuviéramos que señalar la película más emparentada con el Oppenheimer de Nolan con otro largometraje, este sería sin duda The Imitation Game (Descifrando Enigma), película dirigida por Mortel Tyldum y protagonizada por un Benedict Cumberbatch magistral en su papel de Alan Turing. Para quien no lo sepa, Turing fue un matemático británico que, junto a su equipo, logró descifrar el código secreto con el que los nazis se enviaban mensajes a través de la máquina codificadora Enigma: un hito monumental, si se tiene en cuenta que gracias a él los Aliados pudieron adelantarse al Eje en momentos clave como el Día D. Por si fuera poco, al igual que Oppenheimer, Turing también se llega a cuestionar el peso moral de la ciencia cuando esta es aplicada en la guerra, así como las consecuencias personales que puede conllevar esta mortal colaboración. Sobre otros grandes genios de la ciencia se pueden ver igualmente la primera temporada de la serie Genius, centrada en Albert Einstein, o películas como La teoría del todo o Una mente maravillosa, sobre Stephen Hawking y John Nash, respectivamente.

Gary Oldman como Churchill, enGary Oldman como Churchill, en «Las horas más oscuras»

De Oppenheimer hay mucho que destacar: su impresionante fotografía, su estilizada banda sonora, su alambicado guion alternando momentos pasados, presentes y futuros… Pero, probablemente, un elemento con el que muchos se quedarán es con el buen trabajo de su actor principal, Cillian Murphy, para encarnar a la perfección la complejidad moral y psicológica de un personaje como el padre de la bomba atómica. Una brillante interpretación que podría compararse con muy pocas, aunque entre esas elegidas, sin duda, estaría la de Gary Oldman como Winston Churchill en El instante más oscuro. En esta película de Joe Wright, seguimos al famoso primer ministro británico durante los días en los que se debatió si firmar un tratado de paz con Alemania o luchar por la liberación de Europa. Un drama político brutal donde, de nuevo, la línea del bien y el mal se ve desdibujada por lo que unos llaman el interés general y que lleva a preguntarse en qué casos el fin justifica los medios. A quienes les interese ese lado británico de la guerra, podrían complementar la experiencia con otra película en un tono completamente distinto pero también muy entretenida: El discurso del rey (2010).

¿Qué tiene que ver una historia de la Segunda Guerra Mundial con una película Argentina ambientada en los años 80? Una de las partes más interesantes de Oppenheimer es el juicio al que se ve sometido el científico una vez las bombas atómicas han sido lanzadas, provocando cientos de miles de muertes. Un proceso judicial cuyo fin, en realidad, persigue también el de poder desarrollar un arma incluso más poderosa. En esta vía de lo judicial, el tribunal de Oppenheimer nos sirve como termómetro ético y político del poder más tirano, algo que confluye a la perfección con Argentina, 1985, película que sigue el juicio contra los militares de las Juntas de Videla, quienes durante años habían liderado la sangrienta dictadura militar que atenazó al país desde 1976 hasta 1983. Dirigida por Santiago Mitrey y protagonizada por Ricardo Darín y Peter Lanzani, este drama judicial basado en hechos reales puede ser una opción más que razonable para ver después de Oppenheimer. En Argentina, todo sea dicho, fueron pioneros en la historia moderna en juzgar a los responsables de crímenes de lesa humanidad perpetrados bajo el mando de juntas militares.

Imágenes de '¿Teléfono rojo? VolamosImágenes de ‘¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú’. (Columbia Pictures)

En más de una entrevista, Christopher Nolan ha subrayado la influencia que tuvo en él la obra de Stanley Kubrick y, muy en especial, su 2001: Odisea en el espacio. De este mismo cineasta, sin embargo, hay una película que puede relacionarse fácilmente con Oppenheimer, que no es otra que ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú, una comedia a la que le basta con su hora y media de duración para realizar una de las sátiras más contundentes sobre la amenaza nuclear que siguió al final de la Segunda Guerra Mundial con el inicio de la Guerra Fría. Kubrick no centra su historia en el lado científico de esta carrera armamentística que, en cierto modo, sigue hasta nuestros días, sino que se concentra en abordar la estupidez y la megalomanía de quienes, en última instancia, detenta la responsabilidad de decidir si lanzar o no lanzar una bomba… incluso cuando ello puede conllevar el fin del mundo. Ese mismo año, por cierto, Sidney Lumet dirigiría Punto límite, donde con una dosis mucho mayor de seriedad contaría la misma historia.