LeBron James se ha pasado el verano llorando, clamando quizá por ese trono de líder que le han confiscado los Lakers para dárselo a Luka Doncic. El trono que durante más de 20 años ha ocupado como líder de cualquiera de los equipos en los que ha estado y convertido en una poltrona en la que The King ya no se puede acomodar más, grandes números a sus 40 años pero ya incapaz de resolver partidos decisivos de playoffs por si solo como antaño. 

Siempre tan sibilino para no despotricar contra su equipo, LeBron hizo saber su descontento a los Lakers por mediación de un comunicado de su agente, Rich Paul, quien remarcó la prioridad de su representado de ganar de inmediato ante el enfoque de los de púrpura y oro a futuro con Doncic. Sonaron sus queridos Cavaliers y también los mismos Mavericks que traicionaron a su compañero de dúo. 

Pero los Lakers se mantuvieron firmes y, tras renovar al ex del Real Madrid por tres años y 165 millones, no ofrecieron absolutamente nada a LeBron James, quien tras activar su opción de jugador para una temporada más por 52,6 millones se va a ver sin equipo en el verano de 2026 y con 41 años. Así que ayer tenía más sentido que nunca preguntar a The King por su retirada, si también esperará a su otro hijo, Bryce James, quien este curso jugará en la NCAA con los Arizona Wildcats y será elegible para el draft del año que viene. 

“No voy a esperar a Bryce. No sé cuáles son sus plazos, es joven. Está en Tucson (donde juegan los Wildcats). Veremos qué pasa este año y el año que viene, pero él tiene sus propios plazos y yo los míos. Y no sé si encajan. Veremos”, dijo entre risas en el Media Day un LeBron que jugará su segunda temporada junto a su hijo mayor, Bronny. 

Bryce James jugará su primera temporada en la NCAA

Bryce James jugará su primera temporada en la NCAA

Getty Images

Un LeBron en cambio parco en palabras al ser preguntado por sus pataletas en verano. Más concretamente, para suavizar la pregunta a no ser que se fuera a enfadar, si estaba contento con el equipo que han apañado los Lakers para pelear por su quinto anillo. 

“Me voy a poner a trabajar y ver lo que podemos hacer”, dijo sin más, visiblemente molesto por la pregunta, el ’23’, a las puertas de su temporada 23 en la NBA, tantas como ningún otro jugador ha hecho en lo que será un nuevo récord del astro de Akron para romper el de 22 campañas de Vince Carter. 

Pero, a excepción de este incómodo momento para The King sondeado por sus lloros de verano, LeBron mantuvo un tono bien amable durante el Media Day y hasta de aceptación de no ser ya el rey del mambo en estos Lakers que, sin haberle ofrecido ningún contrato, parecen estar sugiriéndole de manera implícita que se largue. 

“No estoy preocupado por contratos en este punto de mi carrera. Esto no me molesta para nada. Me siento honrado de tenerlo incluso, de tener un contrato y todavía jugar el deporte que amo en este parte de mi carrera y sacar la máxima ventaja de ello”, aseguró el cuatro veces campeón de la NBA. 

“Estoy entusiasmado por poder jugar una temporada más, estoy súper dedicado, el fin va a ser más pronto que tarde. Lo que me sigue empujando a jugar es mi amor por el juego y, aún más, el proceso. Tratar de poner mi cuerpo cerca del 100% es algo maravilloso para mí”, añadió LeBron, quien parecía estar recitando ese discurso desde el corazón y no desde la falsa modestia, consciente de su situación contractual. 

El General Manager de los Lakers, Rob Pelinka, aseguró la semana pasada que LeBron sería el que decidiera cómo poner fin a su meteórica carrera y que le gustaría verle retirarse de laker, bonitas palabras a la par que con un traicionero trasfondo, el de sugerirle a The King que, si quiere retirarse en Los Ángeles, que se retire tras este curso pues hasta aquí lo de ofrecerle contratazos. 

Después de todo, la estrella tampoco ha predicado con el ejemplo y, pese a las exigencias de luchar por el anillo de inmediato, no ha propuesto ninguna rebaja salarial que le diera al equipo más flexibilidad para reforzarse. Aunque, pese a la avaricia de LeBron, los Lakers han mejorado el apoyo al trío Luka Doncic – LeBron James – Austin Reaves con las adiciones de todo un Defensor del Año como Marcus Smart, Jake LaRavia y un Deandre Ayton que viene a llenar el vacío dejado por Anthony Davis en el ‘5’. 

LeBron, al servicio de Doncic 

Tal es el grado de aceptación de LeBron en lo de no ser ya la estrella en Hollywood que hasta ayer vino a decir algo como que está para servir a Luka Doncic:

“Jugar con él cada noche me motiva mucho, por eso entreno mi cuerpo, para salir cada noche ahí fuera e intentar ser el mejor jugador que pueda para él”, apuntó el ’23’, que también habló del aspecto de su juego en el que más ha trabajado este verano bromeando primero para luego dar una respuesta muy significativa que dice todo sobre el rol más secundario que está dispuesto a tomar. 

“Mi swing de golf”, dijo LeBron en primera instancia para luego mencionar los triples a pies parados para sacar ventaja a lo generado por otros. 

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“He estado trabajando el catch and shoot. Tenemos muchos chicos que pueden manejar el balón como Luka, Austin Reaves y Marcus Smart y es cómo todavía puedo ser efectivo en un equipo en el que no tengo que conducir tanto el balón, (aunque) puedo manejar el balón también. Hice un poco de todo, pero muchos más triples en catch and shoot”, explicó el ’23’, con un 37,6% desde el perímetro el pasado curso y un volumen de casi 6 tiros en una de sus mejores temporadas de siempre desde la larga distancia.

Una pasada campaña en la que LeBron James dejó unos notables números de 24,4 puntos, 8 rebotes y 8 asistencias con un 51% en tiros de campo pero en la que confirmó en la dolorosa eliminación en primera ronda de playoffs que ya no se puede bastar por sí mismo para ganar anillos. Ahora, y mientras deshoja la margarita de su retirada, ha aceptado lo de ponerse a disposición del ex del Real Madrid.