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En un rincón elevado del norte de Israel, con vistas al mar de Galilea, un detector de metales comenzó a emitir señales frenéticas. Jamás se habrían imaginado lo que estaban a punto de encontrar. Lo que parecía una inspección rutinaria en el Parque Nacional Sussita (o Hippos, como se conocía en la Antigüedad) se ha convertido en uno de los descubrimientos arqueológicos más deslumbrantes de la década: un tesoro bizantino de 1.400 años compuesto por casi 100 monedas de oro y fragmentos de exquisita joyería incrustada con perlas y piedras semipreciosas.

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Un tesoro bizantino

El descubrimiento tuvo lugar en julio de 2025, cuando una buscadora experimentada que opera desde hace mucho con detector de metales y colabora con el equipo de excavación de la Universidad de Haifa (Israel), Edie Lipsman, detectó una señal intensa cerca de una gran piedra situada entre dos muros antiguos. Podría decirse que el dispositivo se volvió loco; estaba claro que lo que aguardaba no era un simple hallazgo aleatorio, era un auténtico tesoro.

Tras la detección inicial de Lipsman, Los arqueólogos, liderados por los investigadores Michael Eisenberg y Arleta Kowalewska del Instituto Zinman de Arqueología, confirmaron rápidamente que, efectivamente, se trataba de uno de los mayores tesoros bizantinos jamás hallados en Israel en tierra firme. Habían localizado una gran cantidad de monedas de oro, entre otros objetos.

Monedas imperiales y joyas dignas de una reina

Concretamente, escondidas en las laderas de los Altos del Golán junto al mar de Galilea fueron descubiertas hasta 97 monedas de oro, que abarcan desde el reinado del emperador Justiniano I (518–527 d.C.) hasta los primeros años del emperador Heraclio (610–613 d.C.). Entre ellas hay sólidos (solidi), medios (semissis) y tercios (tremissis, moneda creada por Teodosio I) de oro puro. Algunas monedas conservaban incluso restos de tela, lo que sugiere que estaban envueltas en una bolsa de lino o seda.

Una de las piezas más valiosas es un tremís extremadamente raro, acuñada en Chipre en el año 610 durante la revuelta de Heraclio el Viejo y su hijo, contra el emperador Flavio Focas. Es tan preciado este ejemplar porque solo se ha hallado otra moneda de este tipo en Israel, según el numismático del equipo, Danny Syon.

En cuanto a las joyas, los arqueólogos encontraron delicados pendientes y fragmentos de oro decorados con perlas, piedras semipreciosas y vidrio de colores. Según los expertos, la orfebrería tiene una calidad exquisita; tanto es así que bien podrían servir de inspiración estos diseños para crear joyas actuales basadas en este tesoro bizantino. Por el momento, el equipo de la Universidad de Haifa planea realizar una investigación detallada de cada una de las monedas y objetos hallados.

Hippos: una ciudad cristiana entre la fe y el fuego

Sussita, también conocida por su nombre griego Hippos (que significa caballo), fue una ciudad fundada por los antiguos griegos en el siglo II a.C, que acabó convirtiéndose en un influyente centro cristiano durante el periodo bizantino. En su apogeo, albergaba al menos siete iglesias y era sede episcopal, ya que fue un importante centro cristiano en la época.

Pero en el año 614, la ciudad fue sacudida por la invasión del Imperio sasánida (los persas), que arrasó muchas ciudades cristianas de la región, incluida Sussita (o Hippos). En este escenario de guerra, no es de extrañar que este tesoro tan preciado hubiese sido ocultado para evitar los temidos saqueos a la población.

Los restos de un mundo ya desaparecido

Lo que hace especial este tesoro no es solo su valor material, sino el momento histórico en el que se encuadra. Se trata de una época de tremendas transiciones en la región.

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Y es que, tras la retirada de los persas, los bizantinos recuperaron brevemente el control de la zona, hasta que en el año 636 las fuerzas musulmanas conquistaron permanentemente Palestina. El abandono definitivo de la ciudad se produjo en el año 749 a causa de un terremoto devastador de magnitud 6-6,5 en la escala Richter que destruyó tanto miles de vidas como edificaciones. El terremoto no solo afectó a Sussita: Tiberíades, Beit She’an y Pella también fueron destruidas.